Para Bibiana Rojas García, del Issstep, ser enfermera trasciende a los cuidados médicos que dan a los enfermos de Covid-19, pues el personal ejerce como familiar y confidente cuando a los pacientes les invade el miedo, ante la falta de visitas familiares.
Entrevistada por este medio, comentó que cuando a los internos les invade la ansiedad, a veces basta con “una sola palabra” para cambiarles el panorama y aminorar “un poco” el terror relacionado a la muerte.
“Entonces tú tienes que cubrir esa parte de decir: no, tu familiar está afuera, está al pendiente de ti, preguntó por ti, te mandó esto. A veces es necesario investigar que no solamente está el tío, o el hermano, y decirle: está tu compadrito, está este, el otro, para que ellos tengan un aliciente en su alma y vean que alguien los está esperando”, aseveró.
Debido a que los pacientes no pueden recibir visitas por riesgo de contagio, precisó que ellos son el único contacto que tienen con el exterior, porque ella y otros compañeros deciden platicar con ellos, preguntarles a qué se dedican, cuántos hijos tienen, cómo se llevan con ellos, qué es lo que más disfrutan, con lo que, poco a poco, “suelen abrirte su mente y su corazón”.
“Desde que entran hasta el momento en que salen, somos ese familiar que no tienen a lado. Somos las personas que les estamos dedicando tiempo en cuidado y moral, un poco como decir: no eres un paciente, eres un ser humano, al igual que yo”, expresó.
Solemos estar en “último suspiro” de pacientes
No obstante, dicho esfuerzo los golpea anímicamente cuando su salud se complica, pues “a veces el paciente va evolucionando bastante bien y por alguna situación su estado cambia completamente”.
“Es ahí cuando parte el alma ver que todo el esfuerzo que tu hagas de repente, en minutos, se deteriora, así como también nos da también mucha alegría ver a pacientes que de un caso muy grave, suelen salir adelante y han logrado irse, venciendo la enfermedad”.
Para Bibiana es doloroso ser el “último suspiro” de los pacientes contagiados, aunque a su vez consideró que es “digno” tener la oportunidad de despedirse de ellos, de servirles como consuelo en situaciones límite y de acercarse a ellos con las medidas de protección necesarias, siendo “inevitable” encariñarse.
Como enfermera, contó, ha tenido que aislarse en casa de sus padres, ya que donde vivía corría el riesgo de contagiar a la familia de su hermano; también, decidieron mudarse con ella dos compañeras por temor a infectar a sus respectivos hijos, lo cual destacó que no es una situación exclusiva de ellas.
Lo anterior, en un marco donde Puebla registró –hasta el 3 de junio– que 21 por ciento de los casos de Covid-19 era de personal médico, mientras que este martes, la entidad registró un total acumulado de 11 mil 832 contagios.