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Lecturas del triunfo de Miguel Barbosa como gobernador de Puebla

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que los pronósticos se cumplieron: el candidato de Morena, el PT y el PVEM, Luis Miguel Barbosa Huerta ganó las elecciones extraordinarias de gobernador, en medio de un alto abstencionismo que empaña su victoria, a pesar de la amplia ventaja que sacó a sus contrincantes Enrique Cárdenas Sánchez y Alberto Jiménez Merino.

Como se lo había anticipado, Barbosa superó a su más cercano adversario, el candidato común del PAN, PRD y MC, Enrique Cárdenas Sánchez, por entre 15 y 18 puntos, y no por los 30 que pronosticaban algunas casas encuestadoras.

La baja participación registrada durante la jornada de 10 horas refleja no sólo que ninguno de los tres candidatos logró entusiasmar a los electores, sino que éstos tampoco quisieron darle un voto de confianza al vencedor.

Es decir, Barbosa ganó pero no convenció ni siquiera a quienes en los comicios del 1 de julio del año pasado votaron por él.

La participación ciudadana en las elecciones locales de 2018 fue del 67.64%. Del total de votos emitidos 3 millones 23 mil 553, Miguel Barbosa obtuvo 1 millón 31 mil 43 sufragios. En la jornada electoral de hoy el abstencionismo superó el 65%.

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La elección y sus lecturas obligadas

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, señala que los resultados de ayer confirman el triunfo inobjetable de Luis Miguel Barbosa, pero también exhiben y echan por tierra las versiones de los encuestadores en donde se hablaba de diferencias abismales entre el candidato puntero y su más cercano rival.

Ni el dos a uno ni los más 20 puntos de ventaja se vieron reflejados en las urnas.

El resultado es de 10 puntos porcentuales de diferencia y la participación total nos dice que solo 3 de cada 10 personas con credencial de elector acudieron a emitir su voto.

Es evidente que el hartazgo ciudadano, particularmente el del poblano que ha vivido en medio de esta crisis política, lo ha llevado a abandonar las urnas y por lo mismo, su interés en la vida política del estado.

Es el costo de una elección extraordinaria en donde el ganador, rondará al término de los cómputos los 700 mil votos.

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Le quitaron al hermano de Claudia Rivera la estructura de Morena para evitar una derrota mayor en la capital

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que de último momento, faltando unas horas para las votaciones de ese domingo, David Rivera Vivanco –quien es hermano de la edil de Puebla, Claudia Rivera Vivanco– fue desplazado del control total de la estructura electoral de Morena en la capital del estado, lo cual evitó que la derrota de esta fuerza política en la Angelópolis fuera mucho mayor a lo que finalmente se registró.

La capital del estado, junto con los municipios de San Pedro y San Andrés Cholula, fueron “el arroz negro” en la victoria del morenista Luis Miguel Barbosa Huerta, pues en esas tres demarcaciones no solamente se demostró que ahí se concentra el voto duro del PAN y un importante desconcierto ciudadano hacia el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sino también quedó claro que la imagen y el trabajo de los alcaldes de Morena son un factor de alta vulnerabilidad para esta fuerza política.

Sin duda alguna, los grandes derrotados en la jornada electoral de este domingo, aparte del candidato panista Enrique Cárdenas Sánchez y el abanderado priista Alberto Jiménez Merino, son Claudia Rivera Vivanco, Karina Pérez Popoca y Luis Alberto Arriaga Lila, los ediles de Puebla, San Andrés y San Pedro Cholula, respectivamente.

Visto de otra manera, el resultado electoral de este domingo es una sacudida, un fuerte llamado de atención, para que los gobiernos de Rivera Vivanco, Pérez Popoca y Arriaga Lila dejen de ser ayuntamientos erráticos, llenos de conflictos internos y frivolidades, si no quieren que en la elección intermedia de 2021 esas plazas sean ganadas por el PAN.

Esa condición fue claramente percibida por Luis Miguel Barbosa Huerta, quien ayer en medio del festejo de la tan anhelada victoria, en un par de ocasiones, primero ante la prensa y los líderes nacionales de la coalición Juntos Haremos Historia, y luego ante las bases de Morena –en pleno zócalo de la capital–, hizo sendos llamados a revisar el desempeño de los gobierno de la zona metropolitana de Puebla.

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PAN, primera fuerza electoral en Puebla

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, señala que con el triunfo de Luis Miguel Barbosa, en la extraordinaria a la gubernatura, se cierra el modelo de 6 de 6 que no se logró en el pasado proceso a la gubernatura, tras ganar Martha Érika Alonso.

Ahora, Morena y aliados controlan la presidencia, gubernatura, senadurías, diputaciones federales, Congreso local y la mayoría de los Ayuntamientos.

Puede parecer que no existe cabida a los contrapesos frente a un poder avasallante, pero no.

En los datos finos de los comicios, se apuntan descalabros en Puebla capital y municipios aledaños, los cuales componen la zona metropolitana.

Ahí existe el voto de rechazo hacia Morena, en buena parte por la caída de la imagen de Andrés Manuel López Obrador, los malos gobiernos municipales y el sufragio duro del PAN, cobijado en las clases medias.

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Los saldos del proceso electoral

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, indica que sin mayores sorpresas se llevó a cabo el proceso electoral de ayer.

La victoria de Luis Miguel Barbosa, anticipada por todas y cada una de las encuestadoras serias que hicieron públicas sus mediciones, se da con una contundencia fuera de toda duda.

Aunque los números oficiales registran un margen de victoria menor al que en su momento anticiparon, los números previos que se han dado a conocer hasta ahora, resultan demoledores en un sistema equitativo de competencia electoral.

La baja participación ciudadana, estaba también de antemano anunciada.

El exceso de exposición política a la que los poblanos estuvimos sometidos durante todo un año, generó apatía entre los votantes potenciales.

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En la victoria, Barbosa hace autocrítica

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada Diario Cambio, señala que la paupérrima participación de apenas el 33 por ciento del padrón en la elección extraordinaria a gobernador deja un sabor a ceniza en el triunfo de Luis Miguel Barbosa, a quien los encuestadores inflaron por momentos hasta por 40 puntos en sus estudios preelectorales que hoy sirven para tirarse a la basura. Una vez más, los encuestadores se equivocaron. Igual que hace un año.

Los 20 puntos consistentes de ventaja a lo largo del proceso para el candidato de Morena, incluso los resultados de las encuestas de salida, se esfumaron a la hora del conteo rápido del INE que tiró un ‘cubetazo’ de agua fría a las altas expectativas de victoria. A la hora de la verdad, solamente fueron 10 puntos, más que suficientes para un triunfo contundente, pero insuficientes para afirmar que la 4T goza de cabal salud en Puebla.

El porcentaje de abstención es catastrófico, sin medias tintas. La semana pasada dije que los últimos cálculos eran preocupantes, pues se situaban entre 36-42 por ciento. Pero en realidad fue peor: 33 por ciento, lo que significa que solamente a uno de cada tres poblanos le interesó ir a las urnas.

En total, a la elección extraordinaria acudió un millón 500 mil poblanos, la mitad de los tres millones que participaron en 2018. ¿Qué pasó para que tantos poblanos decidieran borrarse? ¿Falló el INE en la estrategia de promoción? ¿Falló en atraer el proceso electoral? ¿Los candidatos no convencieron? ¿Fue el cansancio y el hartazgo después del desgastante conflicto poselectoral del año pasado? ¿La trágica muerte de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle?

La caída en la participación, la elección con el abstencionismo más grande de la historia, movieron todos los números, hicieron fallar a todos los operadores de tierra. Y aunque la diferencia total en porcentaje es muy aceptable, 10 puntos, en términos de votos netos no lo es tanto.

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