En la historia del PRI ahora rediviva en la transfiguración del Primor hubo siempre un punto de fricción: la relación del poder con los intelectuales, es decir, del Príncipe con el filósofo.

Desde la República de las Letras de Ignacio Ramírez –forma de gobierno intelectual establecida por el intelectual porfirista Salvador Díaz Mirón, abuelo de Manuel Bartlett Díaz–, los hombres de pensamiento oscilaron entre la sumisión, el empleo o la confrontación. Sólo uno ha destacado por su distancia del poder y del conflicto: el poeta, ensayista e ingeniero Gabriel Zaid, quien cumplió 85 el pasado viernes 24 de enero.

Zaid es un intelectual socrático, en términos de Aristóteles sobre Sócrates: amicus Plato sed magis amica veritas, que en traducción libre diría: Platón es mi amigo, pero soy más amigo de la verdad. Se trataría de intelectuales absolutos, sin compromisos. Sócrates pudo salvarse, cuenta Platón, pero sabía que su verdad debía pagarse con la cicuta.

Pocos intelectuales que han dicho su verdad han tenido que pagar las consecuencias: José Revueltas, Octavio Paz y Zaid. La decisión del intelectual de ser más amigo de la verdad que de sus amigos fue racionalizada por Foucault como el modelo griego de la parresia o parrhesía: Sócrates fue reprimido por Dionisos en Siracusa (nuestro Priracusa y hoy Primorcusa) sólo por decirle la verdad al tirano. Revueltas, Paz y Zaid han sido literalmente quemados en hogueras simbólicas por decir la verdad desnuda. (Ver La parresia de Zaid, en http://www.indicadorpolitico.mx/?p=88719)

A lo largo de su vida visible como escritor –desde 1971–, Zaid ha provocado las iras intelectuales: en una carta criticó el apoyo de Carlos Fuentes a Echeverría, su nota que decía que “el único criminal histórico es Luis Echeverría” fue censurada por Carlos Monsiváis y no la publicó en La Cultura en México, agitó el avispero de Nexos cuando hizo un recuento de las contradicciones intelectuales con la guerrilla salvadoreña en Colegas enemigos, desató las furias del presidente Echeverría con su ensayo El dieciocho brumario de Luis Echeverría jugando con el encumbramiento caudillista de Luis Napoleón Bonaparte y sacó de quicio al PRI con su texto en 1985 Escenarios sobre el fin del PRI.

Zaid ha sido el único intelectual, también, en huir de la civilización del espectáculo –categoría de Mario Vargas Llosa–: rehúye el protagonismo, no permite fotografías y no participa en eventos públicos, Eso sí, ha tenido vigencia a través de sus ensayos no poéticos. Como ingeniero ha sabido potenciar propuestas empresariales y criticar el estatismo económico que en México bautizo como Grupo Industrial Los Pinos con el presidente de la república como CEO –chief executive officer– al servicio de la élite burocrática del grupo gobernante como accionistas.

Los ensayos políticos y económicos de Zaid son críticos, pero no estridentes; a pesar de su manejo poético del lenguaje, ha sabido separar la poesía de la prosa. Sus razonamientos son fríos, basados en las contradicciones de las verdades políticas. Se ha negado a construir un grupo intelectual, no aspira a subsidios o becas. Y como poeta Zaid es el más creativo después de Paz, pero también ha rechazado andar a la búsqueda de premios y por lo tanto lanza sus libros de poemas como botellas al mar en busca de lectores.

Por ser estricto con su verdad, Zaid no comulga con el objetivo de los intelectuales según Platón en su Carta VII: gobernar; “el género humano no pondrá fin a sus males hasta que el colecticio de los que filosofan recta y verdaderamente no alcance el poder político”. Y no por falta de voluntad, sino porque Zaid ha demostrado que el poder carece de la más mínima relación con la filosofía por el valor máximo de la verdad; el poder es el ejercicio de la mentira.

Por la inflexibilidad de su parresia, Zaid estará lejos del reconocimiento a su obra porque el ambiente intelectual mexicano es más espectáculo que ideas.

Sinaloa. En reposicionamientos locales ante el avasallamiento de López Obrador sobre gobernadores –los coopta o los castiga–, en los pocos priistas que quedan destaca el sinaloense Quirino Ordaz. Los gobernadores que no busquen directamente inversiones dependerán de las participaciones federales envenenadas. De ahí la importancia política y económica de la inversión de 40 millones de dólares del Grupo RIU en hotelería que firmó Ordaz. Y el tema es más importante cuando el nuevo gobierno federal desapareció oficinas de promoción turística.

Fiscalización. El pasado 23 de enero el auditor superior de la federación de México, David Colmenares Paramo, entregó la presidencia de la Organización Latinoamericana y del Caribe de Entidades Fiscalizadoras Superiores al contralor general de Perú. En su discurso, Colmenares destacó que la autonomía de los auditores y la transversalidad de sus funciones consolidan el equilibrio de poderes. El mensaje es importante ahora que el nuevo gobierno quiere desautonomizar a los organismos autónomos y regresar al centralismo presidencialista que conduce inevitablemente a la corrupción del poder.

Política para dummies: La política es –debe, debería– ser un acto de la inteligencia, no una dominación de la barbarie.

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Periodista desde 1972, Mtro. en Ciencias Políticas (BUAP), autor de la columna “Indicador Político” desde 1990. Director de la Revista Indicador Político. Ha sido profesor universitario y coordinador...