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Una traición surge desde la titularidad de la Fiscalía General de la República (FGR). La veleidad política de su autor parece haberle marcado el momento de retornar a sus viejos lugares. El intento de una justificación mediante la publicación reciente de la columna “En defensa propia”, donde un manejo pueril del desdoblamiento de las categorías discursivas del individuo que es titular de un cargo público, sirve para encubrir el objeto central de su aparición al público: reclamar “independencia política” para el Ministerio Público que, en el ámbito federal, Alejandro Gertz Manerol encabeza como titular de la FGR. La defensa propia es, por supuesto, la que Gertz Manero hace de sí mismo como individuo cuyo historial de hombre público revela la posesión de esa habilidad personal para amoldar el discurso a la circunstancia política dominante y permanecer en la nómina del erario, sea cual sea el signo partidista que la marque.

Su llegada a la titularidad de la FGR se dio en medio de aquel debate ríspido suscitado por la clase empresaria, con notable activismo de Coparmex y grupos afines, que con los hashtags #noalfiscalcarnal, #fiscalíaautónoma, #FiscalíaQueSirva pugnaron tanto por el establecimiento de la autonomía constitucional de la fiscalía, como de quitar al Presidente de la República facultad de nombrar al titular. La intención empresarial, era conseguir que el papel que hoy juegan los titulares de los órganos autónomos frente a las decisiones del gobierno federal, lo jugara también la FGR. En noviembre 2018, el Senado de la República aprobó la Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República como “órgano público autónomo, dotado de personalidad jurídica y patrimonio propios” en sustitución de la PGR. Con nominación presidencial y designación del Senado, este personaje ocupa hoy la titularidad de la institución.

Ha transcurrido año y medio de su gestión y, recientemente, Gertz Manero decidió publicar sus artículos en defensa propia. La Jornada del lunes 18, publicó (https://www.jornada.com.mx/2020/05/18/politica/014o1pol) la columna con el subtítulo “Indefensión ciudadana”; donde un aparente encendido discurso en defensa de la ciudadanía, es usado para formular una exigencia: “…es indispensable señalar con toda precisión en la ley la independencia política y administrativa de esa institución”. Queda obvio que hacerlo de esta manera, tiene por finalidad buscar “base social” de apoyo. La intencional ambigüedad discursiva se convierte en un lenguaje cifrado cuya clave sólo es asequible para los reales beneficiarios de su exigencia política aunque, a golpe de vista, aparezca una vacua condena de la indefensión ciudadana. Rayando en la perfidia, acude al recurso metafórico de desdoblar su personalidad para poner a hablar, al ciudadano Alejandro Gertz Manero, en calidad de crítico feroz de la actuación social de la institución del Ministerio Público. El posicionamiento de Gertz se da en tres planos: a) criticar la actuación del Ministerio Público únicamente en el ámbito de los estados; b) abanderar, desde la FGR, una demanda del empresariado: independencia política del órgano que encabeza; y, c) poner en disputa la concepción estructural del Estado mexicano.

En el primero dice: “El Ministerio Público, que se autodenomina institución de buena fe, tiene en los delitos del fuero común una credibilidad mínima… dejando en el desamparo absoluto a 99 por ciento de las víctimas”. Con mal tino lingüistico recurre a la prosopopeya para decir que esa institución, una ficción jurídica, habla de sí misma: “se autodenomina”; al mismo tiempo que calla los datos sobre la actuación social del Ministerio Público federal. Para que no se note la omisión recurre a un ardoroso lenguaje, en primera y tercera persona: “…donde más sufrimos la injusticia, la impunidad y el delito, que es en asuntos penales, ahí el sistema jurídico y la Constitución nos niegan ese derecho y se lo otorgan al Ministerio Público…”; “…como si las personas que han sufrido un delito fueran incapaces o ineptas y, por ello, se les impone una especie de tutor forzoso…”; “…dejando de esa manera a la víctima a merced de un funcionario administrativo que, sin poseer la independencia, las características y la autoridad de un juez, actúa como si lo fuera…” La fogosidad discursiva con que cuestiona a la institución ministerial, le da pie para invocar la pretendida solución salvadora: “la independencia, las características y la autoridad de un juez”.

