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El secretario de Andrés

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, señala que nadie será más importante para Andrés Manuel López Obrador si gana la Presidencia, que su secretario de Hacienda. En víspera de su reunión con el Consejo Mexicano de Negocios, a quienes no les gusta el enfoque populista de su modelo económico –rectoría del Estado sobre la economía en lugar de ser su regulador, más gasto público y menos inversión privada, con los riesgos que esto conlleva para mantener la disciplina fiscal–, sus asesores dijeron a la prensa que el candidato estaba pensando en Guillermo Ortiz y en Santiago Levy como potenciales secretarios de Hacienda. Pero el martes, López Obrador congeló a todos. Su secretario de Hacienda sería, como anunció en diciembre, Carlos Manuel Urzúa, que hizo ese trabajo en el primer medio del gobierno del hoy candidato presidencial, cuando gobernó la Ciudad de México.

A tres semanas de la elección presidencial, el énfasis del proceso electoral ya no está en la contienda en sí mismo, sino en qué tipo de arquitectura de gobierno tiene el puntero en preferencias. El proyecto económico es donde hay un profundo desacuerdo, porque el modelo de López Obrador sería, de materializarse sus palabras en hechos, un regreso de medio siglo. Los nombres de Ortiz y Levy se presentaron el lunes como un mensaje a empresarios e inversionistas de que la disciplina fiscal se mantendría y que no habría ocurrencias en política económica.

Ortiz y Levy son lo contrario del pensamiento de López Obrador. Tecnócratas entrenados en la escuela de la globalización, de control al gasto público y énfasis en el desarrollo a partir del sector externo, chocan con quien promulga el proteccionismo, el uso del gasto público para estimular el desarrollo, y un mercado interno que coma, vista, calce y se mueva, con lo que produzca. López Obrador se reunió con Ortiz hace un par de meses, según trascendió a la prensa, sin que nadie de su equipo lo haya desmentido. El enlace con Levy se dio a través de Julio Scherer, uno de sus colaboradores antiguos, con quien lo une una fuerte amistad y confianza de años.

Los dos trabajaron en el gobierno de Ernesto Zedillo, a quien López Obrador le debe en gran medida donde se encuentra. En la campaña para el Gobierno de la Ciudad de México en 1999, el PRI impugnó la candidatura de López Obrador porque su residencia no estaba en la capital federal sino en Tabasco –donde votaba–, lo que lo hacía inelegible. Zedillo forzó al PRI a retirar la impugnación para permitirle contender. Lo que sucedió con López Obrador es una historia conocida, y Zedillo es una figura pública que rara vez ha criticado.

Cualquiera de los dos serían caras conocidas en el mundo que, en caso de ganar la elección, transmitirían el mensaje de seriedad a inversionistas que podrían dar el beneficio de la duda a López Obrador en su eventual gobierno. Un secretario de Hacienda requiere no sólo tener conocimiento de la hacienda federal, sino la relación con sus pares en el mundo que le puedan tomar la llamada y recibirlos en el momento que lo solicitaran. Urzúa, el secretario de Hacienda designado, economista bien entrenado, no pertenece a ese mundo. No fue lo suyo, y no le interesa conocerlo.

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Ahora AMLO y Claudio X. son ‘amiguis, amiguis’

Joaquín López-Dóriga en su columna En Privado, publicada en Milenio, indica que los hay víctimas de sus propias expectativas. Florestán

El martes pasado, durante casi tres horas, Andrés Manuel López Obrador se reunió a puerta cerrada con los integrantes del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), sin que se informara de su contenido a pesar de que a la salida dijera que había limado asperezas y que ayer Juan Pablo Castañón, presidente del CCE, revelara que, al hablar del nuevo aeropuerto, lo calificó de viable y necesario, lo que, de confirmarse, sería un vuelco en su rechazo al proyecto.

Esta reunión, en la que pasaron desapercibidos los otros tres candidatos, se da después de al menos 13 años de ataques a algunos de sus integrantes, que ha calificado como minoría rapaz a cuyo servicio está el gobierno; minoría rapaz que además ha impedido que haya una auténtica democracia en México, pues ayudó a los fraudes en las elecciones de 2006 y ahora quiere hacer lo mismo; minoría rapaz que le ha hecho mucho daño al país, traficantes de influencias, no empresarios que se benefician de la actual política mexicana.

