Banner Programa
PrimerPlano-LoQueDicenLasColumnasDe-Mexico

Transformación, sin ocurrencias (por favor)

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, indica que es grandilocuente y ambiciosa la enorme misión que se ha planteado Andrés Manuel López Obrador como su legado a la historia de la nación: la Cuarta Transformación. No escatima analogías con la Independencia, la Reforma y la Revolución, pero ¿cuál es ese cambio que hace pensar a López Obrador que reescribirá el rumbo que parecía manifiesto de México? Hasta ahora no se vislumbra nada de ese calado, pero nunca se ve la escala y trascendencia de los cambios hasta que se hacen, corrigen y consolidan. Se sabe cómo y cuándo empieza todo, pero no cómo y cuándo termina. En cualquier caso, si tan sólo hace las cosas que ha prometido sin que se le deshaga el país en las manos, mucho habrá logrado.

López Obrador está todavía muy lejos de la estrategia de destruir todo para levantar lo nuevo de entre las cenizas. La Cuarta Transformación busca construir una sociedad igualitaria, como cada nuevo presidente se ha propuesto hace muchos sexenios, así como luchar contra la corrupción, como prometieron José López Portillo y Miguel de la Madrid. Todos han fallado, lo que subraya el tamaño del reto. Su Transformación, por lo que ha delineado, es reformista, no revolucionaria. Pero que nadie se equivoque. Si esas reformas las lleva a cabo tan cabalmente como ofrece, sentará nuevas bases de organización social.

Los contextos de su Transformación con las anteriores son distintos, pero al igual que aquellos, arranca desde una posición minoritaria. Es cierto que el 53 por ciento de los votantes sufragaron por él, para darle el mayor margen de victoria en la historia, como también que del padrón electoral lo apoyó sólo una tercera parte en las urnas. Esto no regatea el tamaño de la victoria, pero modifica la forma como se procese el triunfo. No es un mandato claro y masivo, como ha sugerido, pero le permite tener el consenso nacional –por el tamaño de su votación– y la arquitectura institucional –las mayorías en legislativos federal y estatales– necesaria para ir construyendo el país de la Cuarta Transformación. No fue un cheque en blanco lo que le dieron los mexicanos, pero sí los suficientes recursos para hacer prácticamente lo que quiera.

Por lo que significa la posibilidad de cambiar todo de acuerdo con su visión de país, la Cuarta Transformación no puede reducirse al racimo de frases alegres y propuestas simplistas que han dominado las semanas de la transición. Las ocurrencias de muchos de quienes integrarán el nuevo gobierno, incluido López Obrador, se convertirán pronto en veneno si no se articulan como propuestas razonables y viables, que le permitan ir edificando su Dorado.

En su equipo hay voces sensatas y experimentadas para correr sin tropezarse, como lo ha demostrado su equipo económico y el próximo secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. También hay figuras que conociendo al Presidente electo y su poca tolerancia a que le lleven la contra, han preferido callar sus observaciones críticas que podrían ayudar a refinar el proyecto, lo que en el mediano y largo plazo, de mantenerse el silencio del temor, no contribuirán a que lo que se quiere hacer se haga mejor. La única que ha asumido la responsabilidad que le toca es Olga Sánchez Cordero, futura secretaria de Gobernación, quien ha expresado públicamente lo que López Obrador no podrá hacer, aunque lo desee, porque estaría violando la ley. De esas voces se necesitan más, si existe un compromiso con la nación y no sólo con la persona.

Aquí la columna completa

El proyecto del Istmo de AMLO: ¿sueño o realidad?

Leo Zuckermann en su columna Juegos de poder, publicada en Excélsior, señala que la idea es viejísima: aprovechar la franja territorial más estrecha de México entre el océano Pacífico y el Atlántico para cruzar por ahí mercancías. Hasta el siglo XIX, los barcos tenían que hacer un enorme rodeo atravesando hasta el final del continente americano por el Estrecho de Magallanes. El transporte salía carísimo.

En 1859, el gobierno de Benito Juárez firmó con el de Estados Unidos el Tratado McLane-Ocampo mediante el cual le vendía a perpetuidad a ese país el derecho de tránsito por el Istmo de Tehuantepec. A cambio, el gobierno juarista recibiría cuatro millones de dólares por dicho derecho y otro par de rutas más. Desde entonces, nuestro vecino del norte pensaba ya en una vía férrea en Tehuantepec para acelerar el transporte de mercancías entre los dos océanos con la enorme ventaja, además, de abrir una ruta comercial de la costa este de esa nación con los países asiáticos. El tratado no entró en efecto porque el Senado estadunidense no lo ratificó.

El gobierno de Porfirio Díaz construyó un ferrocarril transístmico para aprovechar la oportunidad económica que seguía ahí. Las obras tardaron una eternidad. La vía fue inaugurada en 1899. Fue todo un éxito con un gran movimiento de trenes entre los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos.

Los estadunidenses, sin embargo, dejaron de voltear hacia Tehuantepec para concentrarse en el punto más estrecho del continente americano, que estaba en Centroamérica y que le pertenecía a Colombia: la ruta entre Colón en el Atlántico y Panamá en el Pacífico. Los franceses fueron los primeros que tuvieron la idea de construir ahí un canal. La cólera y la malaria los hicieron fracasar. El proyecto lo retomaron los estadunidenses, quienes, primero, se aseguraron de quitarle ese territorio a los colombianos, creando un nuevo país —Panamá—, que les otorgó los derechos a perpetuidad para la construcción y operación del canal. La impresionante obra de ingeniería se inauguró en 1914.

Antes de la apertura del Canal de Panamá y de la Revolución Mexicana, el ferrocarril transístmico llegó a tener 60 viajes por día. Después de estos eventos, cayó a uno solo. El Istmo se vino abajo. No obstante, esas épocas de gloria quedaron muy impregnadas en el imaginario de la población de todo el sur del país. Durante su campaña presidencial, López Obrador revivió este viejo sueño que fue exitosa realidad durante algunos lustros. Prometió la modernización de los dos puertos, la carretera que los conecta, así como la línea férrea que data de las épocas porfiristas.

Aquí la columna completa

Agreden en redes a esposa de AMLO

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, indica que nos comentan que Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, ha recibido en los últimos días una serie de ataques verbales vía redes sociales. Doña Beatriz acusó el uso de un lenguaje cargado de ira y agresividad y hasta tuvo que aclarar que creó su cuenta de Twitter para denunciar cuentas falsas, pero ahora le ha salido contraproducente. Nos hacen ver que mientras el proceso de transición marcha sobre ruedas y el gobierno priísta saliente está actuando con civilidad y espíritu democrático, algunos no se han dado cuenta de que la contienda ya terminó.

¿Nueva baja en el PAN hacia Morena?

Nos dicen que en el Senado algunos panistas han dejado correr la versión de que en caso de que el senador y aspirante a la presidencia nacional del PAN, Francisco Búrquez Valenzuela, no obtenga la victoria en la elección interna, podría renunciar al blanquiazul e incorporarse a las filas de Morena, tal y como lo hicieron sus ex compañeros de bancada o de partido, Gabriela Cuevas, José María Martínez o Germán Martínez. Nos comentan que de ser esa la jugada del panista, no les extrañaría que su argumento sea que el partido ha perdido sus valores democráticos, y por ello prefiere irse, aunque el fondo sea porque en su estado ya tenga amarrado algún cargo. ¿Será que don Francisco en verdad coincida con el ideario de Morena?

Aquí la columna completa

La columna Trascendió, publicada en Milenio, señala que todo está prácticamente listo en el Senado para que los nuevos inquilinos arranquen trabajos la próxima semana, pues el Tribunal Electoral desechó ya la impugnación de la perredista Beatriz Mojica contra el priista Manuel Añorve.

Están en duda los casos del perredista Juan Zepeda, que fue impugnado por el priista César Camacho ante el Tribunal Electoral, donde además se revisa si todavía puede entrar el perredista Jesús Zambrano bajo los criterios de paridad de género.

Que tras la derrota, ahora sí los priistas andan muy unidos y legisladores de ambas cámaras federales efectuarán sus plenarias la próxima semana en la sede nacional del tricolor con el coordinador de los senadores, Miguel Ángel Osorio Chong, a la cabeza de los trabajos miércoles y jueves.

En tanto, en Morena no hay duda del cierre de filas con Ricardo Monreal, que puede recibir en su plenaria del 22 al 24 de agosto al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, aunque también será blanco de reclamos hoy de las senadoras salientes, que no están conformes con que haya designado desde hace 15 días a su directora de Protección Civil en la delegación Cuauhtémoc, Cynthia Murrieta, como directora de la Unidad de Equidad y Género, pues además de que no tiene la experiencia que marca el reglamento, debe ser la comisión senatorial la que la proponga, no un líder de bancada.

Que Madrid perfila que su nuevo embajador en México sea Juan López-Dóriga en relevo de Luis Fernández-Cid, para quien se abre la posibilidad de volver al Ministerio del Exterior de España o a las representaciones diplomáticas en Chile o Filipinas.

Aquí la columna completa

incendios forestales