Julen Roselló, un niño de dos años que murió al caer a un pozo el 13 de enero en la localidad de Totalán, en Málaga, España, fue enterrado este domingo, luego de que el sábado los socorristas encontraran su cuerpo tras un intenso operativo con mineros.
El pequeño estaba jugando en un terreno perteneciente a un familiar mientras sus padres almorzaban cerca de un pozo abandonado de 25 centímetros de diámetro y más de 100 metros de profundidad, cavado para buscar agua, al que cayó por accidente.
De acuerdo con los primeros elementos de la investigación citados por Alfonso Gómez de Celis, subdelegado del gobierno en la región española de Andalucía, el niño sufrió una “caída libre de 71 metros” en un hoyo que se cavó sin autorización.
La operación para su rescate, que duró 13 días, conllevó la movilización de unas 300 personas, explosivos para cavar y una unidad de mineros de élite que viajaron desde Asturias.
Varios medios locales dieron a conocer que en la autopsia se halló que Roselló falleció el mismo día de la caída como consecuencia de “un traumatismo craneo-encefálico”.
Ahora corresponde al juez de Málaga determinar las “posibles responsabilidades por la muerte de Julen”; además, se hizo un llamado a tapar los pozos ilegales en todo el país, particularmente en Andalucía.
Este día, la familia de Roselló ingresó al cementerio San Juan de Málaga aplaudidos por una multitud de personas, que se acercaron a la entrada para expresarle el apoyo a la joven pareja que, en dos años, perdió a sus dos hijos.
Según allegados a los padres, el niño fue enterrado al lado de su hermano Oliver, quien murió en 2017 tras una crisis cardiaca a los tres años.
Fuente: El Informador
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales