Hay calma y reanudarán clases tras ataque a militares en Acajete: SSP
Hay calma y reanudarán clases tras ataque a militares en Acajete: SSP. Foto: Sipse
Hay calma y reanudarán clases tras ataque a militares en Acajete: SSP
Escuelas de Puebla, sin registro de jóvenes con problemas de adicciones: ONG. Foto: Sipse

Parte 1

El 72 por ciento de los bachilleratos públicos de la capital poblana no cuenta con espacios para dar apoyo psicológico a jóvenes; también, carecen de un registro exacto de las problemáticas que padecen, como adicciones, depresión, suicidio y violencia.

Lo anterior, de acuerdo con Juan José Limón Fuentes, director del Grupo Interdisciplinario para el Desarrollo Comunitario e Investigación Social (Idecis) quien, desde 2016, colabora con el Instituto Municipal de la Juventud (IMJ), brindando apoyo a adolescentes de educación media-superior.

Precisó que los bachilleratos no cuentan con un registro oficial de alumnos que presentan estos problemas, pues solo llegan a conocerlos los docente y consejeros técnicos cuando platican entre ellos los casos.

Agregó que el único registro existente es referente al bajo rendimiento académico.

“Solo firman compromisos de que el chico no falte a clases, no repruebe. No llevan una contabilidad sobre los jóvenes con problemas de adicciones”, aseguró.

Un registro permitiría conocer las problemáticas juveniles que existen en cada zona, lo que facilitaría la creación de programas de prevención adecuados y generar estrategias a fin de lograr intervenciones oportunas.

Escuelas sin espacios para terapias

De 35 bachilleratos que ha recorrido, estimó que solo una tercera parte cuenta con espacios para dar terapia a estudiantes que atraviesan diversas problemáticas como desintegración familiar, violencia en noviazgo, depresión, drogadicción y baja autoestima; de estos, solo cinco estarían en buenas condiciones.

En las 20 escuelas restantes, los alumnos son asesorados en salones, pasillos o salas de maestros, lo que impide que haya privacidad y que los afectados entren en confianza.

“Si hay un caso, tienes que sacar a los maestros o que no pasen. De repente, tienes que atender a los alumnos en un espacio donde cruzan todos”.

Psicólogos no se dan abasto

El experto en temas de adicciones y violencia juvenil mencionó que estas instituciones cuentan con dos profesores de orientación vocacional o psicología, que intervienen con los estudiantes cuando estos enfrentan algún conflicto emocional.

No obstante, indicó que ante un problema especializado, no pueden brindar el apoyo necesario por falta de tiempo y por tener una sobrecarga de alumnos, por lo que solo se enfocan en dar orientación.

De igual forma, se limitan a atender de manera superficial conductas inapropiadas, como violencia hacia compañeros; asimismo, el tema de bajo rendimiento escolar.

“Si el joven lleva materias reprobadas, hacen plan de rescate solo en ese rubro. Se enfocan en que lleve buenas calificaciones, pero no en las condiciones del estudiante”, refirió.

Canalizarlos a otras dependencias

Por otro lado, Limón Fuentes indicó que pese a que el 50 por ciento de las escuelas canalizan a los jóvenes con problemas de adicciones o violencia a instancias de integración juvenil, no les dan seguimiento, por lo que muchos dejan de asistir.

En tanto, las instituciones restantes ni siquiera los canalizan y se deslindan del problema, por lo que los adolescentes terminan abandonando sus estudios, ya sea por reprobar materias o por conflictos emocionales y económicos.

No obstante, si los profesores se preocupan por el alumno, buscan externamente algún apoyo y le dan seguimiento.

Precisó que, generalmente, suelen ser los bachilleratos más grandes los que tienen definido este protocolo; en cambio, en las escuelas pequeñas es más difícil que los canalicen.

“Queda en responsabilidad de los padres o tutores que el chico se enmiende, a partir del diagnóstico preliminar que se ha hecho. Los llevan a las dependencias, pero generalmente declinan muy rápido. Van a dos o tres sesiones y ya, por falta de tiempo”, mencionó el especialista.