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La columna Frentes Políticos, publicada en Excélsior, señala que 1. El ausente. El gobernador Quirino Ordaz ha hecho todo mal, antes, durante y después del ataque feroz del narco ayer en Culiacán, Sinaloa. Mucho más coordinados que el gobierno estatal, el Cártel del Pacífico dio un manotazo en la mesa mientras Ordaz se escondía detrás de las redes sociales, desde donde dijo a la población que se pusieran a salvo, como él. Y después, que ya podían sentirse tranquilos, pues iba hacia la capital del estado el Gabinete de Seguridad. La supuesta detención y liberación de Ovidio Guzmán, envuelta en un halo de silencio que comienza con el gobernador, fue lo que detonó la violencia. Vergüenza le debería dar la posición que juega al frente de una entidad en la que no manda. La vida se detiene en Culiacán y en todo Sinaloa por la inoperatividad de su mandatario, quien gobierna agazapado. ¿Miedo a esa violencia que usted dejó crecer?

2. Primero atrápenlos. Por mayoría, el Senado aprobó que el robo en carreteras, caminos, autopistas y vías ferroviarias, ya sea para el traslado de pasajeros y de mercancías, se considere crimen organizado, por los impactos negativos que tienen sobre la población, la economía y el abastecimiento en el país. Desde la tribuna, los legisladores destacaron el impacto positivo que tendrá esta reforma en el combate contra estos criminales. Cómo se ve que viven en una burbuja. Todos los días, a todas horas y en todo México se cometen este tipo de delitos. Y aun conociendo el rostro de los criminales, una ínfima parte cae en manos de la justicia. Primero lo primero.

3. Quemado. Las principales avenidas de Culiacán parecían zona de guerra. Los tiroteos comenzaron en la zona de Tres Ríos y se extendieron por toda la ciudad. La gente entró en pánico. El Gabinete de Seguridad se reunió de inmediato. Reos se fugaron de la cárcel, hombres armados bloquearon los cruces y provocaron que los conductores que estaban en la zona abandonaran sus vehículos; el caos imperó, y Vicente Fox, expresidente de México, declaró en Twitter: “Se les avisa que por decreto presidencial a todos los criminales que están soltando balazos y sobrepasando a la autoridad en Culiacán se les va a acusar con sus mamás y abuelitas para que dejen de asustar al pueblo, que vive feliz, feliz”. Francamente reprobado; ayer y hoy.

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Desafían al Estado

La columna Pepe Grillo, publicada en La Crónica de Hoy, indica que la secuencia de eventos de alto impacto en materia de seguridad, uno más grave que el anterior, obliga a una revisión de la estrategia seguida hasta ahora por el gobierno federal.

La demanda va más allá de filias o fobias políticas o partidistas, porque el Estado mexicano en su conjunto, del que todos los partidos forman parte, es el que está siendo desafiado en diversos puntos del país.

Las bandas criminales actúan con desparpajo. Se conducen con la certeza de que se saldrán con la suya.

La revisión de la estrategia tiene que incluir la evaluación del apartado de información. Los casos de Aguililla y Tepochica se mantienen en una zona de penumbra. ¿Correrá la misma suerte la tarde de disturbios en Culiacán?

Corregir el camino no es desdoro; insistir en algo que no funciona sí lo es.

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¿Claudicación?

Francisco Garfias en su columna Arsenal, publicada en Excélsior, señala que Una y otra vez el presidente López Obrador ha declarado que en el país “ya no se permiten razzias, ni masacres ni exterminio…”. Una y otra vez ha dado por terminada la “guerra” contra la delincuencia organizada.

La bronca es que ni los criminales se han enterado, ni las Fuerzas Armadas parecen dispuestas a seguir con la cristiana política de “poner la otra mejilla”.

El tiro de gracia a la fallida política de “abrazos, no balazos” de la 4T se los dieron criminales, policías y guardias en Aguilillas, Michoacán; Iguala, Guerrero y ayer, en Culiacán, Sinaloa.

Los balazos que aventaron en la capital de Michoacán, los coches que quemaron, las bazucas que utilizaron y los presos que soltaron provocaron pánico, sangre, dolor, lágrimas y muerte.

Octubre rojo en tiempos de la 4T.

* Las horas de terror que se vivieron ayer en la capital de Sinaloa, luego de la captura de Ovidio, uno de los hijos de El Chapo Guzmán, refleja también que el Estado mexicano tiene poco control en zonas con fuerte presencia del crimen organizado.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, indica que lo que parecía ser la primera gran estrellita de la Guardia Nacional se perfila ahora para constituir un fiasco del tamaño de la fuga de Joaquín Guzmán Loera del penal del Altiplano, sobre todo porque el silencio oficial posterior a la captura y liberación de Ovidio Guzmán López, hijo del capo preso en Estados Unidos, y la confusión generada por el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, con su videomensaje, contrastaron con el tamaño de los disturbios que provocó el cártel de Sinaloa.

La especie de la liberación debió ser confirmada por José Luis González, abogado de la familia del Chapo, en entrevista con Azucena Uresti en MILENIO Televisión.

QUE al tiempo que ocurría la balacera en Culiacán, los senadores morenistas Miguel Ángel Navarro y Julio Menchaca, presidentes de las comisiones de Salud y Justicia, metieron el acelerador para concluir el predictamen que regulará venta, posesión, siembra y comercialización de la mariguana, con lo que se pretende enfrentar parte de la violencia en México, al quitarle ese mercado al narcotráfico.

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