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Por César Pérez González
@Ed-Hooover

Desidia. Hartazgo diario; fácil, se termina sucumbiendo ante acciones de mayor interés. De vez en vez, uno logra identificarse con el entorno; otras, sencillamente, es mejor dejarse llevar ¿hacia dónde? Algunas, surge la efigie del recuerdo: tiene rostro, párpado caído, altura por encima del promedio; color de piel, ni tan claro ni tan oscuro –ambigüedad, cosas, no sabemos–. De inteligencia se muere, se mata. Su nombre, Jorge, por eso su vida duele dos veces.

Asumirse desde la posición de autor en uno de los casos “negros” más intrigantes de la literatura mexicana del siglo anterior no es tarea simple. Lleva, por definición, adueñarse de la personalidad de a quien se refiere. Así lo entendió Jorge Volpi al interior de “A pesar del oscuro silencio”, novela que retrata al poeta Jorge Cuesta.

No es una obra biográfica, como pudiera figurar a simple vista, al contrario, parte de un argumento interesante: a manera de “álter ego”, Jorge descubre cómo murió Cuesta hacia 1942, el conflicto personal que enfrentaba justo antes de ser llevado a una clínica mental después de ciertas crisis, las cuales lo obligaron a desentenderse de su realidad inmediata. Por demás, no parece mayor secreto en esta premisa, sin embargo, el hilo conductor incide en un proceso de fisión entre ambos.

Sí, Jorge, un escritor promedio, personaje y hombre de letras, siente suya la desesperación de Cuesta, al menos eso piensa. Mientras reconstruye sus últimos pasos es inevitable transformarse en el poeta, con todas las consecuencias que ello implica: su vida personal desecha, factor que lo arrasa paulatinamente. Como si fuera un espejo, Jorge encara fantasmas de otros, pasados suspendidos en el tiempo que todavía reclaman perdón absoluto.

Es el caso de Guadalupe Marín, quien fuera esposa de Cuesta y primera concubina de Diego Rivera, ficcionalizada entre atmósferas tullidas donde las voces de ultratumba siguen presentes. Carcomida por los años, “Lupe” no renuncia a su personalidad altiva; sabedora del sitio moral que le corresponde, cohabita junto a retratos inquisitivos que, sin embargo, logran brindar silencios pero no la redención que busca.

Volpi entiende el símbolo de Guadalupe Marín y la instaura en su propio juego de sombras, tal como debió imaginarla, hasta equipararla con Alma, pareja sentimental de Jorge: mujer dedicada a la música, enamorada de su exdirector Barrientos y con quien termina engañándolo, triángulo que, a su vez, emula a Cuesta-Marín-Rivera. Ahora bien, aproximándose hacia otras esferas, no se puede dejar de lado la relación que guarda el nombre de la novela, “A pesar del oscuro silencio”.

El autor fusiona en una sola voz a Jorge y Cuesta para que desde sus espacios temporales “dialoguen” con cada momento histórico: los años cuarenta del siglo XX por un lado y, por el otro, la transición entre ochenta y noventa. Son apenas algunos rasgos que los unen en un discurso continuo cuya intención es evitar reconocerlos de primer momento. Su estrategia narrativa, como se ha visto, privilegia equivalencias de contextos para este objetivo.

Ambos personajes se llaman “Jorge”, sus vidas se encuentran estancadas, uno por el ritmo de vida superfluo, pocas emociones y la pérdida de utilidad amorosa; en tanto, el otro experimenta en sí con fórmulas químicas buscando crear sustancias que supriman la muerte, lo cual desencadena su “locura”. Esta desidia inicial los une, al menos forzadamente: el final de éste será, por extensión, de aquél.

Dicho hilo narrativo, ¿en verdad convence al lector? De entrada, no totalmente. “A pesar del oscuro silencio” regresó la mirada al grupo de escritores que por comodidad se llama Contemporáneos recién comenzando los noventa. Su importancia fue clara y lo equipara con “En la alcoba del mundo”, obra de Pedro Ángel Palou que abordó la muerte de Xavier Villaurrutia, incluso, ambos textos aparecieron el mismo año (1992).

No obstante, también es justo decir que las frases escritas por Volpi suenan forzadas por instantes y no alcanza a desarrollar por completo la obsesión de Jorge por Cuesta, sus motivos subyacentes en planos morales y psicológicos. Dejando de lado esta propuesta “A pesar del oscuro silencio” es una novela que alcanzó el referente de “imprescindible” para quien busca conocer más de Jorge Cuesta y observarlo como personaje distante en la literatura mexicana reciente, línea de trabajo que todavía falta por alcanzar a los demás Contemporáneos.

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