Cartas a Gracia

Todo hace suponer que la lucha por la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores (SNTE) que escenifican SNTE, CNTE y redes sociales progresistas, se agudizaría en la segunda parte de ciclo lectivo 2019-2020, Gracia, y tu compruebas cómo se enrarece el ambiente político laboral en la escuela en que trabajas. Declaraciones que actores político-sindicales externan en medios -incluidos los digitales- así lo dejan entrever y no es para menos; está en juego la representación jurídica del gremio y la posibilidad para que maestros y maestras decidan el futuro de la organización magisterial que agrupa a más de 1 millón 660 mil docentes.

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), aunque consciente de su relevancia y su interlocución política con el titular del ejecutivo federal, persistiría rechazando -en declaraciones públicas- a la “mal llamada reforma educativa” 2019-2025; reforma a la que califica como contraria a los intereses de los trabajadores de la educación y a los del pueblo; continuaría su cruzada para combatir la antidemocracia sindical en cualesquiera de sus formatos; persistiría en sus demandas de corte económico entre las que destacan un incremento salarial sustancial; refrendaría el logro de la plaza automática para egresados de escuelas normales públicas, la reinstalación (y pago de salarios caídos) de los despedidos por su oposición a la reforma educativa peñista, y concluirían -con la promesa- con la presentación de un modelo alternativo de educación popular. Centraría sus esfuerzos por incrementar su presencia en las 27 entidades en las que tiene poca fuerza pero presentaría candidatos a los comicios secciónales generando una ruta que le posibilitará conquistar la Secretaría General del Comité Ejecutivo Nacional.

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, por su parte, reivindica una alianza con el titular del ejecutivo federal; aunque, a todas luces se conozca que en los afectos de AMLO destaca su preferencia por la CNTE. Sin embargo, mantiene distancia con una de las expresiones políticas de la organización convocando a la renovación de las dirigencias delegacionales y seccionales mediante el voto directo, secreto y universal de quienes asistan a las asambleas delegacionales y a las convenciones seccionales, buscando diferenciarse de quienes eligen a sus dirigentes a mano alzada.

En el recuento, Zepeda ensalza su visita a todas la entidades federativas y su contacto con todos los comités seccionales; la consulta nacional para integrar el pliego petitorio 2019 base para la negociación de incrementos salariales “superiores y prestaciones, lo mismo que para elaborar el plan de transformación para las escuelas normales y las formadoras de docentes; el logro de un incremento salarial por encima del autorizado a otras organizaciones pero muy inferior al mínimo decretado -del 20%- que estará vigente a partir del 1 de enero de 2020; la basificacion de más de 180 mil trabajadoras y trabajadores de la educación y, “el cálculo de las pensiones en salarios mínimos y no en UMAS“, demanda de los jubilados que habrían cotizado en salarios mínimos.

Disputando el crédito a la CNTE y minimizando el que merece la oficina del secretario de educación, Zepeda realza la participación del SNTE y la elaboración de las nuevas leyes secundarias que norman al sector y, con ellas, el retorno a criterios previamente establecidos por la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, que habrían quedado sin efecto entre 2013 y 2018 a partir de la publicación de la Ley General del Servicio Profesional Docente. No obstante, la lucha en contra de la “mal llamada reforma educativa” y la eliminación de la “evaluación punitiva” corrió siempre a cargo de la Coordinadora Nacional, mientras los institucionales jefaturados por la dirigencia del SNTE se plegó a los deseos de Nuño y de Peña Nieto.

Tercera en discordia Elba Esther Gordillo Morales no oculta su deseo por retornar a la dirigencia nacional del SNTE -aunque no fuese a la presidencia del organismo- confiada en la reforma laboral, incluida la democracia sindical impulsada por el titular del ejecutivo; en pasados logros económicos que beneficiaron a las y los miembros del sindicato incluida(o)s los de plaza inicial que pasaron de lograr un salario inicial equivalente a 3.1 veces el salario mínimo a 3.9 en pocos años; 90 días de aguinaldo en promedio nacional; la homologación del pago de la plaza para las y los trabajadores de educación superior a la que tenían las y los trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Politécnico Nacional a quienes pronto rebasaron y dejaron atrás y, en la fuerza mostrada al lograr el registro como partido político nacional.

Empero, el deseo por lograr una real democracia sindical pasaría para las y los trabajadores de la educación, por obtener cuestiones muy concretas que se reflejarían en su centro de trabajo como las promociones y cambios de categoría, incremento de horas que normalmente se reparten el secretario delegacional y el director o la directora de la escuela, cambios de adscripción transparentes al margen de prebendas económicas o de cualquier naturaleza, interinatos en lo que tuviesen interés sin que los mandones se los repartan o asignen al mejor postor, mejores condiciones en el centro de trabajo y que irían más allá de quien los represente además de la forma en la que se elegiría, si con la participación directa del gremio y propuesta de las y los interesados mediante el voto universal y secreta, lejos de la manipulación del voto a mano alzada y mediante la calificación de los méritos en campaña.

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