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¿Quién ganó el debate?

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que para responder a la pregunta del encabezado de esta columna, quisiera comenzar por quién creo que lo perdió: Luis Miguel Barbosa Huerta, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia.

¿Por qué?

Porque fue un debate desigual e inequitativo de tres contra uno, porque el senador con licencia no aclaró las acusaciones que le lanzaron sus contrincantes sobre sus propiedades no declaradas en su 3 de 3, sus gastos muy por arriba de sus ingresos y si es o no abogado titulado.

Porque tengo la impresión que Barbosa no se preparó para este ejercicio democrático o al menos no lo suficiente, como para salir al paso de las críticas y cuestionamientos que le hicieron sus tres adversarios a la gubernatura.

Pero además porque Barbosa no entendió que su rival en el debate no era el ex gobernador Rafael Moreno Valle, sino Martha Erika Alonso Hidalgo, como ella misma se lo hizo saber con ironía y sorna.

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Un soporífero debate

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, señala que después de haber logrado con relativo éxito soportar el soporífero debate entre los candidatos a la gubernatura, me veo obligado a mentarles todo lo mentable a los tibios consejeros electorales, que permitieron que imperara la voz del Señor de Las Fuentes, quien desde el búnker alterno ubicado en la residencia de Fuente de San Miguel, sigue dictando línea al IEE, cobrando las facturas pendientes por los nombramientos palomeados en el pasado sexenio desde la casona de Los Fuertes.

Así las cosas, el primer gran perdedor de ayer, sin duda es el Instituto Estatal Electoral, por haber impuesto en conjunto con los representantes de los partidos morenovallistas un formato anacrónico y retrógrado.

Entrando a los candidatos, lo de Michel Chaín fue patético. La encomienda de atacar a Luis Miguel Barbosa fue tan burda, que más que servir de muralla, resultó una rémora, sumisa y sutil para su proveedora, pero inútil ante los ataques de los depredadores a ésta.

Enrique Doger, es —sin duda— el más estructurado y oficioso de los cuatro. Su formación académica y su experiencia administrativa marcaron claras diferencias, pero su condición de tercero en las preferencias, requería mucho más que ser el más preparado. Los priistas parecen no entender que el lastre de la marca y el estado anímico del electorado requieren de mucho más que ser el más preparado. No aprenden de Meade, quien insiste en convencer a los electores de votar por su capacidad, pensando que pasarán por alto su ADN tricolor. Olvidan que esta es una elección que combina lo visceral con la irracionalidad.

El caso de Luis Miguel Barbosa, fue digno de un análisis de especialistas en boxeo. Sus rivales lo pusieron primero contra las cuerdas y después lo llevaron a la esquina. Los otros tres se turnaron en cada round y lo atacaron sin piedad. Barbosa no puede decirse sorprendido, sabía que se le irían encima y resultó lento en su respuesta. Nunca decidió si fajarse de tú a tú como el mismísimo J.C. Chávez o “El Púas” Olivares, o si contragolpear como Juan Manuel Márquez, o si boxear y quitarse golpes como “El Finito” López.

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El debate expuso que solo hay dos polos: Morena contra los candidatos morenovallistas

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que tal vez el debate de anoche no tenga un impacto relevante en el índice de intención del voto por la pobre difusión que tuvo, pero si puso de manifiesto que únicamente hay dos bloques electorales, dos polos políticos, que se van enfrentar en las urnas el próximo 1 de julio: el de los candidatos morenovallistas, que incluye al priista Enrique Doger Guerrero, y el del movimiento lopezobradorista, que tiene como aspirante a Luis Miguel Barbosa Huerta.

La dinámica del debate de anoche se redujo a tres aspectos: se puso de manifiesto que el bloque morenovallista lo constituyen tres candidatos, Martha Érika Alonso, Enrique Doger Guerrero y Michel Chaín Carillo, ya que el grueso de sus ataques fueron contra Luis Miguel Barbosa Huerta, siendo el caso más sobresaliente el del candidato del PRI.

Sin duda la actuación de Doger es la que más sorprendió, pues se advierte que el aspirante priista abandonó la lucha por buscar ganar la contienda y su papel en el proceso electoral se concentra en únicamente golpear al candidato de Morena, para de esa manera favorecer a Martha Érika Alonso.

