Un 16 de junio pero de hace 56 años, la rusa Valentina Tereshkova, de 26 años, se convirtió en la primera mujer en volar al espacio, lo que representó un gran avance para su país, la ciencia y el feminismo en general.
Nacida en el seno de una familia proletariada de la extinta URSS, Tereshkova fue a la escuela hasta los ocho años, sin embargo, años más tarde, abandonó su educación académica para trabajar en una fábrica textil.
Antes de cumplir los 20, mostró gran interés por el paracaidismo, por lo que se unió al aeroclub local y logró su primer salto a los 22.
Dos años más tarde, en 1961, empezó a trabajar en la dirección del Comité de la Organización Juvenil del Partido Comunista de la Unión Soviética, al cual se afilió como miembro posteriormente.
En la carrera espacial
En 1961, durante el apogeo de la Guerra Fría, el comandante en jefe de la Fuerza Aérea del Espacio de la Unión Soviética, Nikolai Kamanin, dio pie al proyecto de llevar a una mujer al espacio para aventajar a Estados Unidos en la carrera espacial.
Tras ello, en febrero de 1962 Valentina fue reclutada como candidata a cosmonauta en el aeródromo de Yaroslavl, ciudad donde era originaria. No era la mejor candidata, pues había otras con más experiencia y una preparación académica enormemente sólida, pero su experiencia en el paracaidismo y su afiliación al Partido Comunista influyeron en la decisión del líder soviético, Nikita Khrushchev, para elegirla entre más de mil candidatas.
En mayo de 1963, los funcionarios soviéticos comunicaron los resultados, asegurando a algunas de las otras candidatas que en el futuro podrían realizar viajes al espacio; sin embargo, esta promesa no pudo concretarse, pues en 1969 se canceló el programa especial femenino.
Fue así como el 16 de junio de 1963, a las 10:30 horas, Valentina Tereshkova ingresó como única tripulante a la nave Vostok 6, con apenas 26 años. La capsula fue lanzada, y con ello, inició la carrera femenina en el espacio.
Se dice que cuando despegó, la gaviota (chayka en ruso), como fue apodada durante la misión, exclamó con júbilo “…cielo quítate el sombrero que voy hacia ti”.
Sin embargo, como ella misma lo afirmó tiempo después, el viaje no fue nada placentero. Durante los tres días de viaje, Tereshkova padeció fuertes náuseas y jaquecas, las cuales le complicaron, mas no le impidieron, mantener al día el diario de a bordo y llevar a cabo las observaciones y los detalles de la misión. A esto se sumó un error en la programación de la trayectoria, por lo que ella misma tuvo que cambiarla para conseguir que la nave no se alejara de nuestro planeta y pudiera volver como se había previsto.
La nave dio 48 vueltas a la Tierra en un lapso de 70 horas de vuelo, por lo que el 19 de junio la cosmonauta abandonó la cápsula y terminó su descenso en paracaídas, a una altura de 6 mil metros. Al poner los pies en la tierra ya se había convertido en una leyenda de la aeronáutica espacial.
Una vez concretado este logro para la ciencia y el feminismo, Valentina inició su carrera política, lo que la llevó a ser miembro del Soviet Supremo y del Comité Central del Partido Comunista.
En la actualidad
56 años después de tal hazaña, su nombre es sinónimo de igualdad, pues demostró en el contexto de la propaganda dominante de la Guerra Fría, que podía alcanzar los mismos logros que sus compañeros varones.
A partir de entonces, muchas otras mujeres han concretado misiones en el espacio, pero ninguna ha tenido la oportunidad de hacerlo en solitario. La NASA anunció que en 2024 enviarán a la primera mujer a la Luna.
Editado por: Bryan Rivera González