Pues con esa minoría rapaz, mafia del poder, que también pidió, sin éxito, a Enrique Peña Nieto que Meade declinara a favor de Anaya para impedir la victoria de López Obrador, a lo que el Presidente se negó y les reiteró que no metería las manos en el proceso y respetaría el resultado del 1 de julio, con ellos, pues, se sentó, aclarando, yo, que no todos los integrantes de ese CMN están en la misma canasta de los acusados durante años por el invitado.

Y con ellos, aseguró, limó asperezas, al punto que Claudio X. González, su nombrable permanente con nombre y apellido como cabeza de esa minoría rapaz y mafia del poder, dijo a los reporteros que el encuentro había sido cordial, que se abrazaron, hablaron de beisbol y hasta coincidieron con el equipo de sus amores, recientes, pero amores: los cardenales de San Luis. Ahora resulta que ya son, amiguis-amiguis.

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Ya sabes quién contra Yo mero y Ricky Anayín

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, señala que el Instituto Nacional Electoral (INE) discute hoy la posibilidad de permitir que toda marca en la boleta electoral con uso de siglas, acrónimos, apodos o motes sea acreditado al candidato que es conocido así pública y notoriamente. Con ello, los consejeros podrían aumentar el caudal de votos para los candidatos. Por ejemplo Andrés Manuel López Obrador podría sumar sufragios si quien vota pone “Ya sabes quién” “AMLO”, “Peje” u otros sobrenombres, aunque no hayan sido registrados al momento de solicitar la candidatura, como sí lo hizo Jaime Rodríguez El Bronco. También podría sumar más votos José Antonio Meade si ponen “yo mero” o JAM. Y en el caso de Ricardo Anaya, si le ponen Ricky Anayín Presidentín, RAC o algún otro mote. De avalarse, nos dicen, el apodo contará para el candidato identificado con el mismo, sin importar que invada los cuadros de los demás aspirantes.

Fut en el Zócalo y política en el Azteca

Nos dicen que en el equipo de Andrés Manuel López Obrador hubo sorpresa cuando informó que cerrará su campaña en el Estadio Azteca. Varios de los que se dicen cercanos a don Andrés ignoraban ese plan del tabasqueño y los tomó por sorpresa. Cómo recordará, debido a que ya había un compromiso con anterioridad para instalar en el Zócalo pantallas para transmitir partidos del mundial Rusia 2018, ni Morena, ni el PRD pudieron utilizar este espacio para sus cierres de campaña. El dato curioso, nos hacen ver, es que mientras en el Coloso de Santa Úrsula se realizará un acto político, en la Plaza de la Constitución se llevarán a cabo actividades relacionadas con el futbol. El mundo al revés.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, indica que Amnistía Internacional local solicitó desde hace dos meses reunirse con tres de los candidatos presidenciales (menos Jaime Rodríguez, El Bronco) para presentar su plataforma México sin Miedo 2018, pero el único que aceptó fue el panista Ricardo Anaya, con quien habló ayer. Andrés Manuel López Obrador y José Antonio Meade solo enviaron una representación de su equipo en días pasados.

Que quien decidió olvidarse del episodio de Enrique Peña Nieto hace seis años en la Universidad Iberoamericana fue el candidato priista a la Jefatura de Gobierno capitalino, Mikel Arriola, a quien, ante los embates de un gran número de estudiantes, se le ofreció una salida alterna.

Sin embargo, el ex pelotari declinó la oferta de las autoridades y salió como llegó, por la puerta principal, escoltado eso sí por su equipo de campaña, bien arropado, pero con una sonrisa de oreja a oreja.

Que más allá del escándalo y la indignación por la agresión de gente explícitamente afín al cártel de Jalisco Nueva Generación contra marinos, el lunes pasado en Ciudad Guzmán, Jalisco, hay también otro efecto: el presupuesto de los daños a la camioneta oficial F-50 modelo 2012.

Ocho mil pesos del medallón delantero, 7 mil 500 de los cristales de las ventanas, 2 mil de un amortiguador trasero, 700 de una línea de frenos, 6 mil de pintura, 23 mil 900 de cinco llantas todo terreno, 7 mil 600 de retrovisores de ambos lados, 5 mil 150 de un balero y 5 mil de la salpicadera izquierda delantera. Total a cuenta del contribuyente: 65 mil 850 pesos.

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