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¿Reforma energética? No, atraco a la nación

Carlos Fernández Vega en su columna México SA, publicada en La Jornada, indica que como en tantos otros sectores privatizados por los neoliberales, la tan cacareada modernización y apertura del sector energético sólo fue un jugoso negocio para las empresas privadas –trasnacionales, especialmente– con cargo al erario; y a lo largo del presente gobierno se ha documentado que los indudables avances que en esta materia presumía la administración peñanietista se traducen en otro asalto a la nación.

Desde el inicio de la 4T, el presidente Andrés Manuel López Obrador denunció que gracias a la reforma energética peñanietista la producción petrolera en México cayó a niveles no vistos en 44 años, por lo cual nuestro país se vio en la penosa necesidad de importar crudo por primera vez desde 1974. Además, los consorcios privados participantes en el área prometieron inversiones por 200 mil millones de dólares (Pedro Joaquín Coldwell dixit) y, en los hechos, a duras penas llegaron a 800 millones; es decir, 0.4 por ciento de lo ofrecido.

Después se destapó la cloaca de los consorcios privados que, según esto, ganaron las licitaciones para construir gasoductos; siete de los cuales quedaron inconclusos o simplemente no entraron en operación, pero de cualquier suerte –amparados en contratos leoninos firmados por anteriores directores de la Comisión Federal de Electricidad– la hoy empresa productiva del Estado estaba obligada a pagarles un alquiler (las compañías cobraban sin dar el servicio comprometido), lo que implicaba el permanente saqueo.

Pero hay mucho más. El pasado martes, el Presidente denunció que el grueso de los contratos de compra de energía eléctrica a los productores privados es fraudulento, y se procederá contra los responsables de permitir el subsidio a los empresarios favorecidos en el sector; se trata de un fraude a la nación del cual se tiene un cálculo del daño al erario y se conocen los nombres de los funcionarios involucrados.

De cereza, ninguno de los organismos autónomos –supuestamente dedicados por ley a evitar ese tipo de transas– abrió la boca, pero hoy están muy preocupados y activos, porque el gobierno quiere cambiar las reglas del juego; es decir, quiere evitar el atraco a la nación que tales instancias debieron haber hecho desde el principio.

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Marcelo y Videgaray, ¿dos apuestas por Trump?

Salvador García Soto en su columna Serpientes y Escaleras, publicada en El Universal, indica que en el viaje que emprenderá López Obrador la próxima semana con rumbo a la Casa Blanca, está evidentemente la mano de Marcelo Ebrard. El canciller no es solo el traductor oficial del Presidente sino también el cerebro que maquinó, planeó y organizó la que será la primera visita oficial del Mandatario mexicano a Donald Trump, el Presidente estadunidense que hoy está en franca campaña por la reelección.

Junto al yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, Ebrard realizó todas las gestiones, consultas y cruces de agenda para afinar este primer encuentro en el que se celebrará, una semana después de iniciado, el arranque del Tratado de Libre Comercio México, Estados Unidos y Canadá, el T-MEC, que aunque se trata de un acuerdo trilateral, no contará en la improvisada ceremonia de inicio con la presencia del primer ministro de Canadá y será solo un acto encabezado por Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, luego de que Justin Trudeau no confirmara a las insistentes invitaciones del Gobierno de México para que acudiera también a la Casa Blanca.

El propio presidente López Obrador reconoció que hay “riesgos” en esta visita por el momento en el que ocurrirá, a escasas dos semanas de que Donald Trump arrancara su campaña como candidato presidencial del Partido Republicano, y es seguro que fue el mismo Ebrard quien le alertó de esos riesgos que debieron evaluar y sopesar muy bien antes de decidir hacer el viaje. Un político con la experiencia y el colmillo del secretario de Relaciones Exteriores, sabe bien que como decía su admirado Daniel Cosío Villegas, en política y en este viaje, “la forma es fondo” y que, por más que se declare que no es el objetivo ni el interés de este encuentro, la imagen del Presidente mexicano junto al Presidente (y candidato) Trump tendrá un impacto innegable en el ambiente electoral estadunidense.

