Ilhan Omar forma parte de todos esos grupos poblacionales que han recibido ofensas de parte del presidente Donald Trump; es refugiada somalí, creyente del Islam, viste un hijab y este martes fue electa como congresista de los Estados Unidos.
Ilhan Omar, quien fue reconocida como refugiada por los Estados Unidos y llegó a este país a los 12 años de edad, se convirtió junto con Rashida Tlaib en una de las dos mujeres musulmanas victoriosas de la jornada electoral.
Antes de vivir en los Estados Unidos, Ilhan y su familia pernoctaron por cuatro años en un campo para personas refugiadas ubicado en Kenia; cuando llegó a la Unión Americana desconocía el idioma y desde ese entonces no ha dejado de ser discriminada, según se escuchó en uno de sus discursos en el cuerpo legislativo de Minnesota.
Durante su candidatura, la americo-somalí enfrentó ataques por parte de grupos islamofóbicos y ahora, la ganadora del quinto distrito de Minessota, es la primera mujer afroamericana en representar dicho estado.
Su primer discurso como congresista inició con la siguiente expresión: “Mi abuelo me enseñó que cuando ves injusticia, luchas, no te rindes al dolor, no te rindes en la tristeza; te organizas”; ahí, se mostró en favor de la lucha contra el cambio climático, prometió ejecutar acciones para abolir la agencia de control migratorio (ICE) y se comprometió a proteger a las personas refugiadas así como al medio ambiente.
La mujer electa ha calificado al presidente Donald Trump de “racista” y es una fiel defensora de que la conversación no sólo se centre en esta característica del Ejecutivo, sino sobre la integración y se cambie la narrativa.
Ilhan Omar también considera que no debería verse mal el criticar al presidente de los Estados Unidos, porque una democracia para ella es también crítica.