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Pingües negocios policiales

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, señala que la suspensión de actividades en la Academia de Policía Ignacio Zaragoza se convirtió en el mejor pretexto para ocultar una metidota de pata de los chiapanecos que llegaron a controlar las áreas de seguridad pública del estado y, de paso, a realizar lucrativos negocios al amparo de su función.

Sucede que antes de que enviaran de regreso a sus casas a los 200 cadetes de la Academia, 70 de ellos se enfermaron o más bien se intoxicaron por la comida que consumieron durante su encierro en el transcurso de la semana pasada.

Algunos policías en formación se pusieron tal mal, por las diarreas, vómitos y fiebre que les causaron los alimentos contaminados o descompuestos, que los directivos de la Academia se alarmaron pensando que algunos de ellos se habían contagiado de Covid-19.

Este incidente, que debería ser investigado por la Secretaría de la Función Pública, es producto de una transa y un jugoso negocio consecuencia del cambio de la empresa encargada de preparar y servir los desayunos, comidas y cenas a los 200 cadetes de la Academia de Formación Inicial y Desarrollo Policial Puebla-Iniciativa Mérida «General Ignacio Zaragoza«.

Resulta que con la llegada del chiapaneco Raciel López Salazar a la Secretaría de Seguridad Pública del estado y de otro paisano suyo, Moisés Grajales Monterrosa, a la Secretaría Ejecutiva del Consejo Estatal de Coordinación del Sistema Nacional de Seguridad de Puebla, el proveedor de alimentos de la Academia fue sustituido.

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¿Cuál contingencia en Tehuacán? Ya hubo tres bailes populares solapados por el ayuntamiento

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que hay zonas del estado donde todavía no se le da seriedad y relevancia a la contingencia sanitaria por el Covid–19; tal es el caso de Tehuacán, la segunda ciudad más importante de la entidad poblana, en donde en días recientes cuando ya había fuertes restricciones para evitar concentraciones masivas, en ese municipio, en la principal plaza pública, hubo tres bailes populares que en su conjunto reunieron a unas 8 mil personas. Lo sorprendente es que quien dio los permisos, organizó y convocó a esas presentaciones artísticas fue el ayuntamiento, o mejor dicho los regidores de esa metrópoli, que se supone son los que deben evitar los procesos de contagio del coronavirus.

Y lo que más asombra, es que las autoridades sanitarias estatales y federales no reaccionaron para frenar la insensatez de los regidores de Tehuacán de sentir que la ciudad es inmune a la pandemia que tiene paralizada la economía mundial, a la población escolar y al turismo internacional.

En mucho, esa situación es consecuencia de la negligencia del Congreso local, encabezado por Gabriel Biestro Medinilla, que no ha resuelto la crisis de ingobernabilidad que se vive en Tehuacán desde hace cuatro meses por la imposibilidad de nombrar a un alcalde sustituto de Felipe Patjane Martínez, quien se encuentra en presión acusado de los delitos de malversación de fondos públicos y usurpación de funciones.

El gobierno de Tehuacán es comandado por una comisión transitoria encabezada por los regidores Víctor Canaán Barquet, Israel Nasta de la Torre y Yesenia Hernández Asunción, junto con la síndico Virginia Gallegos Sánchez, quienes actúan con dispersión y con ocurrencias para atender los problemas públicos del municipio.

Tal es el caso, que cuando ya empezaban a funcionar una serie de restricciones para evitar concentraciones masivas y evitar contagios de Covid–19, en Tehuacán se decidió que por ninguna razón se podía cancelar el Festival de la Ciudad, pues ya estaban pagados todos los artistas y escenarios preparados para dicho evento.

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Tragicomedia morenovallista

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, señala que toda una tragicomedia se vive en estos tiempos de canallas en Puebla.

Ahora los morenovallistas acusan de morenovallistas a quienes los derrotaron en las urnas y, además, exhibieron excesos y pillerías.

Formaron parte de la fauna morenovallista, pero ahora se refugian en la granja barbosista. Igual que en el pasado cambiaron de dueño con el sexenio en turno.

Es el caso del empresario Antonio Grajales Farías, dueño de Radio Oro y ahora metido a las lides de la prensa escrita.

Desde ContraRéplica Puebla ha enderezado una campaña para etiquetar de morenovallistas al equipo de la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco, en aras de quedar bien.

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El factor AMLO, otra vez

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, indica que otra vez, como pasó en el 2018, en las elecciones intermedias del 2021, el presidente de la República va a ser factor.

Aunque ya no aparezca en la boleta, la evaluación particular que cada uno tenga de lo que ha sido su gobierno, impactará directamente en el sentido del voto.

Más ahora, en tiempos de pandemia.

De qué tan bien o qué tan mal salga librado el país, dependerá el desempeño de Morena y sus aliados electorales.

Y el panorama luce complicado.

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El ridículo monumental

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada Diario Cambio, señala que en el Juego de Tronos ganas o mueres, pero lo peor es hacer el ridículo. La rebelión de Pandemia Rivera Vivanco, su furioso embestir contra el gobernador Barbosa apenas duró semana y media. O menos.

Duró el tiempo que la Suprema Corte de Justicia se tomó para recibir su controversia constitucional y negarle la suspensión provisional a la designación de Carla Morales como nueva responsable de la Seguridad Pública municipal.

El ridículo de Pandemia Rivera es histórico: nadie había sido tan soberbia al enfrentar al gobernador, y nadie cayó tan rápido como la alcaldesa de Puebla.

Ahora se entiende el frenazo de Lourdes Rosales que no se quiso poner en riesgo ni suicidarse para ser perseguida. Sabía que el gobierno estatal tenía todos los elementos jurídicos a su favor.

Ya la Suprema Corte le dio el primer round al gobernador.

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