Durante la segunda semana de septiembre, denunciamos que un grupo encabezado por el excandidato de Morena a la alcaldía de Ocoyucan hizo pública su intención de tomar por la fuerza, el día 16 de septiembre, el recinto de la Presidencia Municipal y un inmueble propiedad del Movimiento Antorchista alegando una supuesta “ingobernabilidad municipal” que jamás pudieron demostrar, pero que les sirvió de pretexto para anunciar sus deseos de ganar, mediante la violencia, lo que perdieron en las urnas legalmente. Ante la absoluta falta de convocatoria a su llamado, sus planes perversos tuvieron que esperar nueva oportunidad. La ocasión apetecida se les presenta, pues, durante la toma de protesta del presidente municipal electo, el antorchista Rosendo Morales Sánchez, el día 15 de octubre próximo.

Este grupo es fervorosamente apoyado por La Jornada de Oriente, periódico que no escatima tinta para publicar a plana entera amenazas de muerte o sucias y viles calumnias contra el antorchismo poblano. Así, tras la fallida convocatoria a la toma violenta de la presidencia de Ocoyucan, el día viernes 21 de septiembre nos amanecimos con una nota del periódico de marras que se titula así: “Frente opositor amaga con impedir arribo de alcalde electo antorchista de Santa Clara Ocoyucan”. De entrada, La Jornada de Oriente, pico de perico de los inconformes, no aclara cuál es la razón para que, por sus pistolas, un grupo que perdió las elecciones quiera impedir de la toma de protesta del presidente electo, de donde su “oposición” carece en absoluto de sustento. En segundo lugar, convalida que “impedir el arribo del alcalde electo antorchista” cae en el terreno de la ilegalidad y pone en alerta sobre hechos de sangre que podemos lamentar, que deben ser sancionados por la justicia si llegasen a ocurrir. ¿Esto es lo que buscan los inconformes de Ocoyucan y su ganapán de la prensa poblana? No hace mucho que La Jornada de Oriente, en boca de su reportero Martín Hernández Alcántara, publicó las amenazas de muerte del cacique de la Sierra Nororiental Alonso Aco, amenazas que finalmente se cebaron sobre nuestro compañero Manuel Hernández Pasión hace casi un año, el martes 10 de octubre de 2017. No es descabellado, pues, suponer que, tanto el medio como el grupo de opositores, están remojando el terreno para nuevos crímenes, ahora en Ocoyucan.

Sigamos con el cuerpo de la nota: “Se agrava el conflicto postelectoral en el municipio de Santa Clara Ocoyucan, donde pobladores de todos los partidos opositores al PRI crearon un frente que anunció no dejar rendir protesta como alcalde electo al antorchista Rosendo Morales Sánchez”. ¿Cuál conflicto postelectoral? Eso no se argumenta. Aquí no hay un conflicto, sino la vulgar ambición de un grupo de excandidatos y sus acólitos para hacerse del poder que perdieron en las urnas; esto es: imponer su voluntad a la voluntad de la mayoría de la población que ya decidió quién debe gobernar. Por eso, cae de suyo la fracesita que pretende obnubilar al lector: “pobladores de todos los partidos”, como si fueran miles o, cuando menos, muchos. ¿Cuántos y quiénes son? La Jornada de Oriente oculta deliberadamente esos datos, porque no hay tal inconformidad de “la población”. Dos o tres malintencionados… y nada más. Se trata de un grupo inflado mediáticamente, sin mayor peso político. Esos “pobladores” (¿no serán porros profesionales?), dice la nota, son los que no dejarán rendir protesta al edil electo. Ajá. ¿Y por qué? ¿Bajo qué argumentos? Nada de eso se dice, porque saben que perdieron las elecciones y no hay argumentos que justifiquen sus acciones. Esto, aquí y en China, se llama atentado contra la democracia y debe ser investigado por la justicia.

Sin embargo, dice la nota que los inconformes “interpusieron una impugnación contra los resultados de las elecciones del pasado 1º de julio por el cúmulo de irregularidades, la quema de votos y hasta el asesinato del precandidato de Morena, Aarón Varela”. Sobre este último asunto, Antorcha planteó su postura desde marzo, antes de que iniciaran formalmente las campañas electorales, por lo que no tenemos nada que añadir al respecto. Pero, además, Morena tuvo candidato, que se inscribió al proceso en tiempo y forma, que hizo proselitismo de manera libre durante dos meses y que perdió porque no convenció, de donde el crimen condenable no se puede alegar como prueba de “irregularidades” en el proceso electoral, dado que el candidato morenista tuvo las mismas oportunidades que los demás. No hay, por este lado, asunto que litigar. Y como de la supuesta quema de votos tampoco presentan pruebas, evidencias, lugares, números de casillas, etc., no tiene caso ocuparse del asunto. ¿En qué consiste, entonces, el cúmulo de irregularidades? ¡Agradeceríamos que los señores nos ilustren! Pero si ellos impusieron una denuncia, entonces lo más lógico es esperar la resolución de la autoridad y no descalificar a priori la investigación y la sentencia. Eso se llama fanatismo absurdo.

Sigue La Jornada de Oriente: “Los lugareños responsabilizaron a Antorcha Campesina de esta ola de violencia e inseguridad (¿De cuál?, pregunto yo. Y ¿por qué la responsabilidad recae sobre Antorcha? Una vez más: silencio total. Es la calumnia directa, sin ambages, que por cierto ya hemos respondido antes) y acusaron a la organización filial al PRI de imponer al presidente municipal electo para no perder sus privilegios dentro del gobierno local”. Esto no es sólo una mentira, sino una aberración cerebral. Díganme ustedes, por favor, ¿cómo se impone a un presidente municipal electo? Es que si fue electo por la mayoría de los votantes, entonces no se hizo valer la autoridad de un grupo en concreto, es decir, no se impuso la voluntad de un grupo de cierta ideología. En todo caso, si lo queremos ver así, se impuso el poderío de la mayoría de la ciudadanía que vio en Rosendo Morales Sánchez a un hombre abnegado, probo, que ha trabajado por el municipio y que por eso está fundada la esperanza de un buen gobierno. ¿Y no es eso la democracia, la imposición de la voluntad mayoritaria? Entonces, ¿con respaldo de quién ustedes protestan?

La nota sigue todavía, pero sería ocioso intentar repuestas a tantas mentiras. Nos interesa, eso sí, dejar en claro dos cosas más:

Primero. Que los llamados a impedir la toma de protesta del presidente electo de Ocoyucan son anticonstitucionales y caen, por tanto, en la ilegalidad desde cualquier punto de vista. Por lo tanto, es obligación del Gobierno Estatal de Puebla resguardar el acto protocolario para salvaguardar la integridad y la vida de quienes se reúnan para arropar el cambio de gobierno y del propio presidente municipal electo. Ya avisados, una desgracia será su responsabilidad.

Segundo. Que la protesta de los morenistas y “todos los partidos políticos opositores” es sólo la cara pública de poderosos intereses que buscan hacer negocios en la zona de Angelópolis (la más cotizada del centro del estado), para lo cual les estorba un gobierno antorchista, que no se opone al desarrollo siempre y cuando genere también progreso para los habitantes. Creemos que el gobierno tiene identificados a esos grupos de poder económico y debe hacerlos respetar la ley y la democracia en beneficio de la paz social y la convivencia armónica.

Ante tantas amenazas, ante tantos embates, ante tantas calumnias, es tiempo de que el pueblo de Ocoyucan salga a defender, pacífica pero enérgicamente, el camino que eligieron de forma libre y consciente. La lucha de los pueblos en defensa de sus intereses es responsabilidad del pueblo mismo. A eso los llama Antorcha.

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