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Las cuentas de la cocinera

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, señala que la colocación de una oferta de recompra de bonos que financiaron parte de la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco, levantaron en muchos las expectativas que la construcción se continuaría. No será así a menos que el presidente Andrés Manuel López Obrador vuelva a nacer –y eso tampoco garantizaría un destino diferente–, o surjan contingencias inimaginables en este momento. Texcoco está muerto, para efectos de aeropuerto, y la Base Aérea de Santa Lucía, como dijo López Obrador, es la opción. El futuro es claro desde su óptica, aunque valdría la pena que alguien, cuando menos para que no diga que nunca nadie le advirtió, le hiciera las cuentas de la cocinera sobre lo que significan los costos para el proyecto que está en el epílogo de su vida, y el que está en la mente de los asesores constructores del presidente.

En números aproximados, las cuentas sobre la opción de Santa Lucía son las siguientes:

•El costo de la obra, promediando la cifra de tres mil millones de dólares calculadas por el ingeniero José María Riobóo, autor intelectual del asesinato de Texcoco, y los siete mil millones que estimó el Colegio de Ingenieros, quedaría en cinco mil millones de dólares.

•El costo de las vías de acceso a Santa Lucía y un tren rápido entre la Base Aérea y el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, mil 300 millones de dólares.

•Las adecuaciones al aeropuerto Benito Juárez, mil millones.

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Dos malas noticias económicas

Leo Zuckermann en su columna Juegos de poder, publicada en Excélsior, indica que el sábado, el presidente Trump anunció que, en breve, invocará el artículo 2205 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para sacar a su país de este acuerdo comercial. “Nos deshacemos del TLCAN. Ha sido un desastre para Estados Unidos. Nos causó enormes cantidades de desempleo, pérdidas y pérdidas en empresas y más”, remató. De esta forma, Trump está anunciando que su primera pelea con la Cámara de Representantes, que a partir de enero controlarán los demócratas, será por el nuevo acuerdo que recién había firmado el viernes en Buenos Aires con México y Canadá: el llamado “T-MEC”.

Trump le está doblando las apuestas a los demócratas para forzar que éstos aprueben rápido el T-MEC ya negociado por Trump. En cuanto el Presidente de EU invoque el 2205, el TLCAN tendrá una vigencia de seis meses. Durante ese periodo, las dos cámaras del Congreso estadunidense deberán aprobar o rechazar el T-MEC que lo sustituirá.

Como suele suceder en estos casos, ya muchos representantes demócratas están exigiendo renegociar ciertos aspectos del T-MEC. A cambio de su voto, exigirán todo tipo de arreglos, desde cosas que nada tienen que ver con el comercio entre las tres naciones hasta modificaciones en ciertas cláusulas del tratado negociado.

Fiel a su estilo negociador, Trump está mandando el mensaje a los representantes demócratas: o aprueban mi tratado o nos quedamos sin tratado. La pregunta es cómo reaccionarán los demócratas. ¿Le darán una victoria a Trump aprobando el T-MEC o, a un alto costo para la economía estadunidense, lo rechazarán?

Espero que impere la sensatez en el Congreso del país vecin, pero, en honor a la verdad, cada vez hay menos de esta cualidad en la política de EU. La realidad es que Trump lleva las de ganar. Si los demócratas aprueban el T-MEC, muy orondo presumirá que canceló el TLCAN y sacó un nuevo tratado con mayores ventajas para su país. Si, en cambio, los demócratas rechazan el T-MEC, pues ya no habrá acuerdo de libre comercio entre los tres países, algo que prometió Trump durante su campaña presidencial. En 2020, cuando vaya a la reelección, argumentará que él quiso arreglar el tema, los demócratas no lo dejaron y la consecuencia es que se terminó el peor tratado de la historia de la humanidad, es decir, el TLCAN.

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Bonos, rechazo, NAIM, ‘superdelegados’, Corte, Claudia

Joaquín López-Dóriga en su columna En Privado, publicada en Milenio, señala que a veces, la única forma de salir es nunca haber entrado. Florestán

El martes le contaba que tengo tantas imágenes del día de la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador, que necesitaré algo de tiempo para asimilarlas; que son tantos los anuncios, tantas las reacciones, tantos los mensajes, que no puedo todo de golpe.

La velocidad de la T-4 me abruma, pero desde el punto de vista periodístico, gozosamente. Como a esas personas que les gusta el dolor del gym, así se dice ahora.

