En México, solo 3.9 personas por cada millón de habitantes donaron sus órganos al fallecer en 2017, pues quienes se niegan a hacerlo piensan que es pecado y que se puede despertar de la muerte cerebral, por lo que es necesario combatir estos mitos.
Así lo dio a conocer, en entrevista con el Conacyt, la psicóloga María Luisa Marván Garduño, investigadora del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana (UV), quien preguntó a 807 habitantes mayores de 18 años de la ciudad de Xalapa, por qué no donan sus órganos después de la muerte.
Del total, 218 personas consideraron a la corrupción como una de las principales razones para no donar, ya que perciben que afecta incluso a los programas de donación de órganos, aunque Marván Garuño aseguró que el proceso en las instituciones públicas es totalmente transparente.
El resultado de la encuesta fue publicado en la revista Clinical Transplantation, donde se detalló que se desconoce el proceso de donación de órganos, ya que adultos mayores de 65 años dijeron que no donan porque consideran que sus órganos ya no son útiles debido a su edad, pero no existe un límite.
Iglesia católica aprueba donación
La segunda razón más fuerte es que va en contra de su religión, la cual también fue señalada por adultos y jóvenes, no obstante, es un descubrimiento importante porque 87 por ciento se declaró católico o perteneciente a una religión basada en el cristianismo; sin embargo, desde 1997, la iglesia católica considera la donación de órganos después de la muerte un acto de caridad.
Asimismo, los adultos mayores declararon que no donarían porque no sabrían a donde irían a parar sus órganos, y esta razón fue clasificada en primer lugar por los adultos de entre 35 y 64 años. Estos dos grupos de edad también mencionaron que deseaban irse completos al morir.
Por último, los participantes de mayor edad respondieron que no donarían sus órganos debido a que es doloroso, aunque no especificaron si se refiere a algo emocional, o la creencia de que se experimenta dolor físico después de la muerte.
La psicóloga indicó que combatir los mitos sobre la postura de la religión y la realidad de la muerte cerebral, de la cual ya no se puede despertar, a diferencia del coma, sería un buen comienzo para disminuir las barreras sociales y psicológicas que enfrenta la donación de órganos en México.
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales