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Generalmente, los influencers son expertos en un tema o desarrollan una línea de contenido de forma consistente, lo cual los convierte en individuos reconocidos por una audiencia con la que comparten intereses comunes.

El término influencer, es un anglicismo y un neologismo que la Real Academia Española aún no reconoce. Sin embargo, en español se utiliza la palabra “influenciador” a modo de traducción y, hasta hace unos días ese era el status de Ricardo Forcelledo, Simon Ahued y Kike Prida.

Conocidos por su afición a los autos y luego de tener algunas colaboraciones en videos estos tres personajes y “amigos” se han vuelto la tendencia en la agenda mediática del estado por distintas circunstancias: de manera reciente Ricardo Forcelledo fue evidenciado en redes sociales por la diputada, Alessandra Rojo de la Vega, por violencia de género tras amenazar de muerte y acosar a la exnovia del influencer lo que derivó en una denuncia penal por parte del Gobierno del Estado encabezado por Miguel Barbosa Huerta quien atendió la solicitud realizada.

Simón Ahued, ha sido señalado de manera constante por retar a las autoridades y violar los límites de velocidad, además de participar de manera ilegal en arrancones y carreras de autos que no están permitidas ni regularizadas por las leyes poblanas. Por su parte Kike Prida, aunque ha mantenido un perfil más bajo y se ha deslindado de las acciones de Forcelledo, participa de manera permanente en este tipo de actividades que ponen en riesgo su vida y la de quienes circulan al lado de sus bólidos durante los trayectos que graban y difunden a través de sus redes sociales.

A pesar de sus casi 500 mil seguidores en distintas plataformas como Youtube e Instagram, ellos son ejemplo de los malos influencers.

Los influencers son un fenómeno digital propio de la masificación de los blogs y la aparición de las redes sociales este modelo de negocio (yutubers, blogeros, igers, etc) y su potencial, en términos comerciales, ha resultado ser atractivo para diversas marcas y empresas, ya que pueden conectar con su público objetivo a través de estrategias de mercadeo que incluyan a personas con presencia y popularidad en entornos digitales, siempre y cuando estas sean positivas.

Pero, ¿Algunas acciones o “equivocaciones” puede convertir a alguien en un mal influencer? Para 2008, el empresario y experto en marketing, Seth Godin, popularizó el concepto de tribus de consumidores, mediante el cual los humanos nos conectamos para formar tribus de personas que se conectan entre sí con un líder y una idea.

Este mismo concepto se aplica al mundo de las redes sociales de hoy en día. Al seguir a un influyente social, las personas se unen a un grupo social particular de personas con ideas afines con intereses y aspiraciones similares. Cuando este influyente endosa un producto o idea, su audiencia inconscientemente considerará la compra de este producto o su participación en la actividad como una norma o un acto de normalidad. Al comprar el producto, el consumidor confirma su membresía a este grupo, para estos casos desafortunados las etiquetas y tendencias apuntan hacia la normalización de la violencia contra la mujer y actividades fuera de la ley que ponen en riesgo la vida de otras personas.

La marca, en este caso ellos, pierde virtud y se contrapone ante otras conversaciones como lo son la violencia de género, la defensa de las mujeres, la lucha feminista, e inclusive, de manera intangible, la preservación de las buenas costumbres, que dentro de la sociedad respetan la normativa que indica no exceder los límites de velocidad, no romper la ley, y no retar a las autoridades, entre otras cosas.

Jiyoung Chae, profesor de la Universidades Nacional de Singapur, ha estudiado la envidia que se produce hacia las personas influyentes en las redes sociales, su investigación muestra que cuando nos exponemos a los contenidos de las redes sociales de las personas influyentes, las personas pasamos por un proceso psicológico de comparación social. Cuantas más personas estén expuestas a este contenido, más auto conscientes se vuelven o más envidiosas se vuelven del estilo de vida representado en el contenido de la influencia.

Con la publicidad tradicional, los consumidores expuestos al mismo mensaje muchas veces recuerdan la marca y/o el producto o servicio anunciado. Sin embargo, las personas nos irritamos si vemos un anuncio con demasiada frecuencia. En contraste, las personas que utilizamos las redes sociales, hemos optado libremente por seguir el contenido puesto a disposición por la persona influyente. Es decir, los consumidores no solo aceptan estar expuestos al contenido, buscan activamente este contenido y su participación o vivencia del mismo.

Los influyentes en las redes sociales se sienten más cerca de nosotros, ya que documentan los detalles de su vida personal a través de la web social. Los seguidores están, por lo tanto, más comprometidos con el influyente y las marcas y acciones que respaldan. A diferencia de las celebridades tradicionales, las personas influyentes de las redes sociales también se consideran expertas en su campo. Los influencers adoptan el papel de asesor de confianza y, por tanto, tienen un gran impacto en las actitudes, creencias y acciones de sus seguidores.

Ellos por lo tanto son amplificadores de sus conductas aprendidas en películas y/o otros personajes de influencia o ficción.

No obstante, la irresponsabilidad es lo que le otorga a los malos influencers la oportunidad de cambiar cualquier situación utilizando sus canales para convertirlos en un manejo de crisis exitoso. Pocos tienen la capacidad de hacerlo.

Nota: Conocí a Simon Ahued y Kike Prida apoyando a niños del Sistema Municipal DIF, alentándolos a cumplir sus sueños y motivándolos para seguir adelante, esto no es un tema de moral, simplemente creo que los actos definen a las personas, y no, no está mal correr automóviles a alta velocidad, ahí está la Fórmula 1, Nascar y otras cuantas disciplinas que en países como Estados Unidos están reglamentadas, pero quizá la lucha debería ser desde otra trinchera y no a través de carreras clandestinas o dando malos ejemplos. Son influenciadores, aprovechenlo.

El dato : Tipos de influencers

Los influencers pueden clasificarse según su número de seguidores, el área de experticia o el tipo de contenido que desarrollan. Existen varios criterios con respecto a las cifras, pero en términos generales se clasifican de la siguiente forma:

• Microinfluencers: tienen entre 5.000 y 25.000 seguidores activos.
• Pequeños influencers: entre 25.000 y 200.000 seguidores activos.
• Grandes influencers: entre 250.000 y un millón de seguidores activos.
• Macro influencers: entre 1 y 7 millones de seguidores activos.
• Celebrity: más de 7 millones de seguidores activos.

Además del número de seguidores, también se considera el porcentaje de engagement, que se refiere al nivel de compromiso que se genera entre el influencer y su base de seguidores.

Este dato se calcula tomando en cuenta varios factores, como el número de comentarios de un post, las veces que dicho post ha sido compartido o guardado, el número de likes o Me Gusta, entre otras variables.

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