A 48 años del Halconazo, claman justicia y Segob admite agravios
A 48 años del Halconazo, claman justicia y Segob admite agravios
48 años del Halconazo
A 48 años del Halconazo, claman justicia y Segob admite agravios. Foto: Especial

Clamando fin a la impunidad y violencia contra el pueblo, marcharon en la Ciudad de México cientos de familiares y sobrevivientes del ataque de paramilitares a una manifestación estudiantil, ocurrido el 10 de junio de 1971 y conocido como El Halconazo.

La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, reconoció la responsabilidad que tuvo la dependencia en la consumación del crimen y violaciones a derechos humanos, por lo cual inauguró un memorial dedicado a las víctimas en un lugar simbólico: los sótanos de la otrora sede de la Dirección Federal de Seguridad (DFS).

Según historiadores y organizaciones civiles, en dicho lugar fueron secuestrados, torturados y desaparecidos hombres y mujeres considerados enemigos del Estado mexicano durante la Guerra Sucia, que emprendió el gobierno federal para subyugar a grupos de oposición entre 1970 y 1980.

Por su parte, los manifestantes marcharon desde el Casco de Santo Tomás, pronunciándose también en contra de la guerra y la militarización, hasta el zócalo capitalino, donde realizaron un mitin.

Lo anterior, a 48 años de la brutal represión contra la protesta pacífica de alumnos universitarios, principalmente de la UNAM y el IPN, quienes recorrieron la calzada México-Tacuba para exigir libertad política y democracia ante el régimen del entonces presidente priista Luis Echeverría Álvarez, señalado como autor intelectual del crimen.

La marcha, primera de magnitud considerable tras la matanza del 2 de octubre de 1968, terminó “reventada” por el grupo civil de choque llamado Los Halcones, conformado en su mayoría por jóvenes reclutados de barrios pobres y con antecedentes delictivos, quienes presuntamente estaban financiados por el gobierno federal y eran entrenados por militares.

En un primer momento, Los Halcones agredieron a los estudiantes, cuyo emblema era la paloma de la paz, con palos de kendo (arte marcial japonés), pero al ver repelido este intento, arremetieron sin más con armas de fuego, lo cual ocasionó una masacre que dejó al menos una veintena de muertos, medio centenar de heridos y varios desparecidos.

Este oscuro episodio de la historia de los movimientos civiles en México, también conocido como la matanza del Jueves de Corpus, fue recreado recientemente por el cineasta mexicano Alfonso Cuarón en su película Roma.