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Santa Lucía debe morir (I)

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, señala que el debate público sobre la cancelación del aeropuerto en Texcoco no cesa por ningún lado. Tampoco se ven espacios para que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, concurse su construcción y administración y se le entregue al mejor postor sin costo para el erario. Pero asumamos que López Obrador será consecuente con su promesa de campaña presidencial y respaldará lo que le dijeron sus dos asesores, José María Riobóo y Javier Jiménez Espriú: habilitar la Base Militar de Santa Lucía como aeropuerto civil, es la solución para evitar la saturación aérea y más barata que Texcoco. ¿Será cierto?

Para efectos de argumentación, asumamos que los estudios sobre la viabilidad de operar más de cuarenta vuelos por hora de manera simultánea entre el actual aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México y Santa Lucía es posible, y los aviones no chocarán a una altura de 3 mil metros sobre Atizapán. Pensemos que no va a tardar 10 años en estar listo, sino los 36 meses que asegura López Obrador. Y que tampoco habrá oposición de los ejidatarios –a los cuales ya se les sumaron los grupos radicales de Texcoco– ni hay daños ambientales. Imaginemos entonces el aeropuerto civil de Santa Lucía, desde el punto de vista de un empresario asiático que va a visitar sus plantas en el Bajío.

Hoy toma un avión en Narita, el aeropuerto que da servicio a Tokio, y 12 horas y media después aterriza en la Ciudad de México. Pensando que todo es muy eficiente, el paso por Migración y Aduanas lo demora una hora más. Sale del área internacional y si no tiene que conectar con un vuelo en una de las terminales distinta a donde llegó, tiene una hora y media para documentar su vuelo al aeropuerto de El Bajío, que dura poco más de una hora. Es decir, desde que despega en Narita hasta que aterriza en Silao, ese japonés invierte hasta su destino final alrededor de 16 horas.

Si es Santa Lucía o el aeropuerto Benito Juárez el punto de conexión de un vuelo desde Narita –en el entendido que ni financiera ni jurídicamente podrían hacer en ambas terminales aeropuertos domésticos e internacionales–, el viaje de un pasajero demoraría tres horas más. Esto, por las 12 horas y media de vuelo y la hora ideal para pasar por Migración y Aduanas. De ahí tendría que conectar con un servicio –quizás dedicado– que una los dos aeropuertos. Para efectos de argumentación, asumamos que como en Schiphol, Heathrow o Narita, la estación de ferrocarril –hacia Amsterdam, Londres o Tokio– estará bajando escaleras eléctricas que se encuentran dentro de la misma terminal, para conducir a los pasajeros a su conexión.

Pese a que la conexión es en la misma terminal, los pasajeros caminan entre 300 y 600 metros aproximadamente, que a paso normal son unos ocho minutos, pensando que cargan un solo equipaje y uno de mano. En el caso de Heathrow, cuya distancia al centro de Londres es de 26 kilómetros, el traslado en el ferrocarril suburbano es de una hora y media, porque tiene varias paradas. En el caso de Narita, el aeropuerto se encuentra a 73 kilómetros de Tokio, para lo que usualmente se utiliza el Narita Express, que es un tren sin paradas, que tarda una hora y media. ¿Dónde se construiría la línea exclusiva para unir los dos aeropuertos? ¿Qué velocidad alcanzaría el transporte colectivo? No se sabe, pero para seguir la argumentación, tomemos el tiempo entre Schiphol y Amsterdam, que para cubrir una distancia de 20 kilómetros –la distancia entre Santa Lucía y el Benito Juárez es de 18 kilómetros–, el tren suburbano tarda unos 20 minutos.

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La mariguana recreativa ya es legal en México

Leo Zuckermann en su columna Juegos de poder, publicada en Excélsior, indica que por ahí de los primeros años de la década de los dos mil, Jorge Fernández Menéndez me invitó a debatir la legalización de las drogas en su programa de radio en Imagen. Mi compañero de páginas sabía mi postura a favor. En aquel entonces no eran muchos los que se atrevían a decir públicamente que la prohibición había fracasado para combatir el consumo y las adicciones a las drogas. Recuerdo ese debate porque salí del estudio convencido que me tocaría ver en vida el día que se legalizaría, por lo menos, la mariguana.

Como siempre digo, no es que yo esté a favor del consumo y la adicción a las drogas. Por el contrario, creo que la sociedad debe hacer algo para combatir este problema. Pero la solución no está en prohibirlas, sino en permitirlas y regularlas. Si lo hacemos cotidianamente con dos drogas muy adictivas y mortales, como el tabaco y el alcohol, ¿por qué no hacerlo con otros productos, sobre todo la mariguana que científicamente está comprobada que es menos dañina y adictiva que el alcohol?

Además, como liberal, me choca la idea de un Estado paternalista que nos trate a los ciudadanos como menores de edad diciéndonos qué sí podemos y qué no podemos consumir. Cada individuo que ingiera lo que se le pegue la gana y se haga responsable de sus efectos, siempre y cuando, desde luego, no afecte derechos de terceros.

El Estado sí debe intervenir para informar y educar a la gente sobre los posibles daños que tiene el consumo de las drogas. Además, ayudar a los adictos a superar su enfermedad. El consumo y la adicción se combaten más efectivamente con programas de educación y salud pública que pueden ser financiados con los impuestos que se cobren a los productos dañinos.

