Columna-de-boca-en-boca

La burocracia dorada de la BUAP, encabezada por el rector Alfonso Esparza Ortiz y que involucra hasta directores de facultades, ya comienza a dar cada vez más muestras de preocupación por la revisión que realiza la Auditoría Superior del Estado a la cuenta pública de 2019.

Muestra de ello es el desplegado que salió en días pasados, firmado por directores esparzistas en donde acusan que la auditoría está vulnerando la autonomía de la máxima casa de estudios poblana.

Sería incongruente que dieran la espalda a quien los colocó en sus puestos, donde la mayoría ha hecho de lado la investigación y mejoras a la calidad educativa, para disfrutar de los cotos de poder que deja tener una facultad y a su vez ser parte en automático del Consejo Universitario, al menos eso piensan quienes no están de acuerdo con la forma en como se mal usa la autonomía para querer desviar la atención mediática de que son sujetos obligados de auditorías al recibir recursos públicos.

Al interior de la universidad ya opinan que podría darse un efecto cadena si se descubre algo anómalo por parte de la ASE; además que cada vez está perdiendo fuerza la versión de que Esparza Ortiz está blindado.

El mover sus fichas muy apresuradamente, el rector podría solo acelerar que se dé lo que no quiere que pase y, con ello, la burocracia dorada desquebrajarse. 

Nadie quiere abandonar el barco, es pregunta.