En el segundo viene la crítica implacable del MP, que nunca hizo en otros tiempos: ”…el sistema la ha utilizado repetidamente como instrumento de control político, venganza o extorsión…hay que corregirlo…para que las personas que han sufrido algún delito puedan tener todo el derecho de acudir directa e inmediatamente ante un juez para denunciar…”; “…reconociendo la capacidad de cualquier persona para denunciar ante un juez los delitos que afecten a la nación o a las entidades federativas…”; y que, “opere la función del Ministerio Público en los términos establecidos”.

En el tercero señala: “…el Ministerio Público debe tener la oportunidad de reivindicarse, dignificarse y fortalecerse, participando responsablemente en tres ámbitos fundamentales: Primero, como auxiliar del juez y del ofendido, para realizar dentro del procedimiento penal las tareas que el propio juez autorice y ordene… Segundo, como representante de la víctima…para que le auxilie a obtener todas las pruebas necesarias…como un verdadero aliado de la justicia, de la sociedad y de la víctima…Tercero, debe ser necesaria la participación prioritaria, obligatoria e ineludible del Ministerio Público cuando se cometan delitos federales o locales…y ahí, el MP debe actuar…en respuesta a cualquier denuncia justificada para defender a la nación misma, a las instituciones, a los bienes de cada estado, así como a sus servidores públicos…toda la responsabilidad de la acción penal debe recaer en el Ministerio Público para que actúe con la prontitud y la eficacia que las leyes le impongan (sic) para que las investigaciones no se eternicen, se corrompan o se manipulen” (sic). Y, su conclusión: “Para ello, es indispensable señalar con toda precisión en la ley la independencia política y administrativa de esa institución”. ¿Por qué Gertz hace todo esto?

En México vivimos tiempos difíciles intentando encontrar las formas de organización social que nos permitan vivir en paz. El proyecto político de AMLO fue ampliamente aceptado por la ciudadanía en la elección de 2018; sin embargo, pudo observarse que las fuerzas políticas derrotadas por la sociedad –el prian- mantuvieron el control del Poder Judicial Federal encabezado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El manejo judicial del caso del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte (Javidú), da portazo en la nariz a Gertz Manero por su panegírico de los jueces y demuestra que los intereses de la mafia del poder continúan a buen resguardo bajo el manto protector de ese poder del estado. La intención de Gertz camina en este sentido y por eso exalta a los jueces.

En el espectro político de la derecha no se advierte liderazgo fuerte ni teorización política sólida sobre el destino social del país. Apartados los empresarios de los negocios al amparo del poder, derrochan dinero y esfuerzos con espontáneas bravuconadas orientándose hacia el golpismo interno de Estado cuyo objetivo puesto de manifiesto es remover del cargo al Presidente López Obrador. Guiados, quizá, por métodos practicados en países del centro y sur de América –Honduras, Paraguay, Brasil- buscan construir una pinza con la que pudieran atenazar al presidente entre una fiscalía con “independencia política” y los tribunales de la federación. Tienen el control de la Corte, pero falta el control de la fiscalía: buscarlo es la empresa de Gertz Manero. Por la gravedad del objetivo buscado, el reclamo de independencia política para la FGR se constituye en un acto de traición política contra el proyecto de transformación de la República y quien lo encabeza. El señor Gertz Manero, por elemental congruencia, debe renunciar inmediatamente a su cargo y pasar a la oposición política donde sus planteamientos podrán encontrar eco.

Heroica Puebla de Zaragoza, a 21 de mayo 2020.
José Samuel Porras Rugerio

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