Esto he pensado desde hace mucho tiempo y defendido en los medios. Lo que nunca imaginé es lo rápido que ganaríamos el debate. Para efectos prácticos, en menos de tres lustros ya se legalizó la mariguana con fines lúdicos en México.

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Ni solo ni fracasado, el revire

Joaquín López-Dóriga en su columna En Privado, publicada en Milenio, señala que dicen deslindarse, primero la causa que el periodismo, pero no renuncian. Florestán

El movimiento comenzó en redes al atardecer del sábado. Proceso traía una portada con una foto en la que Andrés Manuel López Obrador se veía, diría él después, decrépito y chocho, con esta cabeza: AMLO se aísla. El Fantasma del Fracaso, dando como un hecho consumado una declaración, lo que es frecuente en el semanario y que su director promovió en Twitter: La oferta (sic) periodística de revista Proceso de la semana. En qué y cómo se está equivocando López Obrador, lo que provocó una condena generalizada de sus seguidores en redes.

La más relevante, y más interesante, siempre ha sido una mujer independiente y activa, fue la reacción de Beatriz Gutiérrez Müller de López Obrador, quien subió a su cuenta: Todavía no toma posesión y ya está “solo” y a punto del “fracaso”. El conservadurismo, de izquierda o de derecha, nubla el juicio y da pie a conjeturas fantasiosas. Los extremos pueden tocarse y abrazarse. Bienvenida la pluralidad y el debate. Lo bueno es el desenmascaramiento.

A esto, el director de la publicación contestó: O sea, doña Beatriz, a López Obrador ni con el pétalo de una rosa. Revista Proceso es fiel a su historia y a la herencia de Julio Scherer García a quien bien conoció usted: libres ante el poder y ante quienes aspiran a ejercerlo. Ni de izquierda ni de derecha. Solo libres.

Y ella reviró: En efecto, conocí a don Julio. Y por lo mismo no creo que hubiese autorizado esa portada. Él era un periodista consumado a quien Carlos Fuentes llamó “el Francisco Zarco del siglo XX”. ¡Viva la libertad de expresión que, no lo olvide, aplica de ida y vuelta! ¡Saludos!, a lo que aún le respondió el autor de la portada, cito textual: Pues qué entendió usted por el “fantasma”? No existe la posibilidad de que fracase? O es infalible? Es hombre de poder y cómo tal puede equivocarse. Por cierto don Julio “no autorizaba” portadas. Ya retirado en 1996 nos dejaba la misma libertad que ejercíamos con él.

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El servicio médico de AMLO

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, indica que con la desaparición del Estado Mayor Presidencial, nos dicen, todo indica que también dejará de prestar servicio el Centro Hospitalario del Estado Mayor Presidencial, que se encargaba de atender la salud del Presidente de la República. Nos comentan que en dicho centro de salud ya están sacando mobiliario y trasladando personal hacia el Hospital Central Militar. Todo apunta que a partir de diciembre la salud del presidente Andrés Manuel López Obrador quedará en manos del Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) como todos los demás burócratas o que tendrá que pagar de su bolsa un seguro de gastos médicos o las cuentas de la medicina privada cuando lo requiera.

El nuevo jefe de la Policía Federal

Nos cuentan que en el equipo del presidente electo aún no se conoce a la persona que ocupará el cargo de comisionado general de la Policía Federal, quien sustituirá a partir de diciembre próximo a Manelich Castilla Craviotto. Hay que recordar que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador designó en octubre pasado a los mandos de Sedena y de la Marina que lo acompañarán en su sexenio, pero, nos aseguran, a unos días de que presente su plan de pacificación del país, don Andrés Manuel todavía no ha dibujado siquiera el perfil de quien tendrá que tomar las riendas de la corporación policiaca más importante del país y comenzar con su fortalecimiento y renovación. Y lo más relevante, que lo acepte hacer por menos de 108 mil pesos al mes y que esté blindado contra las balas de la corrupción. ¿Tendrá ya AMLO al candidato o candidata?

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, señala que Andrés Manuel López Obrador sigue postergando la presentación de su estrategia de seguridad porque la visión de los próximos titulares de la Sedena, Luis Sandoval, y de la Marina, José Rafael Ojeda, respecto a la aplicación de una amnistía, vino a cambiarle la jugada una vez más: es el quinto aplazamiento.

Se dice que ambos mandos han planteado inquietudes por el impacto dentro de esos cuerpos armados al ver liberados a aquellos a quienes intentan combatir en las calles.

QUE en uno de sus últimos actos como secretario de Marina, Vidal Soberón hizo énfasis en referirse al general Salvador Cienfuegos como su “hermano” y a los militares como sus brothers in arms, como los llamó desde el inicio del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.

Durante la ceremonia de entrega de condecoraciones y menciones honoríficas a militares y marinos destacados en operaciones contra el narcotráfico y delincuencia, resaltó la unidad entre el Ejército y la Armada, a contracorriente de lo que sucedió en la administración de Felipe Calderón, cuando eran evidentes los desencuentros entre Guillermo Galván y Mariano Saynez, incluso con el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.

QUE luego de un largo proceso, el Tribunal Electoral finalmente definirá el futuro de Ernesto Cordero, Eufrosina Cruz y Jorge Luis Lavalle, quienes fueron expulsados del Partido Acción Nacional acusados de “traición”, luego de que apoyaron a un candidato a la Presidencia distinto a Ricardo Anaya.

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