El sábado 5 de mayo por la tarde, en las redes sociales de la ciudad de Puebla comenzó a circular un video del momento exacto en que el candidato de Morena a la diputación local del Distrito 11 de Puebla, Emilio Maurer, abandona un evento en San Miguel Espejo, en la zona norte de la capital del estado, debido a los reclamos que le hacen los vecinos de la zona porque el ahora candidato morenista nunca se ha parado por ahí, y sólo los visita ahora que está urgido del voto ciudadano para cumplir con su objetivo de convertirse en diputado local.

El video fue difundido por Diario Cambio y periodicocentral.com.mx y retomado por algunos otros medios después, casi todos con la siguiente leyenda: “Antorchistas agreden y corren de San Miguel Espejo al candidato de Morena, Emilio Maurer”. Es necesario precisar dos cosas: a) El millonario empresario Emilio Maurer no fue agredido por los antorchistas ni por los vecinos; en el video, difundido como prueba de la “brutal agresión de los antorchistas”, no hay señales de golpes o rasguños contra Maurer, quien pone pies en polvorosa y sale corriendo del lugar. En un segundo video en poder nuestro, se muestra el momento en el que propio Maurer, horas después en un evento del Día del Niño, reconoce estar muy bien y haber salido de San Miguel Espejo sin un solo rasguño. Sin embargo, e inexplicablemente, el señor se queja durante varios minutos de la “diputada panista de Antorcha Campesina” (¡sic!) frente a un grupo de niños (¿¡!?) a los que, es claro, ni les va ni les viene las aspiraciones del empresario y sólo esperan el momento de la repartición de los juguetes.

La huida del neomorenista Emilio Maurer de San Miguel Espejo tiene una explicación lógica y racional. Según la nota publicada por Diario Cambio, fue Maurer quien inició con los insultos: en el momento en que una vecina le pregunta que por qué sólo visita las colonias humildes cuando anda buscando el voto, el perfumado empresario, acostumbrado a mandar y no a responder cuestionamientos de la gente que él considera inferior, le responde: “pinche vieja loca”. La respuesta de Emilio Maurer, insultante, denigrante y soez, pinta de cuerpo entero al empresario y su concepción del pueblo humilde: el pueblo debe servirle, como le ha servido toda la vida, lustrarle los zapatos, lavarle el carro, servirle la comida, pero ¡no andar cuestionándole nada! El pueblo, según Emilio Maurer, no tiene derecho más que a obedecer. Y ahora debe obedecer la orden de que vote por él, y nada más. Nada de preguntas. Nada de reclamos. Nada de cuestionamientos. ¡Éste es el candidato de Morena a diputado local! El pez por la boca muere: y Maurer le ha dado a los poblanos una lección de qué clase de fauna se cobija bajo el manto morenista.

Pues bien, este insulto soez de Emilio Maurer contra una mujer que ejercía su derecho a la libertad de expresión (tan ensalzada en la prensa poblana y nacional) provocó el enojo de los demás vecinos presentes en el acto. Y, como sucede en estos casos, varios de ellos protestaron contra el déspota empresario reclamándole, con nuevos argumentos, exactamente lo mismo: Maurer no se ha parado por aquella zona popular porque no le interesa lo que allá suceda, ni cómo vivan los vecinos, ni cuáles sean sus necesidades; si ahora lo hace es por oportunista: porque necesita de su voto para ser diputado. Nada mas, pero nada menos.

Ante el reclamo verbal airado de los vecinos (nadie ha demostrado que hubo golpes ni conato de violencia física), Emilio Maurer y su equipo más cercano salió literalmente huyendo del lugar. Claro: es más fácil la cobarde carrera que el debate con “argumentos”. Emilio Maurer debió, mejor, y el consejo va gratuito, ofrecer una disculpa por la grosería cometida y explicar, punto por punto, lo que ha hecho por las zonas populares del distrito que ahora busca representar y no salir cobardemente por piernas e irse a quejar de la “diputada panista de Antorcha” (¡sic!) con un grupo de niños, a los que, evidentemente, no les interesa en absoluto lo que pase en su campaña ni en su futuro, político o empresarial.

¿Fue justificado el reclamo de los vecinos? Así como están las cosas en el país, creo que la mayoría de los mexicanos hubiera hecho exactamente lo mismo: ante el insulto vulgar de un candidato que va a suplicar el voto de la gente lo más sensato es decirle: vete de aquí y cuando cambies, por lo menos tus modales, vuelves para ver si nos convencen tus propuestas. Emilio Maurer debe agradecer que, entre quienes le reclamaron su soberbia y prepotencia, había antorchistas, y por eso todo quedó en un reclamo verbal. Otro grupo de personas menos conscientes y menos politizadas, por lo menos, lo hubiera insultado aplicando la conocida ley newtoniana: a cada acción corresponde una reacción, en sentido opuesto pero de igual magnitud. Creo que eso cualquier cabeza inteligente lo entiende. Maurer está en su derecho de hacer campaña en donde guste: la gente está en su derecho a exigirle respeto y civilidad mínima. Así es la democracia, o ¿no?

Debo aclarar que, antes que antorchistas, son poblanos y son ciudadanos en pleno uso de su derecho a cuestionar, como todo mundo, a los políticos que andan en campaña y nadie se debe espantar por eso. La ciudadanía tiene derecho a hablar y a preguntar, aunque a Maurer le parezca que no, que sólo debe callar y servir. Emilio Maurer cometió un error garrafal y lo pagó con un evento fallido. Eso fue lo que pasó. Todos los demás chismes de Morena sobre una demanda ante la autoridad electoral o por daño moral y físico (¡!), y bla, bla, bla, son basura mediática para victimizar a un hombre pedante, vulgar, misógino y sin preocupación real por los poblanos a quienes, sin embargo, les suplica su voto.

Morena y muchos de sus candidatos están cosechando lo que sembraron: andar recogiendo basura partidista en un camión que está hasta el tope de la suciedad que ya antes “la mafia del poder” tiró por la borda. Por eso vemos a fulanos como Maurer hacer campaña bajo esas siglas y con esos “argumentos”. Un buen sector de la población se está dando cuenta de eso y comienza a repudiarlos. Yo sólo recuerdo, como dijo el genial Miguel de Cervantes Saavedra, en su Don Quijote de La Mancha: “que Haldudos puede haber caballeros, cuanto más que cada uno es hijo de sus obras”. A Emilio Maurer le vendría bien esta lectura. Vale.

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