Gershwin y Beethoven expresan verdades espirituales: Grossman
Gershwin y Beethoven expresan verdades espirituales: Grossman
Gershwin y Beethoven expresan verdades espirituales: Grossman. Foto: Twitter/@enlacejudio

La música puede expresar “verdades espirituales”, como ocurre con la Quinta Sinfonía del alemán Ludwig van Beethoven, que retrata cómo este prodigio musical afrontó su sordera, y la Rhapsody in Blue, del estadounidense George Gershwin, que aborda la cuestión del destino.

Así lo aseveró el músico Orin Grossman, en la conferencia “¿Es relevante hoy en día la visión que tenía Gershwin acerca de la diversidad en América?”, que formó parte de la sección “¿Cuál es tu idea más peligrosa?” de la decimoprimera edición del festival Ciudad de la Ideas, que se celebra en Puebla capital.

De acuerdo con el ponente, las primeras cuatro notas de la sinfonía de Gershwin, además de ser las más importantes para la música, significan que “el destino toca la puerta”.

Después, la música sube y baja sin tregua, al igual que el destino, del cual nadie puede escapar, aunque la melodía suave de las cuerdas demuestra que el destino se puede ignorar por un momento, aunque no se puede olvidar, por lo que las primeras cuatro notas siguen sonando de fondo.

En tanto, Beethoven –refirió– comenzó a dejar de escuchar los sonidos agudos desde los 20 años, por lo que la entrada del oboe solitario de la Quinta Sinfonía, que es el único lugar de todo el movimiento donde no se escuchan las características cuatro notas, representa el inicio de su sordera, que avanzó hasta que fue absoluta a sus 46 años.

Estas cuatro notas desaparecen más adelante y el último movimiento inicia con un tema majestuoso, donde se indica que no encontramos la paz ignorando nuestro destino, sino que tenemos que encontrar una manera para integrarlo a nuestras vidas, es decir, encontrar la manera de triunfar.

Gershwin buscaba capturar la esencia de EU

Gershwin –explicó– fue parte de un grupo de jóvenes que reinventaron la música estadounidense, pues tenía la ambición de escribir una pieza que capturara la esencia de la sociedad estadounidense en los años 20.

El músico buscaba que se lograra una unidad artística de todos los ritmos que se escuchaban en esa época, asumiendo que la diversidad es positiva, de manera que decidió utilizar cuatro estilos separados de música.

La “Rapsodia en Azul” (Rhapsody in Blue) inicia con blues, que es la música de los afroamericanos, a lo que le siguen ritmos latinos o hispanos, para después agregar la marcha europea y continuar con una balada de Broadway, propia de las personas “blancas”, y así unir todo “de una marea agradable”.