Brady Waikel, agente de la Patrulla Fronteriza rescató a un niño migrante de siete años y de nacionalidad hondureña, quien cayó de una balsa improvisada hecha con una piscina inflable en la que pretendía cruzar el Río Bravo para llegar a los Estados Unidos.
El lugar del incidente fue en Eagle Pass, Texas, ciudad que al otro lado de la frontera tiene a Piedras Negras, México.
Junto a él viajaban otros menores y adultos migrantes, las autoridades migrantes los sacaron del río y luego los detuvieron.
Los agentes usaron cuerdas para ayudar a las personas migrantes a llegar a la orilla del lado estadounidense.
Por su parte, el agente Bryan Kemmett, jefe de esta estación de la Patrulla Fronteriza, dijo al periódico estadounidense San Antonio Express-News que los migrantes son alentados por contrabandistas a cruzar el río en esas condiciones de riesgo. “Realmente es una crisis humanitaria”, expresó.
Editado por Lorena González Guzmán
Fuente: La Prensa Gráfica