En Puebla, 4 de cada 10 personas presentan problemas de depresión y sólo una es atendida, mientras que a nivel mundial se tienen registros de que la cifra sube a 7 de cada 10 personas con este síntoma, lo cual irá en aumento en los próximos años.
Así lo señaló María del Carmen Mora Ávila, psicóloga y orientadora vocacional del Programa de Apoyo y Seguimiento al Estudiante (PASE) de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), quien manifestó que no es fácil identificarla, ya que no necesariamente hablan de ello debido a que quienes la padecen aún son “mal vistos” por los demás.
Explicó que la depresión tiene una causa genética u orgánica, ya que hay familias que generacionalmente han padecido este problema, y también hay situaciones que pueden detonar ese cuadro depresivo, “como puede ser un accidente, la pérdida de un ser querido o un evento traumático”.
Mencionó que hay diferentes tipos de depresión, lo cual desde el punto de vista de los psicólogos o psiquiatras, hace que el tratamiento pueda ser mínimo, de tres y hasta seis meses, un año o incluso puede haber casos en donde sea de por vida, dependiendo de la gravedad de su situación.
Tiene diversos síntomas
La depresión afecta tanto a mujeres como a hombres y se presentan más casos de los 16 a 25 años y en personas de la tercera edad, de acuerdo con el sector salud en México; entre sus principales síntomas están la tristeza constante, alteraciones del sueño y apetito, trastornos gastrointestinales –estreñimiento o malestar estomacal continuo, relacionado con colitis y gastritis–, se aíslan, están irritables y reaccionan de manera agresiva.
Explicó que otros de los síntomas pueden ser problemas de tipo cognitivo, es decir, puede llegar a equivocarse al tomar decisiones debido a que la memoria y la concentración se encuentra alteradas, lo que también va a provocar conflictos en las relaciones sociales y laborales, por lo que es importante atenderlo a la brevedad.
Para el 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que la depresión sea la segunda enfermedad discapacitante a nivel mundial, por los efectos negativos que se pueden presentar en las personas, como quedarse sin empleo, sin autonomía e incluso sin relaciones familiares positivas o llegar al suicidio.
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales
