Por Carlos Ramírez

El anuncio de política monetaria del Banco de México del jueves 26 de septiembre trató de caminar por la cuerda floja para no criticar con dureza algunos errores de la estrategia de la política económica gubernamental. Siempre ha sido así, pero ahora fue más notorio que el Banxico no quiere pelearse con el presidente de la república como el responsable de las decisiones de política económica.

Los funcionarios y economistas de Hacienda sí supieron leer el mensaje, pero en los hechos poco margen de maniobra tienen cuando día a día el presidente de la república opera la política económica en su conferencia de prensa mañanera.

La lectura estratégica del boletín de dos cuartillas de letra apretada e interlineado también acortado dificulta los subrayados y revela mensajes ocultos. El documento íntegro de quizá 30 cuartillas será difundido dentro de varias semanas, no se sabe si para ocultar otras informaciones preocupantes o para no aportar elementos para el análisis del corto plazo y su estrechez económica.

El documento de anuncio de política monetaria hace varias advertencias:

La economía internacional está bajando su ritmo y afectará a la economía mexicana.

Los mercados financieros mexicanos están frágiles y no ayudarán al crecimiento económico.

Los activos financieros enfrentan severos riesgos que corresponden al gobierno federal: incertidumbre asociada a la relación México-EE. UU., tensiones en las perspectivas crediticias respeto a la calificación de la deuda de Pemex y de la deuda soberana.

Banxico enlistó “importantes riesgos” que pudieran “afectar las condiciones macroeconómicas” del país y entorpecer su capacidad de crecimiento y la estabilidad de precios.

Por ello, Banxico mandó a Palacio Nacional el mensaje de los puntos sensibles que pudieran romper el equilibrio macro: impulsar medidas que “propicien un ambiente de confianza y certidumbre para la inversión”, una mayor productividad y que “se consoliden sosteniblemente las finanzas públicas”. Leídos al revés, se trata de avisos al presidente para no descuidar estos puntos que están descuidados.

Por ello, Banxico fue enérgico en exigirle a Palacio Nacional –el ala presidencial, no de Hacienda— “atender el deterioro en la calificación crediticia soberana y de Pemex”, un punto que muchas declaraciones del presidente de la república han desdeñado y lo ha llevado a confrontarse con las calificadoras.

Y de paso, Banxico prendió otros focos de alarma: “es indispensable fortalecer el Estado de derecho, abatir la corrupción y combatir la inseguridad”. De manera sobresaliente, el lenguaje del Banxico en su anuncio de política monetaria pareció el de un equilibrista sin red protectora: “las condiciones de holgura de la economía a inicios del tercer trimestre continuaron en niveles similares al anterior (estancamiento), manteniéndose la amplitud de la brecha del producto en terreno negativo”. Es decir, lo que Banxico quiso decir es que la economía está en número rojos y no repunta.

Y para que no quedara sombra de duda, también en lenguaje con retruques, Banxico advierte nubes negras en el horizonte: “en un entorno de marcada incertidumbre, el balance de riesgos para el crecimiento continúa sesgado a la baja”. O sea: el PIB en el tercer trimestre seguirá decreciendo.

La letra chiquita del boletín de Banxico dejó, por tanto, mayores preocupaciones a los que saben leer el enigmático lenguaje económico y financiero. Pero al final del análisis, las expectativas de corto plazo para el tercer trimestre seguirán siendo negativas y el PIB que analistas han fijado en 0.5 por ciento podría ser menor y tocar la línea de flotación de 0 por ciento, con el dato de adicional de que la meta de crecimiento económico de 2 por ciento oficial para 2020 tampoco se alcanzará y estaría abajo de 1%.

La parte más importante del mensaje de Banxico al despacho presidencial de Palacio Nacional se localizó en el subrayado referente al deterioro de la calificación de la deuda de Pemex y la deuda soberana y la llamada de atención para atender los desperfectos en la calificación crediticia de las deudas que han señalado las calificadoras. Sin decirlo, Banxico estaría aconsejando un acuerdo de entendimiento entre el presidente de la república y las calificadoras, con el dato interpretado de que Banxico parece ponerse del lado de las calificadoras por su importante papel e influencia en la calificación de las deudas que generan comportamiento entre los inversionistas.

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Ayotzinapa: alargar la agonía. Para quien quiera leer con frialdad la nueva crisis en la investigación del caso de los 43, el problema se localiza en el enfoque central: encontrar vivos a los estudiantes. Nadie se ha atrevido a decirles a los padres que sus hijos fueron asesinados, que hubo razones políticas que involucran al PRD guerrerense y que la estrategia debiera ser investigar el asesinato y no seguir alentando la aparición de los estudiantes. Los padres, entonces, debieran de exigir el arresto y castigo de los responsables.

Política para dummies: La política requiere de una capacidad para leer lo que no está escrito.

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@carlosramirezh

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Periodista desde 1972, Mtro. en Ciencias Políticas (BUAP), autor de la columna “Indicador Político” desde 1990. Director de la Revista Indicador Político. Ha sido profesor universitario y coordinador...