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Las cifras comparativas de muertes violentas en los gobiernos de Caldearon, Peña Nieto y López Obrador se han convertido en el principal lastre de la nueva estrategia de seguridad. Hay muchos jefes, pero el nuevo equipo carece de la principal variable de toda estrategia de guerra: la información.

A ello se agrega también el grave problema de todo inicio sexenal: la instrumentación de decisiones. En el viejo PRI, una de las reglas más importantes que tenía en mente todo gobierno entrante –a nivel municipal, estatal y federal– era el control de espacio informativo con decisiones para los primeros cien días. El propósito era el de cubrir expectativas.

En las primeras tres semanas de nuevo gobierno el espacio informático de seguridad ha sido llenado con retazos de informaciones sin control, estridencia sobre los casos de policías y militares agredidos y avances del crimen organizado sobre nuevas plazas territoriales.

El nuevo gobierno se ha enredado con el asunto de la Guardia Nacional y la victoria de los gobernadores para evitar la supervisión federal en seguridad vía los superdelegados. Y a pesar de esa derrota, el gobierno federal no ha instrumentado ninguna estrategia supletoria para articular un enfoque nacional de la crisis de seguridad.

En ninguna otra crisis como en una guerra la principal batalla –dice Lasswell– no es con balas sino con información. Y la principal baja es la verdad. Sin estrategia de información, el programa de seguridad navega al garete porque los vacíos han sido llenados por confrontaciones violentas e interpretaciones periodísticas.

La estrategia de seguridad se ha atorado en el Plan de Paz, pero sin tener ningún programa concreto correlativo. El proceso de funcionamiento de la Guardia Nacional va a tardar varios meses más, pero en la realidad el funcionamiento de los cárteles del crimen organizado ha ido avanzando sin encontrar resistencia.

Los beneficios de la nueva estrategia se van a analizar en la sociedad hasta tener resultados concretos en materia de homicidios violentos. Pero hasta ahora, no hay datos concretos de que las nuevas autoridades en seguridad hayan podido lograr la colaboración de los gobiernos estatales y municipales.

La estrategia de seguridad necesita que su responsable Alfonso Durazo Montaño aparezca al frente de una nueva estrategia de comunicación en seguridad. En las primeras tres semanas han dominado en el ambiente público las cifras de homicidios, mientras que las autoridades de seguridad siguen lidiando con las burocracias estatales y municipales.

Sin información, todo será crítica.

Barandilla
· Quintana Roo sigue sin rumbo en seguridad. Policías municipales aparecen en bandas y el comisionado Alberto Capella enfrenta señalamientos de fracasos en Morelos.

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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Periodista desde 1972, Mtro. en Ciencias Políticas (BUAP), autor de la columna “Indicador Político” desde 1990. Director de la Revista Indicador Político. Ha sido profesor universitario y coordinador...