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La renovación del PRI huele a podrido, al igual que los alimentos que llegan al Cereso

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que aunque el delegado del CEN del PRI con funciones de presidente estatal, Américo Zúñiga Martínez ha intentado mantener un diálogo con todos los grupos y sacar la renovación de la dirigencia estatal sin rupturas, será muy difícil que logre su propósito por la falta de consenso y la ausencia de una figura que aglutine a las principales corrientes o expresiones del tricolor en Puebla.

Sus declaraciones de hace un par de días en el sentido de que el proceso de elección de la nueva dirigencia será limpio, transparente y equitativo, parece ser la justificación de una designación directa del CEN, que seguramente no será bien recibida.

Varios de los aspirantes iniciales se han quedado en el camino o se han desinflado, como la diputada federal Lucero Saldaña Pérez; el ex delegado de la Sedatu y ex presidente del CDE, Lorenzo Rivera Sosa; la ex diputada federal Xitlalic Ceja García; la ex regidora y presidenta estatal del Organismo Nacional de Mujeres, Sandra Montalvo Domínguez; el ex secretario de Gobernación del municipio, ex dirigente del sector popular y ex presidente del Comité Municipal de Puebla, Juan de Dios Bravo Jiménez; y el ex dirigente estatal de la llamada Corriente Crítica, Erik Salgado Trujillo.

En la puja por la presidencia estatal del PRI continúan el ex diputado federal y ex presidente del CDE, Juan Manuel Vega Rayet; el ex alcalde de Zacatlán, ex dirigente estatal de la CNOP y ex subsecretario de Gobernación, José Luis Márquez Martínez; el ex presidente municipal de Quecholac y ex secretario de Organización del PRI estatal, Néstor Camarillo Medina; el ex delegado de la Comisión Nacional del Agua, y ex candidato a la gubernatura en los comicios extraordinarios de 2019, Alberto Jiménez Merino.

A la lista hay que sumar a la ex presidenta municipal de Huaquechula, ex diputada federal, ex delegada de la Procuraduría Agraria y actual delegada del CEN del PRI en San Luis Potosí, Isabel Merlo Talavera.

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Reclama Claudia Rivera la continuación de las hostilidades

Jorge Rodríguez en su columna A Puerta Cerrada, publicada en El Sol de Puebla, indica que ¿Recuerda usted a Víctor Manuel Sánchez Ruiz?

En efecto, el contralor estatal del sexenio de Mario Marín que se hacía como el Tío Lolo cada vez que algún representante de la sociedad civil, una asociación o un partido político distinto al PRI le exigía investigar a su propio jefe y al resto de los involucrados en el escándalo Lydia Cacho.

Este personaje, que ahora es auditor especial de la Auditoría Superior del Estado, ya sabe usted gracias a quién, llegó hace un par de semanas al DIF municipal de Puebla para hacerse cargo, personalmente, de las indagatorias que se ordenaron desde el barrio del Alto por la presunta compra irregular de despensas para los damnificados por el parón económico que ha significado la cuarentena.

Se supone que iba a emprender una auditoría preventiva, nada más, pero Sánchez Ruiz se apersonó en plan prepotente, pegó uno que otro grito al personal del DIF e hizo que sacaran de su oficina a Jedpy Blasquez, la jefa de recursos materiales del organismo municipal y encargada de la compra de las famosas despensas.

El hecho, por supuesto, enfureció a la presidenta Claudia Rivera, que junto con sus asesores jurídicos prepara una denuncia en contra de Sánchez Ruiz para impedir que él, o uno de sus asistentes, se vuelva a comportar de esa manera.

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Manzanilla, Cárdenas o Treviño encabezarían el BOA en Puebla

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que el Bloque Opositor Amplio (BOA) del que habló ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador no es ficción ni ocurrencia, es un modelo de disputa y control del poder político que en el proceso electoral de 2018 estuvo en boga en Puebla, pues en aquella ocasión había un solo bloque formado por el morenovallismo, el PAN, el PRI, el PRD, el SNTE, Nueva Alianza, los integrantes del Instituto Estatal Electoral y el Tribunal Electoral, junto con las cúpulas empresariales, la Fiscalía General del Estado y varios medios de comunicación para impedir el triunfo –por la vía legal– de Morena en la disputa de la gubernatura. Todos esos participantes avalaron el fraude a favor de la aspirante albiazul Martha Erika Alonso.

Ahora la pregunta no es si se repetirá esa experiencia, que es algo seguro que va a ocurrir, sino lo fundamental es anticipar quién podría encabezar el BOA en Puebla, dentro de la lucha por las diputaciones federales, las 217 alcaldías del estado y la mayoría del Congreso local.

Hasta ahora se perciben en el escenario tres nombres: Fernando Manzanilla Prieto, Enrique Cárdenas Sánchez y Fernando Treviño Núñez.

De los tres, el más notable es el actual diputado federal del PES, Fernando Manzanilla Prieto, quien siempre tiene un pie dentro y otro fuera de la 4T.

Desde el año pasado muchos lo perciben como alguien que estaría en la idea de crear una coalición de fuerzas políticas, empresariales, grupos de la sociedad civil y lo poco que queda del morenovallismo, para derrotar a Morena en próximas contiendas y se pueda concretar la ansiada posibilidad del dos veces ex secretario de Gobierno y una de Gobernación de llegar a la titularidad del Poder Ejecutivo de Puebla.

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Los nervios del Tío Tony

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que ¿Por qué se puso tan nervioso el ex gobernador Antonio Gali Fayad?

Desde hace un mes, plumas y operadores de medios envían el mensaje que no se ha ido del país, que sigue en las retas del pádel, que él es la mejor carta del PAN para la alcaldía, que su figura se mantiene intacta.

¿Qué sabe o de qué se enteró que los demás mortales no?

¿Creerá que al igual que al rector de la BUAP iniciarán un procedimiento contra alguno de sus hijos?

Lo cierto es que si él se mantiene alejado de la grilla política actual, sus alfiles andan más que activos sin su autorización, lo cual resultaría ingenuo pensarlo.

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Van por “el círculo”

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, indica que se equivocan quienes buscan obsesivamente órdenes de aprehensión o procedimientos legales en contra de quienes en el pasado reciente ocuparon cargos de altísima influencia y poder en la política y el servicio público poblanos.

No los van a encontrar.

Tampoco los habrá en contra de quienes integran su primer círculo familiar, considerados también dentro de los alcances de la Ley de Responsabilidades de los Funcionarios Públicos.

Todo, absolutamente todo, está cubierto.

Cuadran perfectamente los ingresos oficiales con sus gastos.

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La BOA y las teorías de la conspiración

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que apenas ayer comentábamos en este mismo espacio que las elecciones intermedias, del próximo 2021 no están definidas, que Morena, a diferencia del 2018, enfrentará a un electorado mucho más crítico que poco le ayudará; y en menos de 24 horas, el propio López Obrador se amarró el dedo por si pierde en las urnas.

Ayer, en la mañanera, AMLO soltó una nueva puntada que debe preocuparnos pero no por el contenido del “documento confidencial” sino por lo absurdo de la idea, que al final logró ser la mejor cortina de humo posible.

Partidos de oposición, opinólogos, consejeros electorales, académicos y personajes políticos; salieron de inmediato a desmarcarse de las acusaciones al aire que lanzaron desde Palacio Nacional en su contra.

La creación de BOA (Bloque de Oposición Amplio), en el papel o en la imaginación del Ejecutivo federal, tiene algunas obviedades, por ejemplo, que sólo en coalición, la oposición podría ser un verdadero adversario para la Cuarta Transformación.

El texto, entregado de manera anónima, según la presidencia, también presenta frases que difícilmente habría escrito cualquier persona que se oponga al régimen actual como: “El gobierno ha logrado mitigar el impacto económico de la crisis sanitaria del Coronavirus”.

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