A una semana de los comicios, al menos siete candidatos a diputaciones locales y cinco a federales, cuyos distritos tienen cabecera en Puebla capital, presentan baja o muy baja actividad de campaña en Twitter, con pocas publicaciones y seguidores.
Entre los candidatos al Congreso de Puebla con menos actividad en la red social, destaca Emigdio Ixtlapale Hernández, abanderado de Nueva Alianza (NA) en el distrito 16, quien registra apenas 24 seguidores y tuits de solo tres eventos desde el inicio de la campaña, el 29 de abril.
Por su parte, Raúl Pineda Zepeda, candidato de Movimiento Ciudadano al distrito 10, y la aliancista Miriam Ramírez Pedraza, quien va por el distrito 11, cuentan con 272 y 206 seguidores, respectivamente, pero muy poca publicaciones sobre sus actividades proselitistas.
Leonor Vargas, candidata de la coalición Juntos Haremos Historia en el distrito 9, suma sólo 84 seguidores, aunque hay múltiples publicaciones de sus recorridos por colonias de la demarcación.
En tanto, tras casi dos meses de campaña, no se halla actividad alguna de la priista Claudia Hernández Medina, que va por la diputación del distrito 17, del aliancista Adolfo Rojas Medina, quien busca ser diputado por el distrito 19, y del Claudia Emma Castro Hipólito, abanderada del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en el distrito 20.
En contraste, entre los 36 candidatos a diputaciones por la capital poblana, destacan por su actividad en la red social José Juan Espinosa Torres y Marisol Calva García —candidatos de Juntos Haremos Historia y del PRI, respectivamente, a la diputación del distrito 20–, con 18 mil y 19 mil seguidores, así como información reciente sobre sus actos proselitistas.
Retuitean más de lo que publican
Por lo que se refiere a quienes aspiran a alguna de las 15 diputaciones en el Congreso de la Unión, resaltan los casos de Gloria Avalos Gálvez, candidata de NA al distrito seis, y la priista Lidia López Aguirre, quien va por el distrito nueve, quienes no publican sus actividades de campaña desde mayo, y se pueden ver mayormente retuits y comentarios en sus cuentas.
Una situación similar es la de Alejandro Delgadillo Rodríguez, abanderado del PVEM por el distrito seis, quien sólo cuenta con nueve seguidores y no hace publicaciones desde el 28 de mayo.
En tanto, José Rodrigo Fabián López Portillo Cruz, abanderado del Verde Ecologista a la diputación por el distrito 11, y Marco Israel Zambrano Pérez, candidato de NA por el distrito 12.
¿Qué tuitean y cómo?
En todos los perfiles de los candidatos, hay una tendencia a hacer de Twitter una plataforma para la difusión de la propaganda de los partidos que los respaldan y la agenda política que pretenden llevar al Congreso local, pero la interacción entre ellos y sus simpatizantes, así como con sus adversarios, es escasa o nula.
Así, por ejemplo, José Juan Espinosa y Emigdio Ixtlapale coinciden, a pesar de la gran diferencia en el número de tuits y seguidores, en la estrategia de publicar breves notas sobre sus actos de campaña o videos donde llaman al voto, así como retuitear publicaciones de las cuentas de los presidenciables, que tiene una aceptación masiva.
Y es que vale señalar que las cuentas de los presidenciables se han caracterizado por publicaciones que generan gran empatía: chistes sobre el clima político, respuestas agudas a ataques de otros candidatos y preguntas retóricas.
¿Por qué importa Twitter?
Marián Alonso González, experta en comunicación de la Universidad de Sevilla, en España, señala que la clave del éxito de campañas 2.0 o cibercampañas reside en el aprovechamiento político de la bidireccionalidad que permiten las redes sociales, en especial Twitter.
La comunicación unidireccional –como la de los candidatos mencionados—consiste en el flujo de información desde los partidos, sin garantía de que esta tenga un impacto en el electorado.
En cambio, el intercambio bidireccional permite crea un vínculo entre el candidato y el ciudadano, que favorece la participación política de éste, tanto en la redes como en la urnas.
Como ejemplo, de este último tipo de comunicación, se puede recordar la gran cantidad de contenido –chistes, memes y comentarios– y llamados al voto –a través de hashtags— que generan los propios usuarios a partir de las publicaciones de los candidatos presidenciales y sus coordinadores de campañas.
Una de las conclusiones de la autora es que, en redes sociales, valoran la frecuencia de las publicaciones y que estas vayan acompañadas de elementos icónicos, por encima de uso intensivo de intertextualidad, es decir, la referencia constante a otros textos fuera de la cuenta, como plataformas, proyectos, denuncias y documentos.
