La violencia homicida se recrudece pese al confinamiento provocado por la pandemia.

Conforme a las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el mes de marzo pasado terminó con el índice más alto de homicidios dolosos desde el inicio del sexenio con 2,585 víctimas; el último mes más violento había sido junio de 2019 con 2,543 casos.

Muchos se han preguntado a qué se debe esta situación en México, pues intuitivamente se ha supuesto que con menos gente en la calle se reduciría el riesgo de ser víctima de homicidio.

Los datos son “fríos” y no infieren las motivaciones de los homicidas, sean perpetradores solitarios o del crimen organizado, pues la “sana distancia” no está en su conducta y tampoco el miedo a contagiarse de Covid19 no sería la principal causa por la que los homicidas no salieran a las calles a perpetrar sus actos.

Una de las explicaciones del por qué la violencia homicida continúa en México a pesar de la pandemia, radica en que los delincuentes no se mueven dentro del esquema de valores e ideas de la gente común, el riesgo a morir en su vida cotidiana es consustancial, por lo que contraer una enfermedad si salen a la calle es un mal menor y no un impedimento que obstaculice las conductas homicidas.

Al respecto, “Marcola”, jefe de la banda carcelaria de Sao Paulo denominada Primer Comando de la Capital (PCC), respondió en una entrevista a la pregunta: ¿Usted no tiene miedo a morir?: “Ustedes son los que tienen miedo a morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bombas. En las villas miseria hay cien mil hombres-bombas. Estamos en el centro de lo insoluble mismo. Ustedes en el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte, la única frontera. Ya somos una nueva ‘especie’, ya somos otros bichos, diferentes a ustedes. La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida diaria, tirados en una fosa común. ¿Ustedes intelectuales no hablan de lucha de clases, de ser marginal, ser héroe? Entonces ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja…!”

Y continúa expresando: “No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. ¿Ustedes no escuchan las grabaciones hechas ‘con autorización’ de la justicia? Es eso. Es otra lengua. Está delante de una especie de post miseria. Eso. La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes. Mis comandados son una mutación de la especie social. Son hongos de un gran error sucio”.

El novelista estadounidense Harlan Coben en “No se lo digas a nadie” expresó: “El hecho de que tú no veas la explicación no quiere decir que la explicación no exista. Lo único que quiere decir es que tú no la ves”.

@EduardoGarci18
30 de abril de 2020

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