¿Y si también se elimina en Puebla la facultad del gobernador de condonar impuestos?
Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, señala que aunque el Congreso del estado ya aprobó la reforma al Artículo 28 de la Constitución por la cual quedó expresamente prohibida la condonación discrecional de impuestos y las exenciones de impuestos por parte del presidente de la República o el secretario de Hacienda, a nivel local la legislación todavía lo permite.
Si bien la entidad está muy lejos de los montos que a nivel federal se condonaron por impuestos, 400 mil 902 millones de pesos de 2007 a 2018, según la SHCP y el SAT, las cantidades que localmente se han condonado en Puebla tampoco son menores.
En total los gobernadores y las autoridades fiscales locales han condonado entre enero de 2015 y diciembre de 2019 la nada despreciable suma de 383 millones 920 mil pesos.
De enero de 2015 a enero de 2017, en que concluyó el sexenio de Rafael Moreno Valle, se condonaron 112 millones 414 mil pesos de impuestos, es decir 4.49 millones de pesos por mes.
En la gestión de 22 meses de José Antonio Gali Fayad, de febrero de 2017 a diciembre de 2018, las condonaciones de impuestos sumaron un total de 183 millones 173 mil pesos.
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¿Preocupación u oportunismo? He ahí el dilema de Manzanilla
Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que no hay medio de comunicación, café, restaurante o mesa de políticos que se pueda sustraer al tema que desde la semana pasada atrapó la Agenda setting: los feminicidios en México.
Al caso de Ingrid Escamilla siguió el de Joselyn en el Estado de México y continuó con el de la pequeña Fátima en la Ciudad de México.
Las conversaciones y el análisis del tema pasan por muchos ángulos, pero hay uno que se reavivó: la difusión de videos e imágenes de las víctimas que terminan por re-victimizar a las mujeres y por lacerar, aún más, a familiares y deudos.
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Secretaria de Desarrollo Urbano frena propuesta de ponerle Gilberto Bosques al Bulevar Norte
Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, señala que la loable decisión que ha tomado el cabildo de Puebla de analizar la posibilidad de cambiar de nombre al Bulevar Norte por el de Gilberto Bosques Saldívar, mejor conocido como “el Schindler mexicano”, se podría ver frustrada por la determinación adoptada por Beatriz Martínez Carreño, la titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Sustentabilidad, quien esgrimiendo argumentos banales ha pedido que se reconsidere esa propuesta.
El poblano Gilberto Bosques es un verdadero héroe de la humanidad, ya que siendo cónsul mexicano en la Europa de la Segunda Guerra Mundial, fue quien influyó en el presidente Lázaro Cárdenas para dar asilo en México a más de 30 mil republicanos de España, así como judíos, libaneses y franceses que podían haber terminado en los campos del holocausto nazi. Por esa razón fue un personaje odiado por el PAN, por ser parte del proyecto cardenista y porque el panismo tiene sus raíces ideológicas en el movimiento que encabezó Adolfo Hitler.
Una propuesta de ponerle Gilberto Bosques a una de las principales avenidas no tendría que ser ni siquiera tema de discusión. Sin embargo, ha brotado la ignorancia o el conservadurismo de Beatriz Martínez Carreño para poner obstáculos a dicho proyecto.
De acuerdo con el memorando SDUyS/DDU/000012/01/2020, que elaboró Fernando David Letipichia Castro, quien es el director de Desarrollo Urbano, se indica que “desde el punto de vista técnico y legal” es factible el cambio de nombre del Bulevar Norte que propusieron un grupo de organizaciones populares, pero debido a los “impactos directos e indirectos” que generaría ese cambio de nomenclatura a la población y en empresas asentadas en la zona que va de la China Poblana y concluye hasta la Fuente de los Frailes, se pide reconsiderar la propuesta. O dicho de otra manera: que no proceda.
Ese argumento es absurdo y fuera de lugar, pues se han cambiado los nombres de importantes vialidades de Puebla, como son los casos de las antiguas avenidas Maximino Ávila Camacho, Gustavo Díaz Ordaz o Circuito Interior, sin que pase nada malo. En ocasiones conviven la anterior denominación con la nueva, sin ninguna complicación.
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Feminicidios, sin antídoto
Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que si no fuera trágico parecería cómica la forma en la que se responde al terrible caso de feminicidios en Puebla y el país.
Al #JusticiaPara nada más le cambian el nombre por la agresión del día que haya sufrido una mujer. Puede usarse todo el abecedario.
El presidente Andrés Manuel López Obrador metido más en su prioridad de la rifa del avión, en lugar de ser empático con la causa.
Si desde la cabeza del poder se tienen esas expresiones, qué podemos esperar más abajo.
¿De qué han servido las alertas de género?
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Abraham Quiroz y los postulados de Morena
Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, señala que echado pa´delante, Abraham Quiroz le declara a la revista Proceso que el actual gobierno del estado no se apega a los postulados del Movimiento de Regeneración Nacional en su actuar.
Su opinión, por supuesto, es tan válida como la de cualquier ciudadano que tiene un punto de vista sobre el desempeño de sus autoridades.
Sin embargo, en los hechos resulta una lástima que el señor Quiroz critique lo que no se atrevió a hacer cuando fue candidato de ese partido al gobierno estatal en el 2016.
Y es que, más que un férreo opositor, el académico terminó siendo cómodo, muy cómodo para el morenovallismo.
Ausentes en su discurso, estuvieron temas como el asesinato del niño indígena José Luis Tehuatlie Tamayo en Chalchihuapan, los abusos en el cobro del agua y fotomultas, las fallidas obras de relumbrón llevadas a cabo por RMV y sus aliados.
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El país de mierda de la violencia feminicida
Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada Diario Cambio, indica que de alguna forma, los mexicanos nos la hemos arreglado para construir un país de mierda, una sociedad llena de odio, con un gobierno que no tiene dirección ni sensibilidad y donde todos estamos en riesgo, especialmente las mujeres ante la violencia feminicida y de género.
No es que nadie se haya cruzado de brazos ni nos invada la resignación, pero nada funciona.
Ni el camino de la violencia, de la vandalización y las pintas de edificios que tomaron las feministas radicales para visibilizar la tragedia social con múltiples impactos indivduales.
Tampoco funcionan las instituciones: la Alerta de Género es una mala broma en los estados donde se activó, y las fiscalías, sus ministerios públicos, los tribunales, continúan revictimizando a las víctimas y a sus familias negándoles justicia.
Tampoco funciona que las mujeres ya ocupen la mitad de los cargos públicos en el país, una discriminación positiva que en teoría debió haber construido una nueva visión de la tragedia.