Susana López Charretón, del Instituto de Biotecnología de la UNAM, habló sobre los mitos del movimiento antivacunas, conocido como “anti vaxxers” en Estados Unidos, que ha sido calificado por la OMS como una de las 10 amenazas para la salud en 2019.
En el marco de la clausura de las XXIX Jornadas de Divulgación de la Ciencia, organizadas por el Instituto de Física de la BUAP (Ifuap), en memoria del ingeniero Luis Rivera Terrazas, señaló que las vacunas son el logro más exitoso de la ciencia, pues cada año evitan la muerte 3 millones de personas a causa de infecciones provocadas por virus.
Recordó que las vacunas son una responsabilidad de todos, por eso la importancia de la inmunidad de grupo a fin de evitar un brote epidémico, pues no es funcional a nivel individual y si alguien decide no aplicársela o a sus hijos afecta a grupos cercanos que tienen cierta vulnerabilidad inmunológica.
Como ejemplo del efecto antivacunas, la especialista en virología señaló que el sarampión era una enfermedad que ya estaba controlada en Europa, pero en 2016 se registraron 5 mil 273 casos, al año se elevaron a 20 mil y 35 muertes, y al cierre de 2018 el número de enfermos llegó a 82 mil, reportándose 72 muertes.
López Charretón indicó que para que una vacuna pueda llegar a aplicarse debe cumplir con ciertos requerimientos, como que no cause la enfermedad en sí, efectos secundarios mínimos; que induzca la inmunidad poblacional y tenga larga duración; que permita un fácil almacenamiento y administración, y que sea estable genéticamente.
Afirmó que estos lineamientos desechan los argumentos de quienes encabezan el movimiento antivacunas, que advirtió, se vale de mitos y desinformación difundida, principalmente en redes sociales, para convencer sobre su supuesta “inefectividad”.
Por ello, garantizó como científica que las mentiras que enarbola este movimiento son: en primer lugar, que las vacunas causan autismo, que el sistema inmune de los bebés no está capacitado para recibirlas, que la inmunidad natural es mejor que la generada, que contienen compuestos tóxicos y que los esquemas de vacunación son un gran negocio para médicos y farmacéuticas.
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales