Desde el jueves empezó a circular en redes de mensajería una convocatoria ciudadana, coherente, para firmar un desplegado cuestionando la certeza jurídica de los resultados electorales con base en la presencia de dudas sobre el proceso.

Al mismo tiempo, operadores oficiales del gobierno de Puebla mandaron correos electrónicos, hicieron llamadas, para pedir a las organizaciones civiles y empresariales, con quienes les ata alguna relación, publicar desplegados de felicitación a Martha Érika Alonso.

Los especialistas tenían previsto ya cómo se desencadenarían los hechos luego de conocerse la decisión de la autoridad electoral.

En el escenario aparece una tercera fuerza, coherente con el sentir ciudadano y democrático, al margen de la contienda. Hacía muchos años que no se publicaba un desplegado en diarios nacionales basado en razonamientos indiscutibles, ciudadanos, coherentes con la realidad que vive Puebla en un proceso manchado por la violencia, la sangre, las armas de fuego, la incertidumbre, el miedo, la trifulca. El texto recuerda las épocas de la década de los 70 del siglo pasado cuando las confrontaciones llegaron a niveles fuera de control por la intolerancia y el exceso de fuerza pública. Muchos pensaron que Puebla había superado esa inmadurez y ausencia democrática.

Asombra ver en la lista de firmantes a los representantes del capital y la ideología, a esos que antes representaban a los organizamos empresariales, hoy, evidentemente, comprometidos con el poder público.

Tenía que suceder un proceso electoral para gobernador con tantas inconsistencias que permitiera a los viejos militantes de la derecha, la izquierda, la iglesia, los organismos ciudadanos, etcétera, ponerse de un solo lado, el de revelar que la percepción generalizada “apunta a elección de Estado”.

Los firmantes denuncian una “deficiente actuación de las autoridades… tardía o falta de acción de las autoridades el domingo indica omisión y quizás complicidad del Ejecutivo del Estado Antonio Gali Fayad…”

Especialmente se previene sobre un conflicto a resolver con apego a la ley y no mediante un “pacto cupular entre grupos de poder”.

Y el final del texto resume todo: “Si existieran elementos jurídicos, se invalide la elección para gobernador”. Ojo, sólo para gobernador.

La política en Puebla está pisando terrenos delicados, conocidos por las pasadas generaciones, alarmantes para las nuevas, y todo por un proceso electoral donde la certeza brilla por su ausencia.

O por lo menos, así me lo parece.

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Video en: https://youtu.be/6pFOCmZzYyg

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