Cartas a Gracia

Alfonso Cepeda Salas, Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, quiere ganarse la confianza de tus compañeras de profesión Gracia; no cabe duda. Tal pareciera que se encuentra en una campaña permanente que le legitime al frente de la Secretaría General del SNTE. Las simpatías y los votos de 1 millón cuatrocientos mil maestras no son nada despreciables; son la fuerza de la organización, y el 68% de quienes integran el padrón docente de las y los trabajadores de la educación al servicio del Estado. La conmemoración del Día Internacional de la Mujer y la firma de los 10 Compromisos para la igualdad de género y la defensa de los derechos de las trabajadoras de la educación, le cayeron como anillo al dedo. La fotografía del evento (Maestras forjadoras de una Patria nueva) en la que aparece codo con codo con una testigo de calidad, Olga Sánchez Cordero, ministra en retiro y Secretaria de Gobernación de la actual administración, publicada en el carrete de la página electrónica de la organización (‪https://www.snte.org.mx), no dejaría la menor duda; pragmatismo puro.

La coincidencia con el concepto Diez Propuestas para Asegurar la Calidad de la Educación Pública que Elba utilizara, tendría una explicación casi natural ligada a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer y, con lo que sucediera un día después del 9 de marzo, día elegido por colectivos de mujeres para hacer sentir a través de su ausencia, la importancia que tienen; sin embargo, a más de la ratificación de la propuesta sindical que firmarían maestras y maestros en todos los centros de trabajo, habría una razón oculta ligada al proceso electoral por el que atraviesa la organización. Proceso en el que varias corrientes de opinión, al tiempo que se oponen a la convocatoria, demandan la inclusión del máximo puesto de dirección sindical; opinión que no comparte el propio Cepeda Salas y que, adicionalmente, no se encuentra contemplada en el nuevo Reglamento para la Elección de las Directivas Seccionales.

Haciendo a un lado las elucubraciones Gracia y de acuerdo al Comunicado 10-2020 del SNTE (6 de marzo de 2020), marzo sería para la organización magisterial más importante de América Latina, un parteaguas en su quehacer político, al margen de la defensa -entre otros- de los “derechos laborales” de los trabajadores de la educación, como se establece en la fracción 1 del Artículo 10 del Estatuto de la organización (2019). La firma de los 10 compromisos podría quedar solo para la foto; dándoles atole con el dedo o, animando a un cambio sustancial en la forma de hacer política al interior de la organización, en la que la suma simple del voto universal que emitieran las agremiadas, les valdría para hacerse de todos y cada uno de los cargos, convirtiendo de esta manera al SNTE en un feudo de Mujeres.

Estas divagaciones salen a colación Gracia, tanto por la firma del acuerdo de referencia como por la revisión del Estatuto y la lectura del reglamento con el que se elegirían a las nuevas Direcciones Sindicales Seccionales de la organización. El reglamento general de elecciones en el inciso b del Artículo 4, establecería un principio de equidad obligatorio con el resto de la convocatoria, según el Artículo 3. En el Artículo 5 (glosario) no contemplaría ninguna alusión a lo compromisos adoptados por la institución, y vaya que se requieren. Una revisión somera de la conformación de las Direcciones Sindicales Seccionales te permitiría conocer que, en el mes de marzo de 2020, los Secretarios Generales hombres de las secciones definirían por su número la paridad de género en el Consejo Nacional (Órgano Nacional de Gobierno Sindical); ya que, por el momento, contarías con 42 hombres por solo 7 mujeres, 6 hombres por cada mujer. La sumatoria de quienes son miembros de las Direcciones Sindicales Seccionales señalaría, en 2020, la existencia de un total de 2 416 miembros; de los que, adivinaste Gracia, 1 775 son hombres por tan solo 641 mujeres (3 hombres por una mujer). A todas luces una proporción inequitativa; aunque la fracción XXXII establezca como obligación de quien ostente la presidencia de la organización, máximo Órgano permanente de Gobierno Sindical (Artículo 78), la promoción de “acciones que tiendan a alcanzar el cincuenta por ciento de representación de las mujeres en los cargos de elección sindical”.

Esta última aseveración te remitiría Gracia, a escudriñar que, si ya estaba plasmado en la última actualización del Estatuto y si ya fuese una norma interna, a preguntarte por qué no se homologó la paridad referida en la convocatoria de elecciones, estableciendo la selección de 23 y/o 24 secretaria(os) generales de las Direcciones Sindicales Seccionales; partiendo que, dado que en la mayoría de las entidades federales existirían 2 secciones, una de origen federalizado y otra estatal, uno fuese hombre y la otra mujer, alternativamente, y que se obligase de la misma manera que los miembros de las Direcciones Sindicales Seccionales se ejercieran paritariamente; cuestión que les permitiría cumplir con lo que mandata el Estatuto y con los Compromisos 1, 2 y, en especial, lo que establecen en los puntos 4: “Desarrollar un programa permanente de formación, capacitación y actualización de liderazgos de mujeres que contribuya a la igualdad de oportunidades en el liderazgo sindical” y, en el punto 6: “Promover la participación plena y efectiva de todas y todos los agremiados del SNTE, para alcanzar la paridad de género en los cargos de dirección sindical”. Ante la posibilidad de batear un jonrón, Cepeda solo pudo conectar una infame rola a primera y las maestras están a punto de ponerlo out.

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