En ese sentido Marcelo Ebrard parece actuar hoy igual que en su momento lo hizo Luis Videgaray Caso cuando, en plena campaña presidencial en Estados Unidos, invitó a México a Donald Trump y lo llevó hasta Los Pinos el 31 de agosto de 2016. Entonces, como ahora, Trump era el candidato republicano que iba abajo en las encuestas y también aquella visita fue operada y negociada por Videgaray con Jared Kushner, como ahora lo hizo Marcelo. Las dos reuniones, la de hace cuatro años con Peña Nieto y la de ahora con López Obrador, las propuso Trump porque igual ahora que entonces el encuentro le sirve más al candidato republicano, por su desventaja en las encuestas, que al Presidente de México.

No hay nada que haga pensar que Donald Trump no tratará de aprovechar la presencia de López Obrador para mandar un mensaje a los votantes latinos y a los indecisos en Estados Unidos para que entiendan que él tiene perfectamente dominadO y bajo control a México. Parece que las condiciones y el contexto se repiten en estos dos encuentros entre presidentes de México y Estados Unidos, y ante esas similitudes es difícil pensar que el resultado y la interpretación que se dé a la primera reunión Trump-López Obrador no sea la misma que en su momento tuvo la visita del republicano a Los Pinos: México y su Gobierno están apostando por la candidatura y por la reelección de Donald Trump para la presidencia de Estados Unidos.

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La columna Frentes Políticos, publicada en Excélsior, indica que 1. Nueva era. En la política no existen las coincidencias, pero para fortuna del presidente Andrés Manuel López Obrador, este 1º de julio fue doblemente significativo. Por un lado, el discurso de los avances de la Cuarta Transformación, a dos años del triunfo electoral. Y por el otro, la entrada en vigor del T-MEC, que finalmente se concretó y que beneficiará a los tres grandes países de la región. El tratado contiene mecanismos de certidumbre jurídica en la competencia trinacional que no tuvo el TLCAN. Los coordinadores parlamentarios en el Senado hicieron públicos mensajes de celebración por la entrada en vigor del T-MEC. Como siempre, los líderes de la oposición atemperaron la firma del tratado, pero la realidad les abofetea: a partir de ahora, los beneficios para los tres países son ya una realidad.

2. Serenidad. El presidente Andrés Manuel López Obrador, al rendir un informe a dos años del triunfo electoral, enfatizó en uno de los puntos que más ámpula han levantado en este gobierno. “Nunca se ha reprimido al pueblo ni hemos permitido masacres”, dijo. “Se eliminó la tortura y otras violaciones a los derechos humanos, se hace justicia en el caso de jóvenes de Ayotzinapa… Se atiende el tema de la Guardería ABC”. Reiteró que “no se espía ni se persigue a nadie y la oposición se manifiesta con libertad”. Y justo en este contexto, señaló que “nunca habían insultado tanto a un Presidente y la respuesta ha sido la tolerancia”. Es cierto, a pesar de las tentaciones que han tenido algunos legisladores para controlar lo que se publica en internet, la libertad seguirá siendo un derecho de los mexicanos.

3. El juego del poder. ¿Quién es más fuerte, el Estado o los delincuentes? José Ángel N., alias El Mochomo, supuesto líder del grupo criminal Guerreros Unidos y uno de los implicados en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, fue reaprehendido al salir del penal de El Altiplano y fue trasladado a instalaciones de la SEIDO. En los primeros minutos de ayer una jueza determinó su libertad por el delito de delincuencia organizada, sin embargo, al poner pie en la calle, nuevamente fue detenido por elementos federales, ingresado al penal y trasladado en helicóptero a la Ciudad de México, según su abogado, Arturo Rodríguez García. Es la eterna lucha de la justicia, mientras las autoridades policiacas cumplen con su trabajo, los jueces lo echan a perder desde sus escritorios. ¿Preso o no?

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