En Puebla, 208 mil menores de 17 años realizan “labores peligrosas”, es decir nueve de cada diez, por lo que la entidad se posicionó en tercer lugar nacional, lo cual es una respuesta a la necesidad de subsanar carencias materiales en los hogares.
Lo anterior afirmó Elsa Herrera Bautista, académica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), quien agregó que la mayoría de los niños que trabajan no lo hacen en las ciudades, sino en el campo, donde son expuestos a pesticidas y fertilizantes, sin equipo de protección.
Con motivo del “Día Mundial contra el Trabajo Infantil” señaló que en la revolución industrial se utilizó mano de obra infantil y de mujeres, lo cual no se “consideraba tan ilegal”, pues mientras desde el enfoque de los derechos humanos resulta “aberrante”, para el “capitalismo neoliberal” es una acción que disminuye los costos.
La docente de la Escuela de Artes Plásticas y Audiovisuales afirmó que el trabajo infantil se justifica con el argumento de que los menores no tienen estudios formales.
Explicó que, en sus investigaciones, entrevistó a niños que limpian parabrisas, quienes le expusieron que tenían que estar largas horas expuestos al sol, ya que no podían aspirar a otro empleo por falta de estudios.
Señaló que el trabajo infantil surge en condiciones de pobreza, así como la falta de conciencia y recursos de sus cuidadores, por lo que para erradicar el problema se tendría que “articular una política pública integral para apoyar a las familias con servicios terapéuticos, de salud y educación, por ejemplo”.
Editado por: Alfonso Ruiz