Para poner fin a la corrupción en México, es necesario eliminar la protección de sus redes a nivel estatal y federal, mejorar el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), que la Fiscalía General de la República (FGR) sea autónoma y que se cumpla la Constitución.
Así lo señaló Santiago Nieto Castillo, próximo titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, durante su participación en el conversatorio “Sólo para incorruptibles”, realizado en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm), campus Puebla.
Indicó que una falsa promesa de la democracia mexicana es abatir la impunidad y la corrupción con el argumento de que habría un mejor control gubernamental, sistema de transparencia y de rendición de cuentas, sin embargo “la realidad fue distinta y tuvo que ver con falta de voluntad política”, entre otros elementos.
Explicó que las condiciones para llegar a la corrupción inician con los procesos electorales, para los cuales el servidor público decide a que empresa se le darán los contratos y se desvían los fondos a fin de beneficiar a los candidatos de elección popular, lo que se suma a la presencia de grupos de delincuencia organizada.
Además, detalló que la unidad de análisis financiero de la Procuraduría General de la República (PGR), de enero a septiembre, realizó un cateo de cero órdenes de aprehensión, cero sentencias, y dos sentencias donde una persona aceptó la responsabilidad penal, además de que sólo pudo asegurar 263 mil 420 pesos, cuando al año se generan 56 mil millones de pesos en lavado de dinero.
Lo anterior demuestra que hay un problema de impunidad, de manera que se necesita un sistema que “llegue a combatir de manera directa la criminalidad en materia de corrupción”, que investigue adecuadamente el lavado de dinero y procure que haya una correcta rendición de cuentas.
Resaltó que “vivir libres de corrupción es un derecho” y en la medida que se cumplan las normas se habrá avanzado a la constitución de un Estado de derecho, pero para llegar a esto también se requiere de una “sociedad activa” que la combata.
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales