PrimerPlano-LoQueDicenLasColumnasDe-Mexico

El túnel de la serpiente

Héctor De Mauleón en su columna En Tercera Persona, publicada en El Universal, señala que la historia inició cinematográficamente. Unas lluvias torrenciales sucedidas en el verano de 2003 abrieron un boquete al pie del templo de Quetzalcóatl, allá en Teotihuacan. El arqueólogo Sergio Gómez consiguió una cuerda y una linterna, y se descolgó por el agujero lodoso.

Bajó exactamente 18 metros. En la oscuridad, y el inmenso silencio, la vacilante luz de su linterna alumbró el principio de un túnel que los teotihuacanos habían cavado y sellado dos mil años atrás.

De ese modo comenzó la historia del mayor descubrimiento arqueológico ocurrido hasta la fecha en aquella mítica ciudad prehispánica. Teotihuacan ha sido siempre un misterio para los arqueólogos. Cuando los aztecas la hallaron, durante su lenta peregrinación hacia lo alto de los valles centrales, la ciudad, que llegó a tener 200 mil habitantes y más de 23 kilómetros de extensión, llevaba ya 500 años abandonada.

No se sabía con qué nombre la habían llamado sus habitantes. No se sabía tampoco qué había sido de estos. Solo quedaba una grandiosa ciudad vacía: las ruinas más altas del continente, y un viento que ululaba por la Calzada o el Camino de los muertos.

Los aztecas juzgaron que aquella ciudad había sido construida por los dioses; que estos se habían reunido allí para fincar la creación del mundo.

Aquí la columna completa

La columna Frentes Políticos, publicada en Excélsior, indica que 1. Pretextos les sobran. No hay gobierno, ni viejo ni transformador, que pare la voracidad de los maestros. Han hecho de la toma de casetas de cobro una cátedra ante la complacencia de las autoridades. Normalistas de Tiripetío, Michoacán, tomaron la de Zinapécuaro, en la autopista Maravatío-Zapotlanejo, y piden 100 pesos a los automovilistas para dejarlos pasar. El Centro de la SCT del estado informó que la plaza de cobro fue tomada por la fuerza por un grupo de 50 personas, quienes dicen, además, ser integrantes del Movimiento Nacional por la Liberación de Presos y Perseguidos Políticos. Piden a los conductores no darles el dinero. Ajá. Como si fuera tan fácil negarse y exponerse a su ira. ¿Por qué no mejor Javier Jiménez Espriú, titular de la SCT, le pone un alto al despojo?

2. Empatía intocable. No hay Presidente de la República que conozca tan a profundidad el territorio nacional y esto es el capital político que sigue a Andrés Manuel López Obrador. De visita en Veracruz, acompañado del gobernador, Cuitláhuac García, fue arropado por la comunidad. Ante ellos les confirmó su lucha contra la corrupción y la construcción de carreteras; les informó que el avión presidencial está por venderse, les recordó que no existe ya el Estado Mayor Presidencial y, acaso más importante, enfatizó que no se reelegirá. La reconstrucción de la carretera que va de Minatitlán a Hidalgotitlán, en el extremo sureste del estado, dejó satisfechos a los pobladores. “Estaremos con usted siempre, Presidente”, dijo Cuitláhuac García, a quien ayer le salpicó algo de la popularidad presidencial.

3. Alerta roja. Finalmente, Ricardo Ruiz Suárez renunció a la coordinación de la bancada de Morena en el Congreso de la Ciudad de México. Mediante una carta, el pasado 22 de noviembre lo hizo, pero su bancada no se la aceptó y le pidieron quedarse para sacar la agenda y, una vez concretada, se iba. Esta última semana de sesiones se aprobó la Ley de Planeación de Desarrollo, la Ley de la Fiscalía, se nombró como fiscal general de justicia de la CDMX a Ernestina Godoy y se aprobó el Paquete Económico 2020. Pero sus razones son lo interesante. “Ahora presenté mi renuncia ante el pleno con carácter de irrevocable, el grupo queda en absoluta libertad”, dijo. Denunció que hay un manejo clientelar de las áreas administrativas del Congreso y los conflictos al interior de la bancada se han agudizado. Mucho ojo.

Aquí la columna completa

El subsecretario chamaqueado y el presidente confiado

Salvador García Soto en su columna Serpientes y Escaleras, publicada en El Universal, señala que el 10 de diciembre pasado en Palacio Nacional, en medio de la euforia que ese día lo embargaba, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo, ante los visitantes de Washington y Canadá y frente a todos los que atestiguaban la firma del “addendum” del T-MEC, que era tanta su confianza en su negociador único, el subsecretario Jesús Seade, que él no tuvo que leer ni revisar documentos de lo negociado en ese tratado. “Le tenemos toda la confianza a Jesús, que casi no teníamos que revisar nada, leer documentos, por la confianza que le tenemos. Sabemos que él nos representa con mucho decoro”, sostuvo muy seguro el mandatario mexicano.