El desempeño de Doger contrasta de manera radical con el papel que el candidato del PRI al Senado, Juan Carlos Lastiri Quirós, expuso en el debate del pasado 30 de mayo, en el cual el abanderado tricolor fue igual de crítico e incisivo con sus homólogos de Morena, Alejandro Armenta Mier, y del PAN, Nadia Navarro.

Esa condición puso de manifiesto que Juan Carlos Lastiri sí está haciendo un esfuerzo por ganar una curul en la Cámara Alta y no es parte del proyecto político del morenovallismo.

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Una ganadora y un puntero, deja debate a Casa Puebla

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, señala que el debate a la gubernatura de Puebla arrojó una ganadora: Martha Érika Alonso, quien supo zafarse de Moreno Valle y comprometerse a un gobierno diferente al de su esposo.

Si hubo un perder ese fue el propio ex gobernador de Puebla, de quien se deslindó la misma abanderada de la coalición Por Puebla al Frente.

Pero también el ejercicio de confrontación de ideas y fobias -que rebasó las expectativas- dejó un puntero: Luis Miguel Barbosa.

El nado sincronizado de Enrique Doger del PRI y Michel Chaín del Verde Ecologista, le dieron esa categoría al candidato de la alianza Juntos Haremos Historia.

En cada intervención quedó a los dos fuegos de las descalificaciones y lo consolidaron como el único capaz de disputarle la plaza al morenovallismo.

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Debate e incertidumbre electoral

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, indica que no, al final no hubo sorpresas.

El guión del “debate” –en donde se dio de todo, menos debate-, lo siguieron los protagonistas al pie de la letra.

Un ataque concertado a tres voces en contra de Luis Miguel Barbosa, en el diseño y operación de la estrategia, siempre fue la columna vertebral de esta puesta en escena.

Desde la misoginia hasta el enriquecimiento ilícito, pasando por la traición y la falta de arraigo en la aldea.

Adjetivos pronunciados por los participantes, desde una pretendida pero inexistente superioridad moral.

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El subdesarrollo de los medios de comunicación en Puebla

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada en Diario Cambio, señala que el #DebatePuebla de los candidatos a la gubernatura sirvió para reflejar la subdesarrollada opinión pública de nuestro estado: de los 46 medios de comunicación que se comprometieron ante el Instituto Estatal Electoral (IEE) a transmitirlo—entre ellos televisoras, radiodifusoras, periódicos y portales digitales—, solamente 12 cumplieron con hacerlo.

El bajísimo compromiso de los medios locales de comunicación, obviamente, se tradujo en un escaso impacto mediático que ayude a los poblanos a discernir el nombre de su próximo gobernador. Sumando los impactos de la transmisión nativa del Instituto Estatal Electoral (IEE), más la de Luis Miguel Barbosa, así como las de los 12 medios de comunicación que sí tuvieron compromiso democrático, el #DebatePuebla 2018 alcanzó un rango de 250 mil visualizaciones.

Sí, un rendimiento paupérrimo. Apenas 250 mil visualizaciones, cuando el primer debate presidencial generó más de 25 millones de impactos. Queda claro que Barbosa no genera la misma expectativa que López Obrador.

De las televisoras, las únicas que cedieron sus tiempos fueron Puebla TV, así como el sistema de paga STV en la zona de Atlixco.

No lo hicieron Televisa Puebla, ni TV Azteca Puebla, ni Imagen Televisión. Ni siquiera los retrasmitieron por Facebook. Horror.

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El Dinero de la Corrupción (y el Ritual Laico Juarista de la Justa Medianía)

Mario Alberto Mejía en su columna La Quinta Columna, publicada en 24 Horas Puebla, indica que López Obrador ha calculado en 500 mil millones de pesos al año el dinero de la corrupción.

(Asesores suyos estiman que éste asciende a 900 mil millones).

Con ese dinero, dice el próximo presidente de México, se podrán pagar todas las becas que ha venido prometiendo a lo largo de su campaña: las de los sicarios convertidos en becarios, las de las personas de la tercera edad, las de los estudiantes y las de los ninis.

Y todo esto, también lo ha dicho, sin necesidad de subir impuestos ni pedir prestado.

Otra solución que tiene contemplada abarca el recorte de los salarios a los altos y medianos funcionarios.

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