Ayer, me planteé un primer tema por la mañana, que a lo largo de las horas fue cambiando. Desde el triunfo de López Obrador al ceder a las demandas de los gobernadores de que los superdelegados no se ocupen de la seguridad local, que les endosó de mil amores, pasando por la inminente cancelación de las elecciones para gobernador de Puebla, el rechazo de los tenedores de bonos del NAIM a la oferta de recompra del gobierno mexicano hasta por mil 800 millones de dólares, la orden de seguir construyendo el aeropuerto cancelado, está muerta, me dijo en Tercer grado, el inminente proceso sucesorio en la Suprema Corte y la falta del ministro 11, la toma de posesión de Claudia Sheinbaum como jefa de Gobierno de Ciudad de México, con el aval del Presidente de la República, que la ve como una posible sucesora, hasta el partido de esta noche en CU, donde Pumas recibe al América por el pase a las finales del futbol mexicano.

Así, que ante el torrente de hechos, me he tenido que quedar con la enumeración a reserva de poder profundizar, si el vértigo de la T-4 me lo permite.

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El dilema de seguridad de AMLO

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, indica que todo parece indicar que las sugerencias de muchos de sus cercanos han hecho mella en el presidente Andrés Manuel López Obrador y ayer, por vez primera aceptó que su seguridad es un asunto de Estado. En su conferencia de prensa se incrementaron las medidas de seguridad en Palacio Nacional, pero para cualquier persona sigue siendo muy sencillo ingresar al salón Tesorería, donde tienen lugar las ruedas de prensa mañaneras. Sin embargo, el presidente no solo aceptó el argumento de su seguridad como asunto de Estado, sino que analiza seriamente reforzar su esquema de protección, pero eso sí, dejó en claro que no dejará que lo “cerquen”, ni perderá el contacto con la gente. Vaya paquete y dilema que tiene su ayudantía.

Pendiente del ministro Aguilar

La propuesta más seria para poner un freno severo a casos de nepotismo en el Poder Judicial de la Federación, impulsada por el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el ministro Luis María Aguilar Morales, se frustró. Nos comentan que ayer, ante la ausencia de dos integrantes del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), el pleno no pudo votar la propuesta de acuerdo general anunciada desde el viernes pasado, con la que don Luis María pretendía prohibir a los jueces, magistrados y altos funcionarios del Poder Judicial influir de alguna manera para lograr el ingreso de sus familiares a la nómina de los órganos jurisdiccionales del país. Debido a que ayer fue la última sesión de Pleno del CJF, que preside el ministro Aguilar Morales, el acuerdo volverá a ser discutido en enero de 2019, ya con el presidente que elijan los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación el 2 de enero. Nos comentan que de aprobarse esta medida el próximo año, de cualquier modo llevará la impronta del ministro Aguilar.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, señala que en los próximos días el ministro Alberto Pérez Dayán tendrá la gran responsabilidad de definir si proceden las reducciones de salarios del presidente Andrés Manuel López Obrador y de todos los servidores públicos, ya que de suspender esa medida, continuarán los topes actuales.

Hablando de la Suprema Corte, se encendieron las alarmas en organizaciones de la sociedad civil por la designación del relevo de José Ramón Cossío por el temor de que se procese sin atender la paridad de género, toda vez que la alineación actual es de ocho hombres y dos mujeres, pero una de ellas se va en febrero.

AMLO enviará una terna mixta, por lo que si no sale elegida una mujer, considerando además que las grillas internas parecen haber bajado ya a Leticia Bonifaz, la balanza puede dejar a ellos con 10 asientos por uno de ellas a partir solo de un hecho: qué corriente jala más fuerte dentro de la cuarta transformación.

QUE ya no están saliendo las cuentas con el magistrado José Luis Vargas, a quien se le vino encima la noche con su adelanto tuitero de resolución para anular la elección de Puebla, pues los seguidores de Martha Érika Alonso hallaron datos que no cuadran, como el tiempo que tuvo para leer, estudiar y evaluar 500 cuartillas con 5 mil constancias, considerando que las últimas pruebas llegaron apenas el 13 de noviembre.

Bueno, ya le sacaron hasta que se va de comisión a Europa del 8 al 16 de diciembre, además de que le cayeron encima la propia Érika, el PAN nacional y hoy se suma el Partido de la Revolución Democrática.

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