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Los cambios que vienen en el ayuntamiento de Puebla

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que habrá que leer con lupa los cambios que antes del 31 de agosto realice en su equipo de primer nivel la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, quien hasta el cierre de esta edición no sabía a qué hora sería recibida por el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta.

Hasta dónde se sabe la alcaldesa no tiene contemplado hacer grandes ajustes en su gabinete. Y tampoco remover a su secretaria de Seguridad Pública y Tránsito, María de Lourdes Rosales Martínez.

Lo que trasciende es que Claudia Rivera estaría evaluando remover a su secretaria Liza Elena Aceves López, por su desgaste con la mayoría de los regidores y algunos funcionarios de primer nivel, y quizás hacer un enroque más, enviando a un secretario a otra dependencia y al saliente en aquella.

Ese es el plan de la presidenta municipal, pero quién sabe si es el de Miguel Barbosa que estaría por cambios más profundos y no meramente cosméticos.

Por eso le digo que dependiendo de la dimensión de los cambios y los funcionarios que salgan y permanezcan, podríamos saber el resultado de la reunión de la alcaldesa y el gobernador, si se entendieron, si Claudia Rivera logró convencer a Miguel Barbosa o si éste ya comenzó a tomar el control del ayuntamiento.

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Nueva ocurrencia en el ayuntamiento de Puebla: instalar postes que alertan de todo, pero que nadie conoce su funcionamiento

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, señala que un proyecto que tiene muy entusiasmados a altos funcionarios del ayuntamiento de Puebla es colocar un sistema de torres o de postes que serán estaciones de “multialertamiento de riesgos”, que lo mismo servirán para advertir peligros por inundaciones, sismos, incendios, malas condiciones climatológicas y erupciones de volcanes, entre otros tantos factores. Un asunto que parece gravitar entre una grave ocurrencia y un tufo de intento de fraude por parte de servidores públicos del área de Protección Civil.

Mientras la ciudad de Puebla enfrenta un grave deterioro de todos los servicios públicos municipales, en mucho por el subejercicio presupuestal de la comuna que ya rebasa los mil 200 millones de pesos, el ayuntamiento encabezado por la edil Claudia Rivera Vivanco ha dispuesto gastar una fuerte suma de varios millones de pesos en unas estaciones que, de acuerdo a especialistas en la materia, no se tiene ninguna experiencia en el país de que funcionen bien o realmente sirvan para alertar de algún riesgo. Sobre todo cuando en el pasado ya se evidenciaron que de nada sirven las alarmas contra inundaciones.

De acuerdo al oficio SECADDGE1406/2019, el pasado 12 de julio el director de Gobierno Electrónico del ayuntamiento de Puebla, Luis César Díaz Lara, le autorizó a Luis Gustavo Ariza Salvatori, quien es el director de la Unidad Operativa Municipal de Protección Civil, que ejerza una partida presupuestal –de la cual no se menciona el monto– para que adquiera esas estaciones de “multialertamiento de riesgo”, en un plazo máximo de 90 días.

De acuerdo con el dictamen técnico SECAD/79/2019 este sistema permitirá crear un sistema de “alertamiento directo” a la población, en tiempo real, en torno a inundaciones, sismos, erupciones volcánicas y accidentes químicos, entre otros riesgos. La justificación es que en Puebla hay un crecimiento urbano desordenado, que lleva a mucha gente a vivir en zonas de peligro, que las coloca en una situación vulnerable.

En las descripciones técnicas, se dice que el sistema actúa de “manera inteligente”, lo que hace preguntarse a quien lea el documento: ¿acaso hay sistemas que actúan de manera tonta?, ya que se emitirá “una sola alerta en la zona o región afectada por eventos de riesgo”.

