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Por Alberto Rueda Estévez

En el arranque de un nuevo gobierno, existe un fenómeno que se presenta invariablemente para medir la capacidad y poder de quien gobierna.

Es algo así como jugar a las “fuercitas” o marcar territorio.

En el caso de Puebla, con la nueva administración que hace un mes y cinco días inició, esta sucediendo lo mismo y los resultados ofrecen un panorama sobre el estilo de gobierno de Luis Miguel Barbosa.

Los hombres de negocios han intentado acercarse y lo han logrado sin el éxito deseado.

Se trata del mismo sector empresarial que por miedo decidió apoyar a Tony Gali primero y a Martha Erika Alonso después a cambio de migajas.

Lo mismo sucede con los integrantes del Consorcio Universitario (UDLAP, UPAEP, UMAD, Anahuac, Tec de Monterrey), que sabedores de su intransigencia y rechazo a las dos candidaturas de Barbosa, han lanzado mensajes tímidos a excepción de la Iberoamericana que por su visión de izquierda, dio un tibio voto de confianza al morenista (aunque un sector de ésta institución también dio la cara a favor de Cárdenas quien forma parte de su plantilla académica).

El propio rector de la BUAP Alfonso Esparza, también ha medido con prudencia y serenidad el estilo de gobierno del inquilino de Casa Aguayo, lugar donde despacha el mandatario estatal.

Sin embargo, otros sectores también han intentado medir la fuerza y severidad del originaria de Santa María Zinacatepec, Puebla.

Por ejemplo, los grupos delincuenciales como los ordeñadores de tomas de gas, quienes en las últimas semanas han originado algunas contingencias; o los asaltantes de trenes que operan en el Triángulo Rojo.

Por eso la actuación de Barbosa Huerta al coordinar el rescate de 14 elementos de la Policía Estatal que habían sido secuestrados e intentaban intercambiar por dos delincuentes de la región, es un mensaje contundente de la capacidad que el mandatario tiene para negociar sin hacer uso de la fuerza, ni doblegar al Estado.

Incluso desde su primera semana de gobierno, el jefe del ejecutivo no tuvo duda de acudir a los municipios de Tepexco y Cohuecan donde unas horas antes la población había linchado a un grupo de supuestos delincuentes, dejando en claro que no se tolerarán dichas acciones, reconociendo que esas acciones son resultado de la insatisfacción social por la impunidad imperante que han padecido y que atendiendo a estas comunidades es como se puede recuperar la paz. Todo sin amenazas ni arrogancia.

En Puebla no se registraron paros del sector autotransporte gracias al diálogo y la concertación. Y es bien sabido que diversas organizaciones han amenazado con movilizaciones, a las que en respuesta han recibido un “no les tenemos miedo” y entonces, han reculado.

Pero también hay otros quienes han intentado ir más allá. Por ejemplo, los concesionarios del transporte público quienes intentaron engañar a las opinión pública sobre un aumento de 2 pesos con 50 centavos para medir la capacidad de reacción del mandatario quién inmediatamente los desmintió.

En cuanto a la relación entre el periodismo poblano y el gobierno asentado en Casa Aguayo, hallaron coincidencias importantes y tiene que ver con la estabilidad; un Estado en equilibrio representa siempre prosperidad y encuentra en el bien común su mejor propósito.

Y así una larga lista de sectores, grupos y personajes quienes han intentado medir fuerzas con el jefe del Estado poblano, encontrando respuestas obvias de alguien quien ha dedicado toda su vida a hacer política.

Con esto no estoy diciendo que el gobierno de Luis Miguel Barbosa Huerta sea exitoso como lo ha prometido, pero sí que ha sorteado de forma positiva estas “fuercitas” que le han querido jugar.

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Se difundió un video donde el gobernador Miguel Barbosa ordena a la coordinadora de comunicación social despedir a quienes en su momento fueron parte de la estructura del morenovallismo, galismo y hasta pachequismo en el área de prensa del Ejecutivo.

Se ha intentado hacer de esto un escándalo, pero se ha perdido de vista que en puestos claves, se requiere un equipo propio con quien poder trabajar para lograr los resultados deseados.

Quienes en algún momento hemos emprendido un negocio, sabemos que los colaboradores no pueden ser impuestos sino elegidos y más en puestos clave. Lo mismo pasa con una administración.

Si no hubiera existido la tragedia del 24 de diciembre, no veo que en el equipo de la entonces gobernadora se hubieran decantado por algún colaborador cercano al barbosismo.

Lo que algunos como yo vemos es una nueva era, donde la comunicación social fluye de manera más transparente, incluyente, eficiente y sin condicionamientos. Donde no existe una persecución como la de entonces Sagrario Conde con Moreno Valle.

Por eso, no entiendo porque algunos se rasgan las vestiduras.

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A la memoria de mi madre, doña Obdulia Estévez.

@AlbertoRuedaE

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

Actualmente es corresponsal de W Radio y forma parte del grupo de reporteros de Televisa Puebla. Es colaborador en medios internacionales de habla hispana sobre política religiosa.