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Monumento a la opacidad

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que el portal de transparencia sobre los gastos y compras que ha realizado el gobierno del estado para atender la emergencia provocada por el Covid-19 es un monumento a la opacidad, una burla para los ciudadanos que han realizado solicitudes de información pública para conocer cómo y en qué se han empleado los recursos del erario para apoyar a los afectados de la pandemia, para dotar a los hospitales y al personal de salud de equipo, materiales e insumos necesarios y en acciones encaminadas a la prevención de contagios.

Lo único que sabemos —y eso por declaraciones del gobernador Luis Miguel Barbosa— es que el gobierno se gastó en los primeros 100 días de la contingencia 1 mil 45 millones de pesos, de los cuales 703 millones los ejerció la Secretaría de Salud y 301 millones de pesos el Sistema Estatal DIF.

Sin embargo si usted quiere saber a qué proveedor y a qué precio la Secretaría de Salud le compró los materiales y equipo de protección desechable estéril y no estéril como guantes, cubrebocas, cubre calzado, uniformes de cirujano y mascarillas, por un monto de 147 millones de pesos entre marzo y mayo, esa información no está disponible en el portal.

En el sitio tampoco se especifica qué equipos médicos y de laboratorio o cuántas piezas o unidades de cada cosa se adquirieron.

El portal se limita a informar, sin precisar cantidades de ventiladores adquiridos para adultos o niños o de qué marca son, que estos costaron más de 207 millones de pesos.

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El BOA poblano que sí podría existir

Jorge Rodríguez en su columna A Puerta Cerrada, publicada en El Sol de Puebla, indica que medio en broma, medio en serio, el gobernador Miguel Barbosa soltó en una de sus habituales mañaneras, la del miércoles, que sabía de la existencia de un BOA (Bloque Amplio Opositor) poblano, creado para malinterpretar de manera perversa sus declaraciones con el fin de atacarlo y desacreditarlo, de forma permanente, frente a la opinión pública. Pero no solo a él, sino a todos los gobernantes emanados de la cuatroté.

En efecto, de la misma forma que el presidente Andrés Manuel López Obrador, presunto líder político de Barbosa, había denunciado la presunta existencia de un grupo similar, opositor a él y a sus intereses, enfocado en derrotarlo a él y al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en las elecciones intermedias de 2021, y luego, quitarlo del poder en el ejercicio de revocación de mandato que habrá un año después, en 2022.

Igualito, pero a nivel local, Barbosa se sacó dela manga a un grupo opositor, curiosamente llamado de la misma forma: BOA, que ha pretendido mantenerlo contra las cuerdas desde el arranque de su gobierno, por haber perdido los beneficios y privilegios del pasado, con el empleo de calumnias, mentiras y aliados comprados en los medios de comunicación.

Por supuesto, puso nombres.

Y no hubo novedades.

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Tres versiones de la salida del secretario de Salud; que fue un cese, la que más domina

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que se dice que la salida de Jorge Humberto Uribe Téllez del gabinete estatal habría sido un cese fulminante del hasta ayer titular de la Secretaría de Salud (Ssa). Que al parecer no se trató de una renuncia o de un cambio pactado, tal como se ha especulado.

El conflicto que habría provocado la remoción del funcionario es que no respetó una serie de nombramientos de funcionarios de segundo y tercer nivel en la Secretaría de Salud, que habría autorizado el titular del Poder Ejecutivo, Luis Miguel Barbosa Huerta.

Más allá de que se pueda justificar ese cambio, se dice que causó un impacto negativo en la Ssa y en otras instancias oficiales del sector salud, pues al funcionario lo están cambiando cuando el estado de Puebla se encuentra en la etapa de mayor crecimiento del contagio y de muertes de Covid–19. Las estimaciones oficiales es que en un par de semanas se tendrá el pico de la cresta de la pandemia.

Nadie esperaba ese cambio en el gabinete, razón por la cual hay por lo menos tres versiones diferentes que explican tal movimiento.

Cuando se supo, por la tarde de ayer, que Jorge Humberto Uribe había dejado el cargo de secretario de Salud, primero se dijo que había sido una renuncia del funcionario por enfrentar una mala relación personal con el titular del Poder Ejecutivo y otros miembros del gabinete.

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Estaba en coma, pero sentí la muerte

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que desde que comenzó la emergencia sanitaria por el Covid-19 en México, le he dado cuenta de los conteos, de las decisiones gubernamentales y hasta de lo que considero como desaciertos en la estrategia para afrontar esta pandemia.

Voces de expertos y estudios internacionales también han tenido cabida en los espacios de Intolerancia Diario. Apenas ayer en el programa de Destrozando la Noticia le contaba con cierta preocupación sobre las estimaciones del Instituto de Medición y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington.

En resumen, el IHME, estimó que dentro de dos meses, el cuatro de agosto, México sumará casi 52 mil muertos. Para hacernos una idea de lo que representa esta cifra, basta imaginar el estadio Cuauhtémoc lleno, pero en lugar de aficionados sufriendo con La Franja, estaríamos hablando de personas que perdieron la batalla frente al coronavirus.

Recientemente un joven marino compartió conmigo su historia desde Veracruz. Antes de comenzar con el relato, recordemos que se trata de personas que diariamente hacen ejercicio físico, que saben controlar su cuerpo, que comen sano y que cuentan con servicios médicos de alta calidad que les permiten llevar un estilo saludable de vida.

Seis minutos muerto

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