Y al parecer el presidente no fue el único que no revisó ni leyó los acuerdos negociados en Washington por Jesús Seade. El mismo canciller, Marcelo Ebrard, que ese día, declaró llenó de orgullo ante su jefe: “misión cumplida” o el resto del gabinete económico que celebraba a tambor batiente sin conocer los detalles de lo que el país había aceptado por conducto de Seade en materia de imposición e intervención de Estados Unidos en materia laboral o comercial, todos festejaron, aplaudieron y después brindaron en una comida privada con el representante comercial de la Casa Blanca, Robert Lighthizer, y con el yerno de Trump, Jared Kushner, sin conocer las “letras chiquitas” que incluso obligaron al Senado a aprobar por unanimidad sin explicar los alcances que tendrían las enmiendas redactadas en la capital estadunidense.

El propio Seade se dijo, primero “sorprendido” y después entró en pánico, luego de enterarse de que la redacción de lo que él aceptó y cedió ante el colmilludo Lighthizer apareció en los textos finales del “addendum” de manera muy diferente a lo que él medio explicó ese día en Palacio Nacional y después en su apurada comparecencia ante el Senado, donde el 11 de diciembre les repitió a los preocupados senadores de oposición lo mismo que un día antes le había jurado a todos los mexicanos: “No hay ningún riesgo en lo que firmamos… no hay píldoras amargas”.

Pero el fin de semana cuando se confirmó que en Washington tenían ya listo el nombramiento no sólo de uno, sino de 4 “agregados laborales” para mandar a su embajada en México para que supervisen la aplicación de la reforma laboral (algo así como “sherifs laborales”), el chamaqueado Seade voló de emergencia a la capital estadunidense para reclamarle a Robert Lighthizer que le haya visto la cara con la redacción final de ese y otros acuerdos que nuestro negociador, y al parecer todo el gobierno mexicano, no supo cómo quedaron finalmente en los documentos finales.

Y es que la legislación que implementa el USMCA (T-MEC para nosotros), elaborada por Lighthizer y que él mismo envió a la Cámara de Representantes, contempla el nombramiento de esos 4 nombramientos de “agregados laborales” para operar en México. Paradójicamente, el representante comercial de EU al que ahora culpa Seade y va a reclamarle, es el mismo Robert al que el presidente López Obrador llenó de elogios en Palacio al mencionarlo como “un profesional en la negociación de este tipo de tratados” y dijo que era tan serio y tan bueno que “hasta los demócratas le tienen respeto”. Claro que también Lighthizer se había encargado de endulzarle el oído al presidente mexicano aquella mañana del 10 de diciembre: “Me siento honrado de estar con esta figura histórica y también el presidente de Estados Unidos. El que usted haya logrado eso es histórico, es el mejor acuerdo comercial de la historia”, le dijo el viejo lobo de mar de Washington a López Obrador.

Aquí la columna completa

Votar sin revisar

La columna Pepe Grillo, publicada en La Crónica de Hoy, indica que el camino a la meta de la firma del T- MEC parecía asfaltado y de bajadita, pero no.

De poco sirvió que los senadores mexicanos se aceleraran al grado de dejar muy atrás a sus colegas de Estados Unidos y Canadá, en la firma de la adenda.

Votaron sin revisar. No vieron un bache en el camino: el asunto de los agregados laborales del que ya se venía hablando desde antes de la firma.

Lo que más preocupa fue la explicación que salió del más alto nivel entre los negociadores mexicanos, comenzando por Jesús Seade, de que estaban sorprendidos, sin saber con certeza qué había pasado.

Ahora dicen que el tema de los agregados laborales es un asunto interno, irrelevante, inofensivo, pues no tendrán facultades reales de supervisión.

Aquí la columna completa

La columna Trascendió, publicada en Milenio, señala que William Russell, alcalde financiero de Londres, comienza hoy una visita de dos días a México, en la que explorará una ruta para que empresas de Reino Unido puedan trabajar con socios mexicanos con beneficios mutuos.

Su agenda es extensa e incluye la presentación del Programa de Servicios Financieros del Fondo de Prosperidad, en la que estará el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, y la embajadora británica, Corin Robertson, además de encuentros con especialistas en ciberseguridad, tecnologías y finanzas verdes.

QUE la ofensiva de organizaciones campesinas contra el Zapata gay que se exhibe en Bellas Artes se reactivará hoy con una protesta pese al llamado a la convivencia hecho por el presidente Andrés Manuel López Obrador y la anuencia de la familia del caudillo para que la obra se muestre acompañada de una nota en la que muestra su desacuerdo.

Aquí la columna completa

#ITAMDateCuenta

Ricardo Raphael en su columna Política Zoom, publicada en El Universal, indica que encontré a varias de mis alumnas con el rostro pálido, en el umbral de la dirección del CIDE. Necesitaban urgente hablar con sus mayores, compartir la angustia honda que venía de propinarles el suicidio de su compañero Wilbert Jiménez Castro.

Para ellas no cabía duda: entre las razones de la tragedia estaba la presión académica que sus profesores de la Maestría en Políticas Públicas habíamos impuesto sobre nuestros estudiantes.

Todavía recuerdo a Wilbert y me pregunto por qué aquel verano de 2017 sus tutores no supimos percibir a tiempo el abismo que se abría bajo sus pies.

La institución lamentó la muerte del joven y durante la ceremonia de graduación su nombre fue mencionado, pero el reclamo de sus compañeros mereció atención insuficiente: no podía culparse a la institución, les dijimos, por una decisión personal.

Sin embargo el CIDE, como otras escuelas, porta en su cultura pedagógica un estigma antiguo que reza muy mal: ¡la letra con sangre entra!

Aquí la columna completa