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Fideicomisos: la clave

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que si el gobernador Barbosa quiere llegar al fondo de los turbios manejos financieros que se llevaron a cabo en los ocho años de gobiernos emanados del PAN y de paso contar con recursos frescos que pudieran abonar a tener un buen inicio de administración, deberá maximizar las magníficas relaciones que tiene con las más altas esferas del gobierno federal y presionar para que se abran los fideicomisos que involucran a Puebla.

Hay, por cierto, un destacado poblano- experto en el manejo de las finanzas públicas nacionales- que en una privadísima reunión con el presidente López Obrador, le hizo esta recomendación en aras de enfrentar las necesidades presupuestales del inicio de su sexenio, sin tener que sacrificar el gasto público.

El dinero potencialmente recuperable de estos esquemas, puede alcanzar para esto y más, en ambos niveles de gobierno y de paso, servir como materia prima para llamar a cuentas a quienes, a través de estos mecanismos, saquearon al erario.

De ahí el valor de la estrategia.

Llevarla a cabo, sin embargo, supondría enfrentarse a importantes personajes de la política y el servicio público, actuales y del pasado reciente.

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Póker para la alcaldía poblana

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, señala que cada día que pasa se va reduciendo más el margen de maniobra de Morena, partido hoy en el poder, no sólo para soñar con retener la alcaldía de Puebla, sino la mayoría legislativa para la recta final de la gestión de Luis Miguel Barbosa.

El más bajo nivel de aprobación histórico en el primer año de un presidente municipal recae en la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco, con 4 de calificación.

Sin obra emblemática, en medio de la peor burocracia administrativa, un Cabildo dividido, inseguridad en su apogeo y, sobre todo, traiciones y pillerías, empieza a resultar innecesario un golpe de timón. Algunos piensan en la conveniencia de mejor hundir el barco con todo y tripulantes. Sería menos costoso.

Al margen de lo que se resuelva en las próximas semanas sobre la coordinación entre el Gobierno del estado y el Ayuntamiento, la pregunta es ¿y la carta para Morena?

¿Cómo evitar otro modelo Rivera en Puebla capital? ¿Dónde está el perfil administrador y gerente que la mayoría de las veces asume el edil con un equipo eficaz, olvide lo decente?

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Cotoñeto no la quería, pero Bracamonte la perdió

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada Diario Cambio, indica que las dos semanas de rounds de sombra por la dirigencia estatal de Morena dejaron un par de conclusiones: Eric Cotoñeto no será el próximo presidente en Puebla de la organización porque nunca se planeó así, ni antes ni después de la emisión de la convocatoria, y el joven abogado Mario Bracamonte perdió la oportunidad de ser al irse de bruces y atacar al principal operador del barbosismo.

En efecto. Se equivocaron muchos con la finta, y entre ellos Bracamonte, quien se puso nervioso con el activismo de Cotoñeto y lo atacó sin sentido. No pasó la prueba de la madurez a la que fue sometido, claro, sin que se le avisara previamente que estaba sometido a evaluación. Nunca entendió el papel que juega Cotoñeto en el nuevo régimen, pues la mentalidad política tradicional no sabe ubicar su papel en este gobierno.

En otras palabras, la clase política no parece entender la diferencia entre cargo y rol, dos categorías esenciales. Cotoñeto no tiene cargo en el gobierno ni tendrá en el partido porque no lo necesita. Y no lo necesita porque tiene rol.

¿Y cuál es el rol de Cotoñeto, si no tiene puesto burocrático ni será dirigente estatal de Morena? ¿Cómo puede ser importante —en el sentido de influyente— si parece que en realidad no está ubicado en ningún lado?

Pues precisamente ese es su rol: Cotoñeto es el activista número 1 del barbosismo. Su operador político más probado. El hombre encargado de mantener unidas y funcionando las redes de poder que llevaron a Luis Miguel Barbosa a la gubernatura. Porque algo debe quedar claro: fueron numerosas redes de poder las que llevaron al gobierno a Barbosa, no Morena, un partido político incapaz de ganar elecciones.

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