Integradas la Cámara de Diputados/as (500) y la Cámara de Senadores/as (128). Sus integrantes rendido protesta, e instalado el primer período de sesiones del primer año legislativo de la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión, inicia, la renovación del primero de los Poderes de la Unión: el Legislativo. Con ello una nueva etapa en el país.

El 1 de septiembre como marca nuestra Constitución, el Congreso de la Unión recibió el documento oficial que contiene el Sexto y último Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Inmediatamente después, -a la reanudación de la sesión- se procede a fijar posicionamientos. Cada uno de los ocho grupos parlamentarios de los partidos políticos que actuarán los próximos tres años tomaron la palabra.

Con ello, emerge, una nueva fuerza política que olvidó en esta primera sesión, que son la nueva mayoría. Fueron varios los momentos en los que el presidente de la Mesa Directiva Diputado Porfirio Muñoz Ledo tuvo que recordárselos, pero uno llamó mi atención cuando les precisó “hemos trascendido la etapa electoral, esta es la hora de la reconstrucción nacional, no de una democracia colérica.” Muy interesante fue observar el desempeño que tuvieron las/os legisladores en esta primera sesión.

Pero esta LXIV Legislatura marca una nueva etapa en la participación política de las mujeres. Es la primera legislatura paritaria, 48 por ciento de mujeres en Cámara de Diputados/as y 49 por ciento en Cámara de Senadores/as. Justo por estas cifras, la Unión Interparlamentaria ha colocado a nuestro país en el 4º lugar de entre 188 países en Cámara de Diputados. En Cámara de Senadores la cifra nos coloca en el 2º lugar. Por esto también resulta muy especial esta legislatura, y hubiéramos querido que justamente por haberse instalado la primera Legislatura en paridad, que legisladoras ocuparan la presidencia de la Mesa Directiva de alguna de las Cámaras, o que más mujeres hubiesen ocupado las Coordinaciones de grupos parlamentarios. Sólo uno -de los ocho- nombró a una mujer como Coordinadora.

Sin embargo, en la hoja de ruta, el camino ahora nos lleva al siguiente paso. Impulsar que las Comisiones Legislativas, sean presididas por mujeres, no únicamente aquellas que son “afines a las mujeres” como se acostumbra a hacer, y que en su integración se considere también la paridad. Todo lo cual, deberemos impulsarlo en los nuevos Congresos locales de las entidades federativas que han empezado a instalarse.

Y no es -como ya lo hemos venido diciendo- una cuestión sólo cuantitativa. La inclusión de las mujeres es necesaria para enriquecer el debate y para la toma de decisiones.

Por supuesto debemos evaluar su desempeño para obtener también resultados cualitativos. Por fortuna ya, muchos organismos de la sociedad civil organizada están implementando estas acciones.

En esta primera sesión la Senadora Ruiz Massieu responsable de fijar posición por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI) señaló “somos un partido con 90 años de historia, un partido maduro; seremos una oposición valiente, crítica y constructiva, jamás testimonial, ni abyecta ni complaciente.” Esto habla, como ella misma lo dijo que si bien “Existen puntos de vista diferentes, y en algunos casos encontrados, entre el PRI y la fuerza política que hoy es mayoritaria.” (…) El mandato es muy claro para esta soberanía y no debemos tener otra cosa en mente que cumplirlo a cabalidad: haciendo política, respetando, conciliando y sumando voluntades mejoraremos la calidad de vida de millones de mexicanos. Por el bien de México.”

Esto me lleva a recordar algunas reflexiones de Don Jesús Reyes Heroles cuando allá por la década de los 70as se refería a la “fuerza de la política”.

“(…) Sin reservas mentales de ninguna especie, invitamos a confiar plenamente en la fuerza de la política para que no medre la política de la fuerza. La fuerza de la política, que es persuasión y no imposición, que es convencer y no vencer, que es demandarnos el deber de la convivencia antes de demandárselo a quienes no piensan como nosotros.”

“(…) el acuerdo en lo fundamental no excluye la diferencia en lo esencial. Se puede, dentro de él y respetándolo, aspirar a un régimen totalmente distinto a aquel en que se vive, siempre y cuando se respete un compromiso básico: sólo emplear para lograrlo los medios legales permitidos (…)” “la política es demasiado seria para que sus acciones sean determinadas por el temperamento y la emoción, al margen de la cabeza. Sin emplear la cabeza muchas cosas se pueden hacer, pero no política.”

Llegó la hora. Una nueva etapa política en nuestro país ha iniciado. Por el bien de México que “el malabarismo ideológico, no se convierta en incongruencia oportunista.”

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Palabra de Mujer Atlixco
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