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Droga hasta en drenaje del AICM

Héctor De Mauleón en su columna En Tercera Persona, publicada en El Universal, indica que el pasado 14 de septiembre, una empresa que realizaba labores de desazolve en las tuberías del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, AICM, detectó, atorados en el drenaje, 67 envoltorios de cocaína.

Alguien los habían dejado correr, cuidadosamente envueltos, para sacarlos de la terminal por una ruta alternativa, y no arriesgarse en los filtros establecidos.

Ese día, a las 19:45, un subinspector, un oficial y una suboficial de la Policía Federal adscritos al aeropuerto, fueron notificados de que el drenaje se había tapado cerca de “las oficinas del Instituto Nacional de Migración”, en las inmediaciones de la Puerta 10.

El encargado de cierta oficina les dijo a los federales que esto ya había ocurrido “en ocasión anterior” y “se habían encontrado envoltorios al parecer de droga”.

Así que consideraba mejor advertírselos.

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La columna Frentes Políticos, publicada en Excélsior, señala que 1. Por todo. El boom petrolero se ha quedado en leyenda en México durante décadas. Si ganancias hubo, se fueron como llegaron, pero ahora hay esperanza de que la historia cambie. Por ello, el descubrimiento, hace dos años, de cerca de mil millones de barriles de crudo frente a la costa sur del Golfo de México por parte de Talos Energy, y que marcó el primer descubrimiento de una empresa extranjera en ocho décadas, sería ahora reclamado para que Pemex se haga cargo del proyecto. El empuje de Pemex sobre el proyecto se da en medio de la política del presidente López Obrador para devolverle más control del sector energético. Su predecesor, Enrique Peña Nieto, puso fin a su monopolio y comenzó a subastar áreas petroleras a empresas privadas en 2015. Corregir lo torcido y repartirlo, otra de las metas del nuevo Pemex, a cargo de Octavio Romero Oropeza.

2. Ahora resulta. Finalmente cerró el penal de Topo Chico, en Nuevo León. Y el gobernador, Jaime Rodríguez Calderón, informó que ha recibido amenazas de la delincuencia organizada porque su decisión representó, para ellos, pérdidas millonarias. Junto con Eduardo Guerrero, asesor de Seguridad Penitenciaria estatal, y Manuel González, secretario de Gobierno, el mandatario confesó que “yo no puedo ir a muchos lugares porque arriesgo a los que van conmigo… Recibo muchos mensajes, muchos no agradables, que no los digo para no preocupar a nadie, pero todos los días, a cada rato, porque tomé esta decisión”, terminó el show de Topo Chico. ¿Y con eso ya resolvió el problema?, ¿no se le volverán a amotinar en los penales de la entidad? ¿O sólo más protagonismo?

3. Paso en falso. Preocupado por el destino de Rosario Robles, acusada de ejercicio indebido del servicio público, Ramón Sosamontes tramitó un amparo para evitar su probable detención, pero un juez federal lo desechó, pues no se ha ordenado su aprehensión o comparecencia. En agosto, Sosamontes se unió a una lista de exfuncionarios de Sedesol y Sedatu a los que la Unidad de Inteligencia Financiera bloqueó el acceso a sus cuentas bancarias, como parte de las indagatorias por La Estafa Maestra. Desde ese mes, Sosamontes interpuso una demanda de amparo con el objetivo de rastrear posibles órdenes judiciales para privarlo de su libertad y para el desbloqueo de sus cuentas bancarias. La buena: no tiene orden de aprehensión. La mala: aún.

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El dilema en Morena: institucionalizarse o morir

Salvador García Soto en su columna Serpientes y Escaleras, publicada en El Universal, indica que la crisis del partido en el poder se está agudizando ante la imposibilidad de sus dirigentes de ponerse de acuerdo en algo tan básico como el método para renovar su dirigencia nacional. En Morena en este momento, ante la ausencia intencional de su líder fundador y caudillo, Andrés Manuel López Obrador, están en la orfandad. Su situación se parece más a la de una familia que, al faltar el padre y no haber un testamento para repartir, los hijos comienzan a pelearse por la ambición y la avaricia de ver quién se queda con la casa y los bienes, y en su pleito corren el riesgo de perderlo todo.

Los morenistas no se ponen de acuerdo ni en el padrón de militantes, ni en el método para procesar su sucesión interna. El presidente ha tomado distancia y lo que está viviendo Morena es la descomposición típica de un partido de corte caudillista, ante la ausencia de la figura central que los formó; el partido está huérfano de “línea” y todos se sienten con el derecho de ocupar el liderazgo que dejó el Presidente; a pesar de sus llamados a la cordura y a la mesura, eso ya se convirtió en una batalla campal de todos contra todos.

En este momento, lo que sucede en el partido gobernante va más allá de una simple disputa interna. Lo que se está definiendo no es sólo el nombre de quién dirigirá al partido a partir de noviembre próximo, sino si el perfil del nuevo liderazgo y la forma en que esto se procese, le dan al lopezobradorismo la posibilidad de contar con un partido político institucionalizado y civilizado, capaz de conducir la “transformación” a la que los ha llamado el presidente y darle continuidad a su proyecto de gobierno.

Los intereses y ambiciones internas han hecho que se desoiga la sugerencia presidencial de detener la confrontación interna y evitar un proceso interno que los desgastara recurriendo al método de las encuestas, que siempre ha utilizado Morena, para elegir a su nueva dirigencia. La que se sintió en desventaja con el tema de las encuestas fue Bertha Luján, porque sabe que su nivel de conocimiento está muy por debajo de los otros aspirantes; ella pide elecciones en convenciones de delegados, porque trae de su lado la operación de las bases territoriales de los Servidores de la Nación, que coordina Gabriel García Hernández. Esa estructura es la que apoyaría a la actual presidenta del Consejo Nacional que perdería en un sondeo ante el resto de los aspirantes.

Y como los estatutos internos tampoco son totalmente claros sobre si se puede elegir a un dirigente a través de las encuestas, como sí se puede elegir a candidatos a puesto de elección, ahora lo que se propone es un “método mixto” que combine las encuestas con una elección interna por voto de delegados. Lo más lógico sería modificar los estatutos e introducir claramente las encuestas como método para la dirigencia, pero para ello se tendría que convocar a un Congreso Nacional, algo que sería más laborioso y costoso en este momento; ante ello la solución que están dando es que se levanten primero tres encuestas nacionales para ver quién sería el candidato mejor posicionado y ese resultado se lleve a convenciones en donde se valide con el voto de los delegados, de tal forma que se cumpla con el procedimiento estatutario y se eviten futuras impugnaciones al método de elección.

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Morenizar la UNAM

Francisco Garfias en su columna Arsenal, publicada en Excélsior, señala que en la UNAM hay inquietud de lo que se puede venir en la llamada Máxima Casa de Estudios en estos tiempos de la 4T.

Algunos ven, en la potencial llegada del John Ackerman a la Secretaría General —no puede ser rector porque no es mexicano por nacimiento—, un intento por morenizar la universidad.

Al secretario general lo nombra el rector. Se dedica de tiempo completo a la UNAM. Tiene ayudantes, plazas, presupuesto y mucha injerencia en los programas universitarios. Puede modificarlos y orientarlos.

“Los 350 mil alumnos cuelgan de él”, nos dice un profesor universitario, de currículum pesado, quien está muy bien conectado en la comunidad universitaria.

Los más desconfiados sostienen que Ackerman en la Secretaría General sería el pago a la “deuda política” de la UNAM con el gobierno de AMLO.

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Responsabilidad intransferible

La columna Pepe Grillo, publicada en La Crónica de Hoy, indica que no pueden repetirse en la marcha con motivo del 2 de octubre, los actos vandálicos que ha perpetrado en otras marchas, de manera impune, un grupo de encapuchados.

La responsabilidad de que las manifestaciones no sean pretexto para ocasionar destrozos e incurrir en pillajes es de la autoridad.

Es una atribución de ley que no puede transferir a los ciudadanos, menos a los que marchan .

Ellos, los manifestantes, tiene derecho pleno de ejercer su libertad de expresión y la autoridad está para asegurar su integridad y también los derechos de los demás ciudadanos.

Unos se manifiestan y las autoridades vigilan que se haga en orden. La impunidad no tiene permiso.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, señala que a ver si no se le ocurre a quien tuvo la “gran idea” de armar un cordón civil de paz para la marcha de mañana por el 2 de octubre, que anunció la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, también identificar a los trabajadores del gobierno local participantes con guante blanco o un palo de kendo.

Parece diálogo de sordos entre quienes, como la funcionaria, no paran de hablar de que no van a reprimir manifestaciones, y los que argumentan que nadie pide proceder contra marchistas pacíficos, sino aplicar la ley a quienes, embozados, vandalizan y agreden a personas, como decían ayer empresarios y Martí Batres.

QUE a la panista Kenia López, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, le ganó el protagonismo durante la presentación del libro Ayotzinapa: la travesía de las tortugas, que lleva un capítulo por cada uno de los 43 desaparecidos.

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