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Cuando México se fue al abismo

Héctor De Mauleón en su columna En Tercera Persona, publicada en El Universal, señala que le escuché esta historia a José Elías Romero Apis: en 1925, Gilberto Valenzuela Galindo presentó su renuncia como secretario de Gobernación. Se había inconformado porque el presidente Plutarco Elías Calles intentaba imponer a su propio candidato a la gubernatura del Estado de México.

Calles le reclamó: “¿Por qué renuncia usted, si hasta ahora no ha perdido mi confianza?”.

Palabras más, palabras menos, Valenzuela le contestó: “Solo hay dos razones por las que se renuncia al gabinete: porque el presidente le pierde la confianza al secretario, o porque el secretario le pierde la confianza al presidente. Se ha dado este último caso, por lo que presento a usted mi renuncia”.

En la historia moderna de México, se ha pedido la renuncia a innumerables secretarios de Estado. Se cuentan con los dedos de una mano, sin embargo, los que por dignidad, o desacuerdo, han decidido entregarla con la propia.

Es célebre esta anécdota, que narraba el escritor Ricardo Garibay: en 1968, luego de los sucesos de Tlatelolco, el entonces secretario de Educación Pública —el también escritor, Agustín Yáñez—, se acercó al presidente Gustavo Díaz Ordaz, justo cuando concluía una reunión, con un papel en la mano.

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La columna Frentes Políticos, publicada en Excélsior, indica que 1. Descobijado. Juan Collado, famoso abogado defensor de miembros de la mafia del poder, ya está en el Reclusorio Norte. Lo acusan de delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita y lavado de dinero. Fue detenido por agentes de la Fiscalía General de la República en un restaurante de la Ciudad de México y no opuso resistencia. La operación quirúrgica marca línea, pues es un litigante que ha defendido los intereses de Carlos Romero Deschamps, líder petrolero. Parte importantísima en la anterior clase política, ¿lo abandonó el poder?

2. Y hablando del líder petrolero. Tres camionetas con elementos de la FGR se presentaron a centímetros de Carlos Romero Deschamps, el líder del sindicato de Pemex, mientras comía con su abogado, Juan Collado, en un restaurante de avenida de Las Palmas. Palideció el líder eterno de los petroleros y casi se infarta, pero, para su buena fortuna, esta vez no iban contra él. Mientras detenían a Collado, y muy discretamente, como si no tuviese nada que ver, cuando le leían sus derechos a su abogado, Romero Deschamps se deslizó caminando por Las Palmas, deambulando en compañía de sus escoltas. ¡Fiu! Cerca la bala.

3. No se va solo. Las revelaciones que ha hecho en horas recientes el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, podrían hundir a Miguel Ángel Osorio Chong, exsecretario de Gobernación. Parece que Duarte no quiere estar solo en la cárcel y está dispuesto a brindar información que pueda servir a la FGR en las investigaciones que lleva a cabo sobre corrupción. Duarte reveló en entrevista sobre Osorio Chong: “Él fue el que me pidió que me separara de mi cargo; te vamos a cuidar, me dijo. No te preocupes, te vamos a proteger”. Pero no. Duarte se hunde solo en prisión. Osorio lo niega. Palabra contra palabra, ¿a quién le cree la justicia?

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Golpe de Urzúa, enojo de AMLO y mensajes a Salinas y Peña

Salvador García Soto en su columna Serpientes y Escaleras, publicada en El Universal, señala que entre la sorpresiva renuncia del secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, la enorme molestia que provocó ese “golpe bajo” al presidente Andrés Manuel López Obrador y la detención del abogado Juan Collado no hay, formalmente, relación alguna; pero tampoco fue casualidad que una cosa siguiera a la otra. Cuando el presidente se enteró, minutos antes de las 11:30 de la mañana de la dura carta de renuncia de uno de sus colaboradores de mayor confianza, que acusaba “políticas públicas sin sustento” de la 4T y “conflictos de interés” en su gobierno, montó en cólera y, en un intento de aminorar el duro golpe político, económico y anímico, decidió dos cosas: nombrar a un sorprendido y desencajado Arturo Herrera, y que se activara un expediente que ya tenía listo y armado la FGR contra el abogado salinista y peñista.

Aún cuando el caso de Collado fue utilizado como un claro “distractor” del martes negro para la 4T, detrás de la detención del conocido abogado hay un mensaje político fuerte para dos expresidentes de la República: Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto. Salinas es compadre de Juan Collado y mantiene con él una relación de casi 30 años, desde que Collado aceptó asumir la defensa de su hermano Raúl Salinas de Gortari, en el gobierno de Ernesto Zedillo, luego de que el abogado Juan Velázquez desistiera de su defensa. Y en el caso de Peña Nieto, la cercanía, aunque más reciente, también es mucha y Collado se convirtió en una especie de “consejero legal” del ex presidente desde que éste fuera gobernador del Estado de México.

De hecho, detrás de las investigaciones que hoy tienen detenido a Juan Collado, acusado de probable responsabilidad en delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita está, primero su participación en el caso de la llamada Caja Libertad, donde estuvo metido Amado Yáñez, el dueño de Oceanografía que estuvo preso en el sexenio pasado, y Martín Díaz, el sobrino del exsecretario de Hacienda foxista, Francisco Gil Díaz. Cuando estalló este caso, del presunto fraude de Caja Libertad, Martín Díaz se va del país junto con los hermanos Rodríguez Borgio y Juan Collado era justamente su abogado.

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Una inquietante renuncia

Francisco Garfias en su columna Arsenal, publicada en Excélsior, indica que el primer impacto ha sido duro. Se encendieron las luces rojas. El peso retrocedió frente al dólar más del uno por ciento. La bolsa de valores cerró con pérdidas de 1.77 por ciento.

Lo que detonó la renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda fue la discusión sobre el Plan de Negocios de Pemex, que será presentado en unos días, según fuentes vinculadas con la SHCP. “Quieren seguirle metiendo dinero bueno al malo e insistir con la estrategia de refinación”, nos aseguran.

La renuncia, publicada en Twitter por el ahora exsecretario, es evidencia de las diferencias entre Hacienda y el Ejecutivo.

“En esta administración se han tomado decisiones sin el suficiente sustento”, sostiene, con valentía, el exsecretario.

En su misiva destapa la imposición de funcionarios en la SHCP “sin conocimiento de la hacienda pública”, y motivados por personajes influyentes del actual gobierno “con un patente de conflicto de interés”.

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Carta sísmica

La columna Pepe Grillo, publicada en La Crónica de Hoy, señala que la carta de renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda fue como enfrentar un terremoto político sin alerta previa.

En cuestión de minutos los indicadores comenzaron a moverse aunque, una vez pasada la sacudida inicial, se estabilizaron.

El desconcierto estuvo sincronizado al contenido de la carta y por el hecho de que Urzúa se adelantó al Presidente al dar la noticia y exponer las razones de su dimisión.

Los primeros señalamientos se dirigieron a la Oficial Mayor, Raquel Buenrostro, quien con frecuencia, se dice, acordaba asuntos relevantes de Hacienda directamente con el presidente López Obrador y sólo después se los comentaban, no siempre, a Urzúa, que era titular de la dependencia y despachaba en la oficina de al lado.

Tarde de especulaciones

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, indica que ya se sospechaba de la dimisión de Carlos Urzúa luego de su encuentro con el presidente Andrés Manuel López Obrador el lunes, a la hora de la comida, y el ahora ex titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público salió del despacho del mandatario con una cara de pocos amigos.

Poco se sabe de lo que se habló en esa reunión, pero al parecer el entonces secretario se quejó de lo que ayer expuso en su carta del adiós.

QUE de los morenos, quien más rápido salió en defensa de la decisión presidencial de elegir a Arturo Herrera como nuevo titular de la Secretaría de Hacienda fue el líder en el Senado, Ricardo Monreal.

Era tal su afán de mostrar su compromiso con la cuarta transformación que, sin tomar en cuenta las razones del ex secretario Carlos Urzúa, se apresuró a decir que nadie es indispensable.

Subrayó que la transformación que quiere el presidente Andrés Manuel López Obrador no se va a detener por muy importante que sea un secretario de Estado, director o asesor, pues nadie está por encima del interés de la nación.

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