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¿Corrupción, doble rasero o criterios según el cliente?

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que un claro ejemplo de cómo se conducen las autoridades en el otorgamiento de permisos y la emisión de dictámenes de Protección Civil en el municipio de Puebla es la construcción del Hotel City Express en un predio de la 39 Poniente 1751 en el antiguo rancho La Noria.

Cuando los hermanos Henaine Buenrostro tramitaron por primera vez un dictamen de pre factibilidad de uso de suelo para poder iniciar las obras del hotel, la respuesta de la Unidad Operativa Municipal de Protección Civil fue negativa.

De acuerdo con el dictamen que dicha Unidad emitió el 29 de noviembre de 2014, en respuesta a la solicitud número 74913, el predio destinado al hotel con una superficie de 4 mil 229 metros cuadrados invadía zona federal en su lado poniente “por estar dentro la restricción de los 25.00 metros considerados zona de riesgo (…) con respecto al río Atoyac”.

De los 4 mil 299 metros cuadrados, el área libre de restricción se limitaba a poco más de un tercio: 1 mil 361 metros cuadrados.

Cien días después, la respuesta de la misma Unidad de Protección Civil del ayuntamiento de Puebla frente a esa misma solicitud fue diferente. El dictamen no sólo se modificó favorablemente para el solicitante, sino que la autoridad municipal cambió los criterios para determinar si un predio se ubica en zona de riesgo.

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El síndico de Puebla firmó la reinstalación de Israel Pacheco, pero ahora no quiere cumplir

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, señala que en el ayuntamiento de Puebla se dice que está extraviado el expediente laboral del otrora líder sindical Israel Pacheco Velázquez y que no hay ningún acuerdo con él. Eso es mentira, ya que existe un convenio firmado por el síndico Gonzalo Castillo Pérez, en el cual se acordó que el ex dirigente gremial tiene que ser reinstalado como trabajador del gobierno de la capital, desde hace un par de meses, o en caso contario se le tendría que pagar los salarios caídos de los tres últimos años.

El tema de Israel Pacheco se ha convertido en un brete en el ayuntamiento de Puebla, ya que el exlíder sindical y preso político del morenovallismo ha vencido todas las resistencias jurídicas que le puso el gobierno de la capital para evitar su retorno. Esa condición muestra el grado de miedo que la tiene la administración municipal.

Dicho temor se debe a que el ayuntamiento quiere mantener con alfileres a Gonzalo Juárez al frente del sindicato de trabajadores municipales, pues es un dirigente a modo de la actual administración. La llegada de Israel Pacheco se percibe como un proceso en que el grueso de los agremiados se va a reunificar en torno a su persona, quien a su vez apoya a Susana Vidal para que sea reconocida como a auténtica dirigente de la base trabajadora.

Aunque se ha negado oficialmente, se sabe que la edil Claudia Rivera Vivanco se habría reunido con Israel Pacheco, con quien acordó su reinstalación de él y de otros 16 trabajadores rescindidos por la actual administración. Posterior a ese encuentro se remitió a Pacheco Velázquez a encontrarse con el síndico para concretar lo pactado.

De tal manera, que el pasado 14 de marzo se suscribió un acuerdo con base en el expediente laboral D23/2018, ver la copia de abajo. En el que se estableció:

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Toda la generación morenovallista que también iba en el helicóptero

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que once meses bastaron para poner fin a todo el morenovallismo, cuyos liderazgos hicieron de las suyas con poder.

En el helicóptero en el que perdieron la vida, la gobernadora Martha Érika Alonso y el senador Rafael Moreno Valle también iba toda una generación política que por más de 8 años creyó que llegó para quedarse.

Los peores enemigos de ellos, a quienes combatieron por la buena, pero más por la mala, se encumbraron en las principales posiciones de decisión.

La llamada clase política morenovallista reprobó sin jefe. No soportó la presión, sabía de sus pecados, excesos y los cadáveres que dejaron en el camino, revivieron.

Del círculo más íntimo: Cabalán Macari, alejado de todo; Roberto Moya, en el Senado; Eukid Castañón, retirado; Eduardo Tovilla, escondido; Antonio Gali, fuera de los reflectores; Luis Banck, en la vida privada; Marcelo García Almaguer, dando pena ajena y enfrentado a muerte con otro del grupo, Gerardo Islas; Luis Maldonado Venegas, murió meses después del helicopterazo; Jorge Aguilar Chedraui, cada vez que aparece en medios, es señalado de alguna irregularidad; Patricia Leal ya hasta entregó su Notaría; y Javier Lozano en sus guerritas tuiteras contra la 4T.

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El factor Antorcha

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, señala que la organización Antorcha Campesina está lista para tener un peso específico real en los comicios, federales y locales, que se van a llevar a cabo en el 2021.

Y pretenden atacar el sector del electorado que es considerado como el “voto duro” de Morena.

En reiteradas ocasiones, sus dirigentes han hecho público su interés de buscar el registro como partido político nacional, algo que se ve por demás precipitado en términos de fecha calendario, pero que en el caso específico de Puebla podría concretarse.

En el estado, podrían continuar el proceso que inició en su momento la organización Podemos Puebla y convertirse en partido político local para competir por las 217 alcaldías y el pleno del congreso poblano.

De ser así, habría que meter en la ecuación electoral el factor Antorcha y cómo su participación en el proceso electoral, dentro de año y medio, podría modificar la relación entre fuerzas políticas de la entidad.

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La limpia de aviadores nunca se acaba

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada Diario Cambio, indica que suena traumático, pero no lo es. El anuncio de un despido masivo de 15 % de burócratas de confianza o de honorarios dada a conocer mediante una circular firmada por la secretaria de Administración puso más que nerviosos a los cientos o miles de trabajadores morenovallistas todavía incrustados en la nómina estatal, muchos de ellos escondidos como aviadores.

No es sorpresa: si el morenovallismo se caracterizó por hacer un negocio de cada acto de gobierno, parece lógico que la nómina también se convirtió en una fuente de ingresos mediante la siembra de aviadores por cada rincón de la estructura.

Por supuesto, habría que definir qué es un “aviador”. No sólo hablamos del personaje incrustado en la nómina que cobra pero no trabaja. También en ese concepto debe incluir a los famosos “operadores políticos”, es decir, personajes que supuestamente trabajan en la administración pública pero en realidad son movilizadores o reclutadores de los partidos.

Una última acepción de aviador debería ser aquel funcionario que, incrustado en la nómina, no acude al centro de trabajo porque en realidad desempeña actividades privadas para el jefe en turno, esto es, vigila por su casa, pasa por los niños, la hace de niñera, cocina o supervisa en una empresa del patrón.

Tan sólo en la SEP estatal, por ejemplo, se teme que existan por lo menos mil aviadores que cobran en nómina pero no trabajan ni acuden a centros educativos. La intención de auditar esas plazas y encontrarse con que el dueño de las llaves del software era Darío Carmona detonó el conflicto que culminó con su desplazamiento como interlocutor con la SEP federal y Esteban Moctezuma.

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Chairos: Mentiras y Omisiones

Mario Alberto Mejía en su columna La Quinta Columna, publicada en 24 Horas Puebla, señala que veo muchos homenajes —muy justos— al Partido Comunista Mexicano en su primer centenario, pero veo ausencias graves en esos rituales.

Vea el hipócrita lector:

El primer secretario general fue un estadunidense llamado José Allen, que era agente de la CIA.

Nadie se dio cuenta hasta que se dieron cuenta.

Allen engañó a todos y se metió hasta la cocina.

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