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De ex presidentes municipales priístas que no hace mucho apoyaron a Barbosa

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, señala que aun en la contingencia sanitaria, las aguas en el PRI poblano siguen agitadas por la renovación de su dirigencia estatal. De la larga lista inicial de aspirantes, sólo dos o tres sobreviven, sin embargo uno de los favoritos podría quedar en el camino.

Me refiero al ex presidente municipal de Quecholac, Néstor Camarillo Medina, que es apoyado por el secretario de Elecciones del CEN del PRI, Javier Casique Zárate, el ex candidato de este partido a la gubernatura, Enrique Doger Guerrero, así como por la Asociación de Ex Presidentes Municipales por Puebla, que encabeza Hermelinda Macoto Chapuli.

La razón radica en que éste fue uno de los priístas que en el proceso extraordinario de gobernador apoyó al candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Luis Miguel Barbosa Huerta, en vez de hacerlo con el abanderado del PRI, Alberto Jiménez Merino.

De acuerdo con distintos testimonios que han llegado al dirigente nacional priísta, Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, el ex secretario de Organización del CDE, Néstor Camarillo, no sólo le jugó las contras a su partido en las elecciones extraordinarias de 2019, sino que provocó que otros presidentes y ex presidentes municipales también lo hicieran.

En concreto mencionan que durante el mes de mayo de ese año Néstor Camarillo se encargó de llevar a las oficinas de campaña de Barbosa, ubicadas en la Segunda Calle de Mariano Echeverría y Veitia, a varios alcaldes y ex presidentes municipales del PRI, para comprometerlos a respaldar al entonces candidato de la coalición Juntos Haremos Historia.

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64 universidades lanzan un SOS: la pandemia las pone al borde de la quiebra

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que 64 universidades de Puebla han lanzado un llamado de auxilio a los tres niveles de gobierno, para advertir que la actual emergencia sanitaria podría provocar una quiebra en cascada de estas instituciones de educación superior. Como parte de la ayuda que han solicitado, piden ser consideradas como medianas y pequeñas empresas para entrar en los programas de rescate que se ha anunciado el presidente Andrés Manuel López Obrador, al advertir que no tienen la solvencia económica para resistir la actual crisis

En una misiva dirigida al presidente de la República, al gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta y la edil de la ciudad de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, estas 64 universidades han expuesto su vulnerabilidad económica. Al igual como ocurre con los vendedores del sector informal que sobreviven con lo que todos los días venden en la vía pública, estas instituciones manifiestan no tener la capacidad de resistir sin ingresos económicos durante el periodo que dure la contingencia sanitaria.

La Asociación de Universidades e Instituciones de Educación Media Superior y Superior (AUIEMSS) ha advertido que están en juego las fuentes de trabajo de 5 mil empleados administrativos y 12 mil docentes, así como los sitios de estudios de miles de estudiantes.

La AUIMSS, cuyo coordinador ejecutivo es Gustavo Santin Nieto, reúne a los centros de estudios superiores que están lejos de la alta capacidad económica de las grandes instituciones privadas del ramo, como la UPAEP, la UDLA, la Ibero o el Tec de Monterrey. Uno de sus nichos de mercado son los estudiantes que no alcanzan cupo en la UAP y que sus condiciones monetarias no les permite optar por las tradicionales universidades privadas de Puebla, que son para las clases sociales de mayor poder adquisitivo.

El viernes la AUIEMSS mandó una carta a los tres niveles gobierno para exponer la situación crítica por la que atraviesan y pedir “un estímulo fiscal como pequeñas y medianas empresas en que estamos constituidas”.

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López Gatell, como “anillo al dedo” 4T

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, señala que la proyección nacional del subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, lo pone como un peligro para todos los personajes que construyen sus proyectos políticos en 2024.

Sin los desplantes del político tradicional, López Gatell ha causado hasta la envidia del círculo más cercano de Andrés Manuel López Obrador.

Se ha notado con el afán del canciller Marcelo Ebrard de asumir un protagonismo ante la crisis del coronavirus.

El problema es que todos y todas quieren escuchar, seguir y adoptar las recomendaciones de López Gatell.

Hoy, le creen más al subsecretario que al propio presidente en el tema del coronavirus.

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Realismo Económico vs. Realismo Mágico

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, indica que no, al final no hubo plan emergente para afrontar las consecuencias económicas que enfrentará el país por la pandemia mundial producto del Covid-19.

Más en tiempo pasado que en futuro -un vicio de conjugación verbal que ha caracterizado a la 4T- el presidente prefirió centrarse en los supuestos logros de su gobierno en materia social y asistencial, que en explicarnos su estrategia para paliar lo que se avecina como la peor crisis para el país en el último siglo.

Fiel a su esencia, no se movió un milímetro de su discurso.

Ese que minimiza lo que no le conviene y maximiza cualquier viento a su favor.

De entrada, en su óptica, el país vive una “crisis transitoria”, mientras otros líderes mundiales la catalogan como el reto más grande de sus respectivos países en la época de la post-guerra.

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El Presidente que se negó a cambiar

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada Diario Cambio, señala que Platón fue el primer analista político en utilizar la metáfora del capitán de un barco para compararlo con el gobernante. La usó para reforzar su modelo elitista. “¿En caso de una tormenta, qué tipo de capitán quiere la tripulación? ¿Uno que tenga todo los conocimientos y experiencia o un marinero cualquiera que no sepa de vientos y mareas?

Así, México está de frente a la tormenta, y el capitán que tenemos es López Obrador.

Es el capitán que eligieron 30 millones de mexicanos. Un capitán que está más cerca del capitán Ahab que del capitán Sparrow, si se permite la comparación.

Y es que durante toda su carrera política, López Obrador -como en la novela de Moby Dick- siempre ha perseguido de manera necia y obsesiva a su misma ballena blanca sin importarle las consecuencias: la corrupción del sistema PRIAN y a los empresarios que se enriquecieron en los últimos 30 años.

¿La crisis del coronavirus creen que lo iba a hacer cambiar de opinión? ¿Modificar su forma de ver la política, y por ende de reaccionar a la contingencia?

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