En comunidades indígenas de Oaxaca, Chiapas y Guerrero investigadores identifican las actividades de familias de bajos recursos para definir estrategias que optimicen la producción y comercialización de sus cultivos y mejoren su calidad de vida.
Los responsables son miembros del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), quienes buscan aumentar la diversidad y cantidad de hortalizas en los traspatios, por lo que promueven el uso de extractos vegetales y caldos minerales, así como que los huertos para consumo familiar cuenten con trampas para monitoreo y sistemas de riego por goteo.
Otro de los ejes es incrementar la producción de cultivos como el maíz y el frijol a través de soluciones tecnológicas de bajo costo, con una orientación agroecológica por parte de los científicos, e integrar tecnologías paulatinamente, sin vulnerar los usos y costumbres.
Mariano Morales Guerra, investigador del Campo Experimental Valles Centrales de Oaxaca del Inifap, indicó que 55 por ciento de los participantes son mujeres indígenas, principalmente en Chiapas y Oaxaca, pues la pobreza está asociada a las comunidades indígenas y a los grupos vulnerables, ya que nunca se les ha integrado a las dinámicas sociales.
Y es que, de acuerdo con datos recabados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 43 por ciento de la población en México se encuentra en situación de pobreza y siete por ciento de esta es extrema; además, los estados del sur del país son los únicos que aumentaron este porcentaje entre 2014 y 2016.
Este proyecto de investigación, financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), a través del fondo de problemas nacionales, busca que los habitantes de bajos recursos generen herramientas tecnológicas, comerciales y organizativas.
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales