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Un mes es poco tiempo para perfilar el tipo de resultados que obtendrá Claudia Rivera en su gestión municipal de la capital de Puebla, pero es suficiente para evidenciar las carencias cuya curva de aprendizaje pasará facturas a ella y al movimiento político que la impulsó.

En otras condiciones, el tema no sería toral, habría que seguirle dando el beneficio de la duda para enfrentar la solución a los problemas prioritarios de la ciudad luego de que asuma el mando el Presidente López Obrador, entonces Puebla sin duda recibirá la atención necesaria y se notaran los cambios.

Salvo que, en las condiciones actuales, los ciudadanos voltean a Rivera Vivanco para ver el estilo, la forma de gobernar de Morena en medio de un escenario complicado por la probabilidad de nulidad de elecciones para gobernador.

Al interior de su partido hay enfoques no favorables a su actuación, y no se refieren al acercamiento institucional con el Gobierno del Estado, más bien a la ausencia de proyectos calificados que permitan alentar, en dado caso, renovar el voto por Morena en un nuevo proceso electoral.

De anularse las elecciones y ver de nuevo en las boletas a Luis Miguel Barbosa, la oposición repitiendo o no a sus anteriores candidatos, tendrá frente a sí un motivo de crítica que los electores quizá le den cabida.

Es decir, si Claudia Rivera sigue como va, si no rectifica el rumbo de su administración, o no deja saber qué rumbo y acciones pretende realizar en los 35 meses que le quedan en el puesto, se convertirá en una carga para el nuevo proceso electoral que estaría realizándose más o menos por el quinto o sexto mes de su administración.

Funcionarios cercanos a la Presidenta Municipal consultados sobre este aspecto coinciden que sí hay proyecto, que hay acciones que sorprenderán, que los planes previstos dejarán buen sabor de boca, pero que, por alguna extraña razón, no se anuncian, lo que vendría a dejar el problema en un asunto de comunicación interna y externa.

Claudia Rivera se ha cerrado a los canales de comunicación y relaciones que tuvo en campaña; si antes era fácil hablar con ella, hoy se encuentran barreras de protocolo y disposición, asuntos que alejan a sus seguidores y quizá a alguno que otro incondicional.

Las comparaciones son odiosas, pero reveladoras, algunos medios de comunicación han hecho comparaciones de la actuación del primer mes de gestión de Luis Paredes, Enrique Doger, Blanca Alcalá, Eduardo Rivera, Tony Gali, y Claudia no sale bien calificada.

El asunto no es raro, a todos los gobernantes les pasa un poco eso de aislarse y dejarse guiar por una camarilla que les informa y aconseja, la burbuja le llamaban, en algunos casos este grupo detentaba el poder real.

Para Claudia además el problema radica en que la “burbuja” tampoco tiene experiencia de gobierno.

Ahora que vuelve a estar de moda Guillermo Pacheco Pulido, a quien muchos candidatean como gobernador interino, merece la pena recordar sus reflexiones al dejar la Presidencia Municipal de Puebla. El cargo, decía él, es la mejor oportunidad de hacer amigos, son tres años de relaciones personales y públicas, de hacer favores a los ciudadanos, se solucionarles los problemas.

Ojalá Claudia Rivera reflexione, por beneficio de su partido, por beneficio de sus raíces.

O por lo menos, así me lo parece.

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Video en: https://youtu.be/4J0qP6Cr1uA

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