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Columnistas-NahirGonzalez

El domingo 1 de julio, se llevará a cabo en México, la jornada electoral más grande que se ha vivido en la historia del país, pues los ciudadanos votarán para definir quiénes ocuparán la Presidencia de la República, así como diputaciones, senadurías, gubernaturas, alcaldías y legislaturas locales. De acuerdo al INE, habrá 3400 cargos en disputa y se ejercerá el derecho al voto en 30 estados. Previo a este proceso, los primeros minutos del jueves 28 de junio, da inicio la llamada “Veda Electoral”, la cual hace referencia al periodo comprendido los tres días anteriores a las elecciones; en este lapso está prohibido: celebrar reuniones o actos públicos de campaña, hacer proselitismo, difundir propaganda gubernamental e informes de labores, emitir publicidad a través de medios de comunicación, dar a conocer resultados de encuestas o sondeos de opinión sobre preferencias electorales; aunado a ello, el día de la jornada, no debe haber propaganda electoral cerca de las casillas.

Esta medida se pone en práctica con la finalidad de que los ciudadanos se “desintoxiquen” de tantos mensajes políticos y publicitarios, difundidos de manera constante durante los últimos casi tres meses; y de este modo, se concentren en una reflexión profunda referente a la emisión de su voto. Sin embargo, dicha acción es casi inútil, pues difícilmente las personas cambiarán su opinión respecto a lo que ya han decidido hacer previamente en cuanto a la jornada electoral. La mercadotecnia y la publicidad a estas alturas ya han ejercido su efecto, por lo menos en la mente de los individuos que suelen informarse poco o nada respecto a todo lo relacionado con los comicios electorales, y para quienes su único medio de conocimiento es la propaganda. Tres días no harán ninguna diferencia si la psicología de los ciudadanos ya ha sido atrapada de una u otra manera.

Resulta hasta cierto punto irónico, que el Instituto Nacional Electoral (INE) imponga la “Veda Electoral” con fines de desintoxicación psicológica, a solo unas horas de que se lleven a cabo las elecciones -como lo establece la ley- cuando a lo largo de todo el periodo que duraron las campañas políticas, no hizo mucho por regular los contenidos de los mensajes publicitarios emitidos a diario, ni por limitar la ejecución de acciones mercadológicas prohibidas por ley; así como tampoco se ocupó en sancionar todos los actos cometidos de manera ilegal con el fin de obtener votos. Haber realizado acciones efectivas respecto a estos hechos, verdaderamente hubiera servido para fomentar una desintoxicación y una mayor consciencia ciudadana, promoviendo así, una postura crítica y reflexiva en la sociedad, respecto al proceso electoral.

Los partidos y candidatos llevaron a cabo sus campañas de la manera que quisieron. Varios de ellos realizaron acciones sucias, desleales y poco éticas para publicitarse e influir en la psicología de los ciudadanos. Los mensajes propagandísticos en su mayoría, carecieron de propuestas y se dedicaron en gran parte, a ejercer un ataque constante hacia los adversarios; los actos proselitistas excedieron los límites legales establecidos y en muchos casos se recurrió a la coacción para obtener el voto de ciertos sectores, o bien a la compra del mismo a través del otorgamiento de ciertos estímulos.

A pesar de todo lo anterior y de que en muchos casos, los hechos ilegales eran evidentes y las pruebas se tenían a la mano, el Instituto Nacional Electoral (INE), hizo poco por sancionar o regular estas situaciones; el más grave castigo que recibieron algunos partidos políticos y candidatos independientes, fue tener que pagar ciertas multas, sin embargo, no hubo un mayor escarmiento; por tanto, la propaganda siguió su curso al gusto de cada candidato o instituto político e influyó fuertemente en la mente de muchos ciudadanos, posiblemente distorsionando la realidad, creando falsas percepciones y propiciando posturas equivocadas respecto al proceso electoral; las cuales probablemente, serán reflejadas en las urnas. Como consecuencia de ello, en varios casos se ejercerá el derecho a votar llevando de por medio tintes de opacidad y sesgo, pues varias personas no tendrán elementos suficientes para determinar su preferencia de manera razonada.

Es notable que la “Veda Electoral” no ayudará a definir mejor el voto de cada individuo, simplemente funge como un acto protocolario que pretende hacer ver el proceso como algo legal y transparente; por ello, más allá de ya no oír o ver publicidad, es indispensable que los ciudadanos se informen haciendo uso de todas las herramientas que tengan al alcance y no únicamente se queden con las ideas infundidas a través de los actos mercadológicos y publicitarios llevados a cabo por partidos y candidatos durante los últimos meses.

Los tres días de prohibición de mensajes propagandísticos electorales no propiciará que la sociedad realmente se desintoxique de todo lo difundido previamente, sin embargo, sí servirá para que la gente por propia cuenta investigue a través de diversos medios, se informe, lea, analice y enjuicie todo lo relacionado con antecedentes, trayectoria y propuestas de partidos políticos, así como de los candidatos; y a partir de ello desarrolle una postura argumentada y sustentada, contando con información mayormente veraz y objetiva, hecho que sí permitirá a la ciudadanía votar de manera reflexiva y sensata. Este tiempo puede ser de utilidad para llevar a cabo estas acciones, aún es momento de hacerlo, solo así se podrá ejercer el derecho al voto de manera libre, consciente